Juan Diego Botto debutó en la gran pantalla con tan solo 9 años. No era un camino al que llegara por casualidad. Aprendió el oficio en la escuela de su madre, la actriz y profesora de arte dramático Cristina Rota. Su padre, Fernando Botto, que también era actor, desapareció en 1977 durante la campaña de terror del dictador Videla en Argentina.
Esta ha sido una de las mil luchas de Botto, la de que se hiciera justicia con los desaparecidos por aquella infame dictadura militar. Pero al actor le han sobrado siempre los motivos para mostrarse combativo y comprometido con lo que nos rodea: la defensa de la cultura, de lo público, el no a la guerra y a la corrupción, el sí a los derechos de los migrantes, la denuncia de la situación de los refugiados, la importancia de la memoria, también aquí.
Casi cuarenta años después de su debut, la imagen de aquel niño de ojos profundos asomándose a la gran pantalla preside su cuenta de Twitter, en la que se combinan sus luchas y sus proyectos. Entre ellos, la serie White Lines, thriller estrenado este viernes en Netflix y que es lo nuevo de Álex Pina, creador de La casa de papel.
Del estreno de la serie, que se encuentra entre lo más visto en la plataforma, ha charlado con Ignacio Escolar. “No esperábamos un éxito tan rápido y tan contundente”, “son datos apabullantes”, ha contado. “La serie tiene el sello de Pina y eso se nota”, ha destacado Botto sobre la producción que está conquistando los mercados internacionales.
Botto, también ha dado algunas pinceladas de su próximo proyecto, una película en la que dirigirá a Penélope Cruz y que será un thriller social inspirado en la crisis económica de 2008.
El actor ha hecho una defensa apasionada de la cultura, en unos momentos en lo que es más necesaria que nunca. En su opinión, el sector ha sido despreciado durante mucho tiempo por una parte de la política porque aporta “una mirada crítica de la realidad que nos toca vivir y eso siempre resulta incómodo para el poder”. “Como el poder está vinculado a la creación de opinión, se extiende ese pensamiento de que la cultura es algo superfluo y que somos vividores de lo público”, ha reflexionado.
El futuro del teatro
Botto, propietario de la sala de teatro Mirador, en Madrid, es consciente de que las “artes escénicas van a sufrir mucho” por esta pandemia.
“Muchos teatros con el 50% del aforo no se sostienen y una vez que se pueda sobrepasar este aforo, no sabemos cuando la gente se va a atrever a venir, si van a poder pagar la entrada y qué temor van a tener”, ha reflexionado.
Además, el actor ha denunciado que todavía no se han establecido protocolos claros para la apertura de los teatros, y que volver a abrir es su máxima preocupación porque “hay mucha gente que vive de ello”.
“Nosotros tenemos una sala pequeña, pero es una sala importante y son muchas las compañías que pasan por ella y dependen de ello”, ha explicado.
Botto, ha dado la “bienvenida” a las ayudas aprobadas por Cultura, pero ha advertido de que no son suficientes: “Serán necesarias más”.
La impunidad del franquismo
Ante la pregunta de una de las socias de eldiario.es, ha reflexionado sobre la “nostalgia” del exiliado. Él llegó a Madrid con tan solo cuatro años huyendo de la dictadura Argentina. “Hay una nostalgia que no se va nunca, que tiene que ver con la decisión de mantener un vínculo, porque lo que te desarraigó de alguna manera fue traumático”, ha reconocido.
En este punto, el actor ha remarcado que pese a lo terrible que fue la dictadura argentina, comparativamente con la española duró mucho menos y esto se nota en la huella que ha dejado.
“Una de las deudas mas grandes de la democracia española es la deuda con los represaliados del franquismo”, ha denunciado, remarcando que entendiendo cómo se fraguó el llamado pacto del olvido en su momento “con el tiempo resulta inexplicable que no se pague esa deuda con aquellos que lucharon por la democracia”.
Así, para Botto esto explica que sigamos pagando hoy “la impunidad del franquismo” porque “cuando no echas cuentas con un genocidio todo lo demás se hace pequeño”.
Un derecho sagrado, pero, ¿con qué intereses?
También contestando a la pregunta de un lector, el protagonista de White Lines ha opinado sobre las protestas contra el Gobierno que están teniendo lugar en algunos barrios ricos y de las que han circulado imágenes como las de un señor con un megáfono en un descapotable.
“El derecho a la manifestación debe ser sacrosanto”, ha defendido, a la vez que ha señalado que es el momento de reflexionar sobre la ley mordaza y “lo lesiva que ha sido para la democracia”.
Y a continuación ha argumentado: “Cuando un sector social se manifiesta es por la defensa de sus derechos objetivos, el colectivo de trabajadores el 1 de mayo, el colectivo LGTBI, las mujeres el 8M... Si los barrios más ricos de Madrid salen a manifestarse, será para defender sus intereses porque los sienten cuestionados. La pregunta es, ¿cuáles son esos intereses?”.
El actor ha recordado que hay muchas personas sufriendo las consecuencias de la pandemia. “Para mí es mas importante atender las colas en bancos de alimentos en cualquiera de los otros barrios de Madrid que a señores con megáfonos en descapotables”.
En este sentido ha señalado que “la defensa importante es la de los sectores mas vulnerables” y que por eso “hay que mancomunar la salida de la crisis”. Botto ha propuesto que “quien más tiene, más pague”, creando impuestos especiales y para que “nadie se quede atrás”, de forma que no se repitan las situaciones de crisis anteriores. “Quizá esto explique por qué se manifiesta ese señor en el Mercedes”, ha remachado.
Y si te perdiste alguna de las charlas anteriores, no te preocupes, que aquí están todas y además los mejores momentos de cada una. ¡Te esperamos!