Lo ha recordado al iniciar su conferencia. Hace dos años, como líder de los socialistas valencianos, compareció en el mismo foro para plantear lo que denominó “la decisión valenciana”. Este lunes, en el Club de Encuentro Manuel Broseta, con una representación de cargos públicos completamente renovada (asistieron la vicepresidenta, Mónica Oltra, y el presidente de las Corts, Enric Morera, así como el alcalde de Valencia, Joan Ribó), el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha constatado que, en efecto, los valencianos decidieron en las elecciones acabar con las mayorías absolutas, lo que implica “un cambio profundo en las políticas”. Y el nuevo jefe del Consell ha añadido que su gobierno “está aplicándose la decisión que tomaron los ciudadanos y que está plasmada en el Pacto del Botànico”.
“Todos los actores saben que, tras contarse por enésima vez, sólo queda la vía del diálogo”, ha indicado Puig, que ha contrapuesto esa característica de su gobierno de coalición con Compromís (al que no ha citado expresamente), apoyado parlamentariamente por Podemos (al que tampoco ha citado explícitamente), al anterior “monólogo del PP”.
“Vamos a estar presentes en todos los debates”, ha anunciado el presidente de la Generalitat, que se ha felicitado de que, después de años de escándalos y corrupción, “poco a poco la normalidad democrática ha vuelto a la Generalitat y a nuestras instituciones”.
La transición hacia un nuevo modelo productivo; la constatación de indicadores “esperanzadores” para la economía valenciana como el descenso del paro, el crecimiento por encima de la media o el repunte en la producción industrial; la apuesta por impulsar “una segunda generación de política industrial reseteando la red de institutos tecnológicos con la creación de la Agencia de Innovación”; la refundación del Instituto Valenciano de Finanzas y la búsqueda de fondos de la Unión Europea han servido a Puig para perfilar su apuesta económica.
Tras comprometerse con una política de “equidad y eficiencia” que se ha plasmado en unos presupuestos para 2016 que ha calificado como “los de la inverisón social”, el jefe del Consell ha considerado “difícil de entender” la actitud del Gobierno de Mariano Rajoy de recurrir la decisión de la Generalitat de recuperar la sanidad universal para extenderla también a los inmigrantes sin papeles.
Puig ha dedicado una buena parte de su intervención a reflexionar sobre las tensiones territoriales para apostar “por un proyecto de España como identidad de identidades, enriquecido tanto por nuestras afinidades como por nuestras diferencias”. El presidente de la Generalitat ha considerado el estado de las autonomías “una historia de éxito que ya hace tiempo que está agotada” y ha propugnado “la solución federal”. Sobre el conflicto independentista en Cataluña, ha reflexionado: “los problemas no desaparecen simplemente ignorando su presencia”. Y ha invocado la política: “Hay que salir al encuentro de Cataluña, con iniciativa, con agenda y con medidas concretas”.
Como era de esperar, -en una jornada en la que ha cerrado filas en esa reivindicación con la presidenta de Baleares, Francina Armengol, que ha visitado Valencia este mismo lunes, y la víspera de acudir a Madrid a entrevistarse con el minsitro de Hacienda, Cristóbal Montoro-, Puig ha reclamado una reforma del sistema de financiación autonómica. “El reto territorial no es solo una cuestión referida a Cataluña”, ha advertido. “Hay otro de una gran magnitud. Probablemente más grande. Y es el problema de la desigualdad de los españoles en estos momentos por razón, fundamentalmente, de la financiación autonómica”.
Para apoyar su afirmación ha desgranado los datos de la injusta financiación valenciana y del déficit inversor en lo que ha calificado como “la peor legislatura de la historia en cuanto a porcentaje de inversiones en la Comunidad Valenciana” y ha reiterado la propuesta de nuevo modelo que defiende la Generalitat. Una propuesta que espera que sea “valorada y discutida”. Puig ha acabado apelando a la unidad alcanzada en esta exigencia por los partidos, organizaciones empresariales y sindicales, las universidades y otras entidades valencianas.
“Que de mis palabras no se entienda en absoluto ni la más leve brizna de victimismo”, ha advertido. “Sabemos que no hay que llorar sobre el plato roto sino aprender la lección para no repetir los errores en el futuro”.