Tengo alergia a mi mascota, ¿debo renunciar a ella?
En los últimos años ha habido un aumento en la prevalencia de las alergias a animales, un incremento motivado sobre todo porque cada vez hay más gente que tiene una mascota en casa. Se calcula que más de la mitad de los hogares europeos conviven con al menos una mascota, sobre todo perros que, junto con los gatos, son los animales que más residen dentro del hogar.
En concreto, en España hay más de 28 millones de mascotas y en más del 40% de los hogares hay un animal doméstico, según la Asociación Española de la Industria y el Comercio del Sector del Animal de Compañía (AEDPAC). Los animales domésticos son una de las causas frecuentes de enfermedad alérgica respiratoria, con una prevalencia que va en aumento.
Aunque los animales más relacionados con casos de asma son el perro y el gato, también se han descrito alergias a otros como el hámster o el conejo, e incluso a animales exóticos como iguanas o reptiles. Suelen aparecer en la mayoría de los casos en forma de síntomas leves como molestias leves oculares y nasales o signos más graves como episodios asmáticos.
¿Por qué tengo alergia a mi mascota?
Existe la falsa creencia de que el pelo es el principal culpable de nuestra alergia a un animal. Sin embargo, esto no es así. La causa debemos ir a buscarla en una proteína inofensiva que se encuentra en la piel, la saliva y la orina de una mascota.
Esta proteína se fija en las escamas secas y muertas de la piel de la mascota, la caspa. Se trata de partículas minúsculas que pueden permanecer en el aire durante mucho tiempo, aunque haya poca circulación de aire, y puede acumularse en cualquier lugar. Perros, gatos y otras mascotas peludas o con plumas producen caspa o escamas de piel microscópicas parecidas a la caspa.
Es común notar picor en los ojos tras acariciar a un animal y después tocarnos los ojos. Estos síntomas aparecen cuando el sistema inmunitario de algunas personas reconoce, de forma errónea, la caspa de las mascotas como una sustancia nociva (alérgeno) y, como resultado, produce anticuerpos IgE como mecanismo de defensa.
El pelo de cualquier mascota también puede actuar como portador de otros alérgenos transportados por el aire: polen, ácaros de polvo doméstico y moho. Debe tenerse en cuenta también que tener alergia a gatos o perros es un factor de riesgo para el desarrollo de rinitis alérgica o asma.
Cómo minimizar la alergia a las mascotas
Difícilmente este tipo de alergia acabará con el animal fuera de casa (muchas veces es uno más de la familia y esta opción ni se plantea). Aunque puede requerir un poco de esfuerzo hacer que las cosas funcionen, podemos reducir el riesgo con medidas como:
- Minimizar el contacto: no dejar que entre el animal en las habitaciones donde duermen las personas con alergia o asma, evitar acariciarlos o tocarlos y, en caso de hacerlo, lavarse bien las manos.
- Evitar alfombras: mantener las mascotas alejadas de alfombras y camas para reducir la exposición a la caspa. Cualquier tela o material con el que las mascotas entren en contacto debe aspirarse o lavarse con frecuencia, sobre todo la cama para mascotas.
- Limpiar, limpiar y limpiar: quitar el polvo con frecuencia mantendrá la caspa, ácaros de polvo y otros alérgenos al mínimo; pasar la aspiradora de forma regular y ventilar la casa cada día.
- Lavar el animal con asiduidad, al menos una vez a la semana: el baño frecuente de las mascotas reduce los alérgenos que se encuentran en su caspa.
- Limpiar jaulas: aunque los hámsters, los conejos y otras mascotas confinadas en una jaula suelen provocar menos problemas a las personas con alergia, la caspa y la orina que producen aún pueden provocar reacciones alérgicas y ataques de asma. Sus jaulas deben limpiarse al menos una vez a la semana, así como también las cajas de arena de los gatos.
- Usar la medicación que nos haya pautado el especialista si notamos algún síntoma.
Siempre es una decisión individualizada, basada en la gravedad de los síntomas de la alergia y de cómo se pueden controlar, si tener o no mascota en caso de tener alergia. El tratamiento farmacológico en estos casos suele incluir un antihistamínico oral, nasal o en colirio para los síntomas de rinitis o conjuntivitis alérgica; y un corticosteroide nasal para reducir la inflamación de la mucosa nasal.
En el caso de asma alérgica, el tratamiento incluye inhaladores de corticosteroides combinados con broncodilatadores inhalados, lo que nos ayudará a disminuir la inflamación bronquial.
También puede ser recomendable usar vacunas, siempre bajo la supervisión de un especialista en alergología. Este tratamiento está indicado sobre todo para personas con alergia que, por su trabajo, tienen que estar en contacto diario con animales, como veterinarios. Las vacunas con las que se cuenta son efectivas para animales como perro, gato o caballos.
¿Hay razas hipoalergénicas?
Todos los perros y gatos pueden causar síntomas de alergia, y algunas razas más que otras. Pero no existen las hipoalergénicas, todas tienen distintas proteínas a las que nuestro sistema inmunológico puede reaccionar.
Una investigación publicada en American Journal of Rhinology and Allergy analizó 190 hogares con un perro y no detectó diferencias en la concentración de alérgenos en hogares con razas hipoalergénicas, en comparación con otras razas de perros. Esto ocurre porque la longitud del pelaje, la muda y otras variables similares no afectan a la cantidad de caspa que tiene una mascota.
Puede ayudar a reducir la alergia optar por una raza de animal más pequeña porque mudan menos pelo y, por tanto, producen menos caspa. Ello no significa que no podamos sufrir alergia también a estos animales.
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