115 cardenales eligen en Roma al líder espiritual de mil millones de católicos. Con independencia de la pérdida de influencia de la Iglesia en los países occidentales, el cónclave continúa siendo el momento en que todo el mundo se pregunta si algo cambiará en sus estructuras. Aquí publicaremos reportajes desde Roma, perfiles de papables e información sobre la elección aparecida en los medios de comunicación.
La segunda oportunidad de Bergoglio
Jorge Bergoglio estuvo cerca de ser elegido sucesor de Juan Pablo II en 2005, o al menos fue el segundo clasificado en todas las votaciones. Ahora los cardenales le dan una segunda oportunidad. Bergoglio, 76 años, es el primer Papa latinoamericano y el primer jesuita que recibe la misión de dirigir la Iglesia católica. Su nombre como Papa será el de Francisco I.
Ya hace ocho años, Bergoglio recibió muchos apoyos porque era un candidato que parecía adecuado para los prelados de distintas sensibilidades. Los conservadores se sentían cómodos con él porque Bergoglio se había mostrado en contra de las tendencias progresistas que son habituales entre muchos jesuitas. Su estatura intelectual estaba garantizada porque había estudiado teología en Alemania.
Durante la crisis económica argentina, había hecho muchos llamamientos en favor de los pobres y desfavorecidos, lo que garantizaba una conciencia social no tan presente en los cardenales occidentales. Por último, su estilo de vida personal era modesto. Vivía en un apartamento, no en el lujo del palacio del arzobispo de Buenos Aires, cogía un autobús para ir a trabajar y se cocinaba sus propias comidas.
Nacido en Buenos Aires en 1936, Bergoglio era hijo de un trabajador ferroviario de Turín que había emigrado a Argentina. Jorge Mario iba a estudiar química, pero en 1958 entró en la Compañía de Jesús. De 1973 a 1979 fue provincial de los jesuitas en Argentina y un año después se convirtió en el rector del seminario en que había estudiado.
Durante la dictadura argentina, Bergoglio se mantuvo lejos de cualquier preocupación política. Cuando muchos jesuitas formaron parte de comunidades de base e incluso denunciaron los crímenes de los militares, él siempre dijo que el lugar de los sacerdotes eran las iglesias. En 1992, se convirtió en obispo auxiliar de Buenos Aires, y seis años después en jefe de la diócesis. Juan Pablo II le hizo cardenal en 2001.
Ideológicamente, su conservadurismo es asimilable al de los dos anteriores pontífices. Llegó a decir que la Ley del Matrimonio Homosexual argentina hería “gravemente a la familia” y se trataba de una “pretensión destructiva al plan de Dios”. “No se trata de un mero proyecto legislativo sino de una movida del diablo”, manifestó.
Su compromiso con cierta idea de justicia social es tan intenso como sus otras ideas. “Vivimos en la zona con mayor desigualdad del mundo. La que más ha crecido y sin embargo, la que menos ha reducido la miseria”, dijo en una reunión de obispos latinoamericanos en 2007. “Persiste la injusta distribución de los bienes, lo que crea una situación de pecado social que clama al cielo”.
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115 cardenales eligen en Roma al líder espiritual de mil millones de católicos. Con independencia de la pérdida de influencia de la Iglesia en los países occidentales, el cónclave continúa siendo el momento en que todo el mundo se pregunta si algo cambiará en sus estructuras. Aquí publicaremos reportajes desde Roma, perfiles de papables e información sobre la elección aparecida en los medios de comunicación.