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Cinco equívocos sobre las cervezas sin alcohol que conviene relativizar

Genetics4good

Jordi Sabaté

Según algunos cálculos, España es el país de Europa que más cerveza de la categorías “sin alcohol” bebe, cerca del 14% del total de cerveza anualmente consumida. Es decir que se trata de un sector pujante que se está seduciendo a muchas personas que buscan una alternativa refrescante a la cerveza clásica -con alcohol- ya sea por no poder tomar alcohol por salud o preferencias o bien porque en un momento dado tienen que conducir o realizar alguna otra actividad que requiere atención.

El etanol -alcohol- es un tóxico natural y por tanto es malo para nuestro cuerpo, al menos desde el punto de vista fisiológico, por lo que cualquier sustitutivo que lo elimine de nuestras preferencias o bien reduzca su cantidad, siempre es recomendable. Por esta razón, las cervezas sin alcohol deben ser siempre bien recibidas desde el punto de vista de la salud.

Ahora bien, debido tanto a algunas campañas de mercadotecnia de los cerveceros como a ciertos malentendidos respecto a su clasificación legal, o sus beneficios salutíferos, se han extendido ciertos equívocos respecto a esta categoría que conviene poner en claro. No se trata de que nunca sean ciertos los asertos extendidos en materia de cervezas rebajadas en alcohol -que es lo que en realidad son-, sino de que no lo son por norma y de que existen muchos matices respecto a ellas. A continuación te exponemos cinco de estos equívocos.

1. Las cervezas sin alcohol no tienen alcohol

En nuestro artículo ¿Cuántas cervezas 'sin' tengo que beber para emborracharme? ya exponíamos las ambigüedades de la regulación de la etiqueta “Sin”. Dicha ambigüedad se deriva en buena parte de la imposibilidad física de garantizar totalmente que una bebida no tiene ni rastro de alcohol, dado que siempre se pueden fermentaciones incontroladas de azúcares residuales tras una contaminación por levaduras.

Hasta 2016, la legislación contemplaba un solo límite de menos del 0,05% en volumen de alcohol para denominar a una cerveza como “Sin”. A partir de 2016 el límite se extiende hasta menos del 1% para no dejar fuera a toda una serie de productos dentro de este rango y que antes iban en la categoría de “bajos en alcohol”, una categoría que no les correspondía, porque hacía referencia en realidad a las cervezas entre 3% y 5% en volumen de alcohol.

Este cambio también se deriva de la mejora de los procesos de obtención de las cervezas rebajadas en alcohol, ya que si bien antes se conseguían controlando al máximo la fermentación en base a regular la temperatura y las poblaciones de levaduras. En los últimos años se ha apostado por dejar que se complete la fermentación, eliminando así el azúcar residual, y después eliminar el alcohol producido por evaporación, diálisis u otras técnicas, que permiten rebajar el grado casi a cero sin, y esto es muy importante, perder su sabor a cerveza, algo que antes no sucedía.

2. La categoría 0,0 no está regulada

La categoría 0,0 es una categoría inventada por los cerveceros para destacar que determinado producto tiene un grado especialmente rebajado de alcohol, rayano en el 0% en volumen, seguramente conseguido por los modernos métodos arriba especificados. Pero no es una categoría con valor legal ni regulada; es mercadotecnia. A efectos regulatorios es una cerveza “Sin” y da lo mismo que tenga 0% que 0,9%, siempre que se sitúe por debajo del 1%.

De lo contrario será una cerveza con bajo contenido en alcohol si está entre el 3% y el 5%, y a partir de ahí una cerveza normal, con sus diferentes clasificaciones. Te recomendamos el artículo Tipos de cerveza: breve guía refrescante para aclararse, si quieres conocerlas. En principio no es ni correcto ni incorrecto destacar que una cerveza es 0,0% siempre que se matice en el etiquetado nutricional su verdadero grado.

3. Tienen menos calorías que la cerveza normal

Actualmente esto es cierto, pero muchas personas lo hacen extensible a las llamadas “cervezas bajas en alcohol”, que ya hemos dicho que son una categoría regulatoria. Conviene no confundirse, porque aquí las calorías dependerán del método de obtención de la cerveza rebajada. En principio las 0,0, y también la mayoría de las “Sin”, presentarán pocos o ningún azúcar residual, ya que se han obtenido por fermentación completa de este y después la extracción del alcohol.

Pero este no es el caso de las rebajadas -entre 3% y 5% en volumen de alcohol-, donde se detiene la fermentación en un momento dado y se dejan, por tanto, azúcares residuales, con lo que su poder calórico será similar al de la cerveza normal, si no algo mayor. Dejar claro que de todos modos, al tener menos alcohol, que siempre serán mucho más saludables.

Además, los azúcares nunca son en cantidad los de un refresco carbonatado, a no ser que los haya añadido el cervecero. En todo caso toca remitirse a leer el etiquetado nutricional. Aquí te damos 10 trucos para leer el etiquetado nutricional de los alimentos de forma rápida y provechosa.

4. Es un suplemento vitamínico para embarazadas

Las cerveza se ha fomentado tradicionalmente entre las embarazadas con el argumento de su aporte suplementario de folatos -vitamina B9-, tan necesarios en la gestación y de los que hay riesgo de que se produzca déficit. De ahí la leyenda de que en la Irlanda rural las gestantes se alimentaban de Guinness…

Este mismo argumento se ha usado en la mercadotecnia cervecera para fomentar las “Sin”. Tienen muchas virtudes y no hay duda de que son perfectas para sustituir a la cerveza tradicional en la gestación, pero su aporte en ácido fólico apenas cubre un 3% de las necesidades diarias humanas. Mejor tomar los folatos de las ensaladas, donde los hay en mucha mayor cantidad.

5. Son el sustituto ideal del agua para los abstemios

Si eres de los que no sabes que beber cuando llegan las fiestas del pueblo porque pasas tanto del azúcar como del alcohol, sin duda las cervezas “Sin” son una de las grandes alternativas. Pero nunca pueden sustituir al agua por sistema por la sencilla razón de que son una bebida gaseosa y por tanto tienden a hinchar el estómago, lo que puede provocar una falsa sensación de hambre donde se inicie el círculo vicioso de la obesidad. En las personas con incompetencia cardialson especialmente desaconsejadas.

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