La salud de nuestro cabello puede verse afectada por varios factores como la edad, el estrés o los cambios hormonales. Es posible que ahora, durante el otoño, muchas personas se sientan preocupadas porque se les cae más el pelo. Sin embargo, si no hay otros problemas asociados, esto es algo normal. Aunque, más que de pérdida, tendríamos que hablar de renovación. De acuerdo con los datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), de cada 100 pelos que tenemos, hay un 12-15% en fase de recambio, lo que significa que tardamos unos cuatro años en renovar completamente la cabellera.
Como explica el dermatólogo Jesús Hernández-Gil a elDiario.es, “suelen existir dos momentos del año en los que se produce una fase de recambio del cabello –los efluvios, solemos decir–, y uno de los más importantes es el que se da entre los meses de agosto, septiembre y octubre”.
Hablamos, como reconoce el experto, de un “proceso reversible porque no se pierde el folículo, aunque sí se recambia más el pelo”. En condiciones normales, este proceso suele durar un par de meses o tres. Pero si persiste en el tiempo “tendremos que investigar si existe algún problema asociado que haga que ese recambio no se autorregule”, afirma Hernández-Gil.
Suelen existir dos momentos del año en los que se produce una fase de recambio del cabello, y uno de los más importantes es el que se da entre los meses de agosto, septiembre y octubre
Y, aunque la dieta no suele ser lo primero que nos viene a la mente cuando notamos cambios en la salud no solo de nuestro cabello, sino también de la piel y las uñas, en realidad es importante.
Cómo ayudar a mantener un cabello sano y fuerte
Una opción es adoptar hábitos de vida saludables, como optar por alimentos que favorezcan el crecimiento del cabello. ¿Qué nutrientes han demostrado promover un cabello saludable?
Nutrientes para el cuidado del cabello
Antes de enumerar los alimentos que nos pueden ayudar, es importante remarcar, como puntualiza en conversación con este medio el nutricionista Fernando Carrasco, que la alimentación no es el único factor que determine el grado de salud capilar: “Sí que podemos afirmar que la alimentación tiene una correlación directa: una persona que cubra sus requerimientos nutricionales tendrá más posibilidades de tener un cabello fuerte y sano frente a otra que no los cubra”, afirma el experto, que matiza que hay otros factores externos en esta ecuación, como la genética, el estrés o los cambios hormonales.
Como en todo, no existe un solo alimento que haga milagros, pero sí “hay estudios que señalan ciertos nutrientes como el hierro, la proteína, la biotina, el selenio, el zinc o las vitaminas A, B12, C, D y E como cruciales para gozar de una buena salud capilar”, señala Carrasco.
Lo corrobora Hernández-Gil, según el cual la recomendación sobre elementos interesantes que nos hagan tener un cabello sano son los “alimentos ricos en biotina, en cisteína y en hierro, fundamentales para el crecimiento del pelo”. Nutrientes que podemos encontrar en la mayoría de los alimentos y, por tanto, “si no existe una dieta muy restrictiva o una complicación concreta no deberíamos tener problema de hierro o de déficit de biotina”, matiza el dermatólogo.
La biotina, que podemos encontrar en alimentos como huevo, carne, pescado o frutos secos, estimula la producción de queratina –la responsable de la fuerza y durabilidad del cabello– para aumentar el crecimiento de los folículos. La vitamina A, por su parte, actúa como el combustible perfecto para el crecimiento ya que, al absorberla, el cuerpo produce sebo, una sustancia que hidrata el cuero cabelludo y lo mantiene sano, igual que a los folículos pilosos. Por tanto, es importante que incluyamos alimentos ricos en betacaroteno, como calabaza, zanahorias, espinacas y col rizada.
El hierro también juega un papel importante en nuestro cabello ya que estimula la producción de hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos que distribuyen oxígeno a las células de todo el cuerpo, las ayuda a reparar y a crecer. El hierro lo podemos encontrar en carnes magras, espinacas, lentejas y cereales fortificados.
Una persona que cubra sus requerimientos nutricionales tendrá más posibilidades de tener un cabello fuerte y sano frente a otra que no los cubra
Si tenemos bien cubiertos los requerimientos de estos nutrientes, tendremos más ayuda para “evitar la caída del cabello así como para evitar déficits calóricos muy agresivos o pesos muy bajos; un IMC por debajo de 16 se asocia a una mayor pérdida de pelo”, advierte Carrasco.
Aunque es importante tener en cuenta que “hay más de 100 alopecias distintas y algunas pueden tener relación con procesos externos como determinadas dietas más restrictivas, o problemas de absorción intestinal”, afirma el dermatólogo, que sí advierte de la importancia de “estar al tanto de los episodios en los que la caída no se soluciona con el tiempo, si en determinadas zonas empieza a caer más o no se recuperan esos efluvios estacionales, siempre habrá que consultar por si hay algún problema asociado o hay algo que no estemos haciendo bien”, advierte Hernández-Gil.
¿Hay alimentos perjudiciales para la salud capilar?
¿Hay, por el contrario, alimentos que afecten de forma negativa a nuestra salud capilar? “No existe un alimento que sea perjudicial para el cabello como tal”, admite Hernández-Gil, aunque “sí es cierto que puede haber algún problema de déficit de algún nutriente como los que hemos mencionado”.
En este sentido, Carrasco sí advierte que “el consumo recurrente de alimentos procesados, alcohol, grasas hidrogenadas o aceites de baja calidad nutricional podrían afectar”. Debemos tener en cuenta que se trata de alimentos bajos en densidad de nutrientes que pueden llegar a desplazar el consumo de otros alimentos “ricos en los componentes beneficiosos que hemos mencionado antes”, afirma el nutricionista.
Aunque, con una alimentación equilibrada y saludable, y si cubrimos todos los requerimientos nutricionales, “no existe la necesidad de suplementar con complementos alimenticios, convendría valorar cada caso de forma personalizada”, afirma Carrasco, siempre teniendo en cuenta que no haya ningún problema asociado.