El congelador no es solo para los helados y los cubitos de hielos. Hay motivos para considerarlo también una extensión de la despensa ya que podemos aprovechar al máximo su espacio para preparar recetas y llenarlo con nuestras comidas favoritas que podremos usar cuando necesitamos.
La congelación no solo nos ayuda a reducir el desperdicio de alimentos –en España, los hogares desperdiciaron más de 1.200 millones de alimentos en 2022– porque nos permite guardar verduras cortadas en rodajas o restos de pollo para más adelante. También puede suponer un atajo para cocinar platos como arroz o guisos, especialmente si cortamos frutas y verduras lavadas y cortadas y tenemos a mano las recetas o bases culinarias más socorridas.
Pero, ¿cuáles son estas preparaciones culinarias que deberíamos tener siempre en el congelador y aguantan mejor la congelación?
¿Puedo congelar cualquier preparación?
Prácticamente cualquier alimento se puede congelar. El Departamento de Agricultura estadounidense (USDA) explica que podemos congelar casi todo, excepto los huevos con cáscara y los productos enlatados. Aunque algunas preparaciones como la mayonesa, la salsa de crema y las verduras pueden no aguantar bien la descongelación ya que, aunque son seguros, la textura puede cambiar.
Es el caso también de las verduras crudas como la lechuga o los tomates, los champiñones o la fruta que tomamos tal cual, aunque no la que usamos para elaborar batidos o purés de fruta. Tampoco los alimentos con alto contenido en grasa como la nata son buenas amigos de la congelación porque tienden a cortarse, ni los lácteos o alimentos con alto contenido en almidón.
Por tanto, debemos tener en cuenta lo siguiente: se pueden congelar muchos alimentos cocinados siempre que no haya ingredientes que 'beban' agua, como patatas, pasta o arroz –a menos que este forme parte del algún tipo de comida más compleja como verduras rellenas o albóndigas–. Si lo hacemos, al descongelar su consistencia no será muy agradable porque el agua que han absorbido durante la cocción se congelará y, al descongelarse, les dará esa textura nada apetecible.
Recetas básicas para congelar
Ya hemos visto qué recetas es mejor no congelar. Ahora veremos qué recetas y preparaciones básicas sí podemos guardar en el congelador sin problema y que, al descongelar, se recalentarán a la perfección y tendrán un sabor como si las acabáramos de elaborar.
Pero no sin antes recordar que la congelación mantiene la calidad, pero no la mejora, lo que se traduce en que debemos usar productos y preparaciones en buenas condiciones: las frutas y verduras poco maduras, por ejemplo, carecen de sabor, y las que están demasiado maduras o blandas seguirán siendo blandas tras la congelación.
Sofrito básico
Podría ser el rey del 'fondo de congelador'. Un sofrito básico nos permite recurrir a él para preparar con rapidez un delicioso plato, sea de lo que sea. Podemos aprovechar cuando preparemos algún sofrito para un plato y hacer de más, una buena cantidad, para congelar y guardar en pequeños táperes. Bastará con descongelar un poco a temperatura ambiente y usarlo con el plato que queramos.
Un sofrito básico –cebolla picada fina, tomate rallado o picado, pimiento rojo o verde, ajo bien picadito y otros ingredientes al gusto– lo podemos preparar con un poco de aceite de oliva para después congelar y guardar para fututos platos. Son perfectos para congelar y tener siempre a mano.
También podemos congelar un sofrito al estilo boloñesa, es decir, con carne picada. Esta preparación es muy versátil y podemos usar en infinidad de platos: pasta, berenjenas rellenas, calabacines, lasañas, entre muchos otros.
Salsa de tomate
Igual que el sofrito, la salsa de tomate es otra receta básica que podemos usar en infinidad de recetas y que podemos congelar en pequeños envases, calculando más o menos la cantidad que necesitaremos en cada una de ellas para sacar solo la necesaria.
Pollo y aves, verduras o pescado
Si los cocinamos en salsa, este elemento líquido actuará como una capa protectora y evitará que el aire frío seque el resto de alimentos. Pero también podemos hacerlo más simple. En el caso del pollo, podemos usar pechugas y sazonarlas con sal y pimienta y hornear sin que se cocinen demasiado, pero que tampoco queden rosadas por dentro.
Guisos, estofados o caldos
Las preparaciones líquidas o blandas –caldos y guisos de todo tipo– se mantienen bien en el congelador porque, al descongelar, son capaces de mantener en gran medida su sabor y textura iniciales. Podemos preparar guisos de carne o lentejas y congelarlos sin problema.
El caldo, sea de carne, pollo o verduras, es otro de los indispensables del 'fondo de congelador'. La mayoría de las veces, cuando preparamos caldo, solemos hacer más cantidad de la que comeremos, por lo que es una muy buena idea almacenarla en envases según nuestras necesidades. También podemos aprovechar un día para hacer varios tipos de caldo y congelarlos, preferiblemente, en tarros de cristal. Solo tendremos que asegurarnos de que está bien frío antes de meterlo.
A grandes rasgos, podríamos decir que los alimentos más adecuados para congelar son aquellos que contienen suficiente salsa o líquido para crear una capa protectora alrededor del alimento y evitar que se seque. La carne con salsa de tomate, por ejemplo, es más adecuada para congelar que un estofado.
Fruta fresca en trocitos (o entera si es pequeña) y hierbas aromáticas
Si lo que queremos es tener fruta a punto en cualquier momento, podemos congelar la fruta fresca, cortándola a rodajas sobre una bandeja para hornear grande forrada con papel y congelarlas hasta que queden sólidas. Después, podemos ponerlas en bolsas y etiquetarlas. Es una muy buena manera de congelar rápidamente cualquier cosa en trozos individuales.
Un método que nos puede servir también para las verduras: las hervimos antes en trozos de un tamaño uniforme, las enfriamos en agua fría, las escurrimos y las congelamos.
También son otro elemento indispensable de todo buen congelador las hierbas frescas aromáticas, que siempre viene bien tener a nuestro alcance a la hora de elaborar una rica receta. Albahaca, cebollino, menta o perejil las podemos congelar para que conserven su aroma y sabor, no sin antes retirar el tallo y envolverlas en pequeños paquetes o bolsas de plástico, bien etiquetadas.
Masa casera de pizza
La podemos elaborar y congelar por raciones, envuelta en papel film o envasada en un táper, para que cuando queramos hacer una pizza casera podamos sacar las raciones exactas.
Cuidado con sazonar demasiado
A la hora de sazonar un plato debemos tener en cuenta que algunos condimentos se vuelven más fuertes o amargos durante la congelación; aunque otros se debilitan. Por este motivo es mejor que agreguemos el condimento justo antes de servir.
Consejos para congelar estos ingredientes
A la hora de congelar los alimentos, es fundamental enfriar las comidas preparadas antes de poner en el congelador, pero antes de las dos horas posteriores a su cocción. También lo es el tipo de recipiente que elijamos. Lo que debemos tener en cuenta es que el recipiente que usemos sea lo más hermético posible: la exposición al aire hace que los alimentos pierdan calidad.
Etiquetar los alimentos es también otro punto primordial. Para ello, lo más fácil es escribir en el recipiente o la bolsa el nombre del plato y su contenido, la cantidad de porciones y la fecha de congelación, lo que nos permitirá saber con exactitud cuánto tiempo lleva en el congelador.