Hierbas para relajarse, para digerir, para dormir... son numerosas las plantas que se preparan en infusión por sus particularidades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) admite que en varios países de África y Oriente, el 80% de la población todavía usa plantas para curarse. Y las infusiones son una de las maneras que tenemos de beneficiarnos de algunas de las propiedades de las plantas aromáticas. Las infusiones se usan para agregar sabor a una bebida. Por definición, una infusión es una bebida que se elabora añadiendo un ingrediente aromatizante (té o hierbas) en un líquido (en la mayoría de los casos agua caliente).
El uso de infusiones y tés puede confundirnos. A pesar de que en ocasiones se tratan como si fueran lo mismo, en realidad no lo son. La gran diferencia la aporta uno de sus ingredientes: la teína. El té se considera tal porque contiene teína (cafeína procede de Camellia sinensis). La infusión, en cambio, no necesariamente tiene teína, sino que se obtiene de flores, hojas, frutos o semillas que se añaden al agua hervida. Teniendo esto claro, podemos hablar ya de cuáles son algunos de los tés e infusiones más consumidos y sus beneficios.
Principales infusiones y sus beneficios
- Té negro. Está cargado de polifenoles antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres. Una de sus principales aportaciones es que ayuda a aumentar la resistencia del cuerpo a las infecciones. Su contenido de cafeína es la mitad que en el café. Sin embargo, su concentración de taninos puede inhibir la absorción del hierro contenido en los alimentos, por lo que es recomendable no beberlo durante las comidas.
- Té verde. Es rico en antioxidantes y vitamina C y E. Es reconocido por sus muchos beneficios para el cuerpo: ofrece casi los mismos que el té negro (de hecho, procede de la misma planta), pero con menos cafeína. Su cantidad de polifenoles, en cambio, es mayor. En un metaanálisis realizado en 2015, se demostró que beber una taza de té verde al día reducía el riesgo de desarrollar cáncer en un 2%. Según los expertos, las personas que bebieron más té tenían un 21% menos de riesgo de cáncer que los que no bebieron té.
- Rooibos. También conocido como el té de arbusto rojo, usa las hojas de Aspalathus linearis. Es una infusión sin cafeína originaria de Sudáfrica que se puede beber con o sin leche. Los estudios le atribuyen efectos antioxidantes y anticancerígenos. Puede ayudar a reducir los niveles de colesterol malo y triglicéridos tras los atracones de grasas navideños. Se hace referencia a esta bebida como té, pero no contiene teína porque no procede de Camellia Sinensis.
- Manzanilla. Ayuda a mejorar el metabolismo. Además, y gracias a que contiene glicina, un aminoácido que alivia los espasmos musculares propios del empacho y la indigestión, también ayuda a aliviar los calambres menstruales y las molestias relacionadas con el síndrome del intestino irritable. La glicina es también un sedante suave, por lo que tomar una taza de manzanilla antes de acostarse puede ayudar a combatir el insomnio. Es un importante digestivo, de ahí que a menuda se elija como una infusión después de las comidas. Un estudio publicado en Journal of Agricultural and Food Chemistry descubrió que beber cinco tazas de manzanilla todos los días durante dos semanas aumenta los marcadores de actividad antibacteriana.
- Menta. Esta planta adelgazante es conocida por facilitar la digestión y por tener un ligero efecto supresor del apetito. Posee propiedades antisépticas, estimulantes y antiespasmódicas. También es un importante antioxidante, lo que ayuda, entre otras cosas, en los problemas de colesterol y circulación sanguínea. Sin embargo, es preferible no tomarla por la noche porque puede dificultarnos el sueño.
- Jengibre. Zingiber officinale es una raíz rica en gingerol, un ingrediente activo antibacteriano, antiséptico y antiinflamatorio, útil en casos de bronquitis o dolor de garganta. También ayuda a mejorar la circulación sanguínea.
- Tila. Es la infusión tranquilizante por definición. Por ello, muy aconsejable tomarla después de cenar y antes de ir a dormir por su efecto sedante. En algunos casos puede usarse también para el alivio de cólicos y en caso de dolores estomacales.
- Valeriana. Son aconsejables para relajarse y dormir bien. Tiene efectos sobre el sistema nervioso central, de ahí que se aconseje para aliviar el dolor de cabeza.
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El proceso, a simple vista, es simple: se vierte en agua caliente material vegetal (en forma de bolsitas u hojas secas), se espera un tiempo para que coja sabor y se elimina la materia vegetal antes de beber. Pero deben tenerse en cuenta algunos aspectos:
- El tiempo es clave para cada infusión en particular. Es recomendable seguir los tiempos de preparación de cada producto.
- No todos los tés requieren la misma temperatura, cada uno de ellos requiere una temperatura determinada para optimizar su sabor. En general, cuanto más ligero es el té, menor debe ser la temperatura. Por ejemplo, los tés verdes es suficiente unos 65ºC, mientras que los tés negros es mejor unos 90ºC.
- Es preferible no usar recipientes de aluminio porque ciertas hierbas y algunas mezclas de tés pueden reaccionar con el metal.
- En una infusión, el agua no debe hervir, solo calentar, es decir, debe apagarse el fuego antes de que arranque a hervir. Con el fuego apagado, ya se puede tirar la hierba y dejar reposar un rato. Al dejar hervir el agua pueden perderse algunos de los principios activos de las plantas.
No debe confundirse una infusión con una tisana, términos que a menudo suelen utilizarse como si fueran una misma cosa. En las tisanas, a diferencia de la infusión, sí se hierve el agua y, además, con la hierba dentro, durante unos minutos.
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