Once sencillas formas naturales de tener la casa más fresca en verano sin aire acondicionado

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Marta Chavarrías

14 de julio de 2022 23:20 h

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Cuando llega el calor algunas personas se lamentan de no tener aire acondicionado para refrescar su casa. Sin embargo, climatizar nuestro hogar no solo se consigue enchufando este aparato. Existen otras formas menos impactantes para el medio ambiente y eficaces para mantener fresco el interior.

Once sencillas formas naturales de tener la casa más fresca en verano

No hablamos de medidas sofisticadas ni complicadas sino que se trata de medidas fáciles de llevar a cabo, aunque ello no signifique que no sean efectivas. A continuación recogemos algunas de las recomendaciones que hace el Instituto Catalán de Energía y que pueden ayudarnos a ahorrar energía y dinero sin tener que pasar más calor de la cuenta (y sin gastar más de lo deseado):

  • Ventilar la casa en las horas de menos calor: es importante abrir la casa durante las primeras horas del día o por la noche, porque es cuando las temperaturas son más bajas. Si conseguimos generar corrientes de aire en la vivienda, renovaremos el aire del interior. Es suficiente con abrir durante 10 minutos.
  • Bajar persianas y cerrar ventanas en las horas de más calor: si el aire exterior es más caliente que el interior de la casa debemos evitar que este se filtre dentro. Toldos, persianas y cortinas evitan la entrada de calor en verano, sobre todo en las horas centrales del día, que es cuando las temperaturas son más elevadas. La renovación de aire debe limitarse durante estas horas.
  • Aprovechar las corrientes de aire: es una de las formas en las que podemos recibir una sensación de frescura de forma directa. Pero es importante conocer cuáles son las ventanas por las que entre o sale el aire. Así, tendremos que abrir un poco por las que entra el aire y del todo por las que sale. Las ventanas que dan a patios interiores suelen ser las que más aire fresco reciben. De esta manera, el circuito que se genera es más eficaz.
  • Instalar doble vidrio y burletes en puertas y ventanas: esta medida permite ahorrar en el consumo energético de refrigeración, según el Instituto Catalán de Energía.
  • Utilizar ventiladores: aunque un ventilador no reduce la temperatura del aire, sí permite que este circule más rápido, lo que favorece que la evaporación del sudor se acelere y ayude al cuerpo a refrescarse. Es preferible el uso de un ventilador de techo que gire hacia la izquierda porque así tira el aire caliente hacia el techo. Algunos ventiladores con agua pulverizada, nebulizadores de agua o evaporativos permiten enfriar la temperatura ambiente. 
  • Evitar el uso de ciertos electrodomésticos durante el día: el objetivo es, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), disminuir las fuentes de calor. Por tanto, es recomendable no usar electrodomésticos como el horno, la secadora, el lavavajillas, la televisión o cualquier otro que genere calor. Si es posible, es preferible no usarlos. Mejor cocinar de noche.
  • Usar iluminación LED o bombillas de bajo consumo: este tipo de bombillas emiten menos calor que una incandescente ya que, de toda la energía que gastan, solo el 5% es para iluminar y el 95% se pierde en calor.
  • Priorizar tejidos naturales para la casa: en verano debemos adaptar la casa a las altas temperaturas y esto se traduce en quitar alfombras así como optar por tejidos como el algodón o el lino. 
  • Tener plantas: las plantas de interior, además de decorar, refrescan. Algunas como los potos, el ficus o el aloe vera liberan humedad y aportan una sensación de frescor, lo que ayuda a refrescar la casa y a formar una barrera verde contra el calor gracias al fenómeno de la evapotranspiración, que consiste en liberar al aire, a través de sus estomas (una especie de poros de sus hojas), el agua que ha absorbido por las raíces. Debemos asegurarnos de regarlas solo cuando la tierra esté seca porque el exceso de agua puede pudrir la raíz. En cierta manera, tienen los mismos efectos que un nebulizador. Podemos colocarlas en una zona soleada, cerca de una ventana, para bloquear también la luz solar.
  • Adaptar la ropa de cama al calor: en verano debemos deshacernos de aquella ropa de cama que no vamos a usar, como funda nórdica, cojines o mantas. Podemos apostar por un edredón de verano más ligero o una sencilla sábana encimera. Lo mismo podemos hacer en el sofá, donde podemos poner una funda de algodón o de lino para dar sensación de frescura. 
  • Hidratarnos y refrescarnos: beber agua, incluso si no tenemos sed, es clave para manteneros hidratados. También puede ayudarnos refrescarnos en las muñecas  o la nuca con agua bien fría para bajar la temperatura corporal un poco durante un rato.

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