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Cactus y suculentas: cómo lograr que sobrevivan dentro de casa

Están por todas partes. Tan pronto te encuentras con un aloe, un cactus o un kalanchoe en el súper, que te cruzas con ellos en una tienda de muebles, de donde te los puedes llevar por pocos euros. O te tomas un café en un establecimiento con una haworthia encharcada que languidece en mitad de la mesa. No es extraño que cactus y plantas suculentas arrasen también en las redes sociales: bien cuidadas, se mantienen verdes en el salón todo el año. Y lo verde se ha convertido en likes. 

En los tiempos que corren, a muchos nos resulta un alivio rodearnos de todo ese verdor. Y, francamente, son un objeto decorativo barato: desde tres euros (aunque las hay mucho más caras) podemos empezar a colmar de verde el apartamento. A pesar de su fama de facilonas, cuidar de una suculenta tiene sus trucos. Estos son algunas pautas para que vivan felices y sanas en tu salón. 

¿Cactus o suculenta? Es lo mismo, pero no es igual

Todos los cactus, técnicamente, son plantas suculentas (del latín suculentus, jugoso) porque poseen órganos especializados en almacenar agua (en sus hojas o tallos), una característica que los ayuda a sobrevivir en los climas áridos. Ahora bien, solo el cactus posee areolas, una protuberancia de donde surgen las espinas, y que está ausente en el resto de suculentas, como el aloe. 

Aun así, adquieren múltiples formas: las hay redondeadas y angulosas. Unas tienen espinas mientras que otras son suaves y hasta peludas. También las hay de distintos colores: sus hojas cubren todo el espectro del arcoíris. [Hace días te contamos cómo transformar un hueso de aguacate en una planta.]

Cactus: mejor cerca de la ventana

Los influencers de las plantas no suelen citar este truco sencillo para evitar que tu cactus se muera o sufra una enfermedad; y tengas que comprar otro. Coloca tus macetas a menos de un metro de una ventana soleada.

Por mucho que el cristal sea transparente, filtra la mayoría de los rayos ultravioleta (UVB) que tu planta necesita para crecer y mantenerse sana. Calcula que por cada metro que te separes del cristal, la incidencia de los UVB se divide a la mitad; algo que estos habitantes naturales del desierto no llevan nada bien. 

Pero qué sería de las reglas sin sus excepciones. Es cierto que la mayoría de los cactus y suculentas necesitan tanta luz como puedas darlos. Pero otros no solo toleran un poco de sombra, sino que la prefieren. 

Eso convierte a plantas como la sufrida haworthia (que parece una flor verde) y la gasteria en dos buenas alternativas para cualquier espacio del salón apartado de la ventana que queramos decorar por poco dinero. Ambas toleran que las coloques hasta a tres metros de la luz directa.

Si tienes dudas, recurre a su hábitat natural: estas plantas no suelen encontrarse a simple vista, sino que prefieren el cobijo de otras de mayor porte. Algo similar le sucede a la popular rhipsalid, que se ha hecho famosa gracias a su aspecto de peluca despeinada.

Al contrario que la mayoría de los cactus, ella es un habitante natural de los bosques tropicales. Lo mismo pasa si vives con una schlumbergera, conocida como cactus de Navidad, o con una epiphyllum, el cactus orquídea: ellas también necesitan más agua y vivir en semisombra. 

Cactus: el truco para que se pongan enormes

Otro elemento explica esta fiebre suculenta en los apartamentos: en general, estas plantas toleran con estoicidad la falta de agua. Lo que no se conoce tanto es que, con calor, su crecimiento se duplica siempre que tengan agua a su disposición. 

He aquí un consejo para que se pongan enormes: en verano, intenta regarlas cada cinco días. Es mucho más de lo que tu planta necesita para sobrevivir, pero le vendrá de perlas para coger porte. Pero en invierno hay que espaciar mucho más el riego, y basta con mojarlas una vez al mes. Mantenerlas secas cuando el sol no calienta tanto evita que se pudran. 

Y si las plantas en la terraza, ten cuidado con la lluvia. La mayoría de cactus y suculentas soportan sorprendentemente bien el frío, siempre que sus raíces se mantengan secas. Por eso, mejor ponerlas a cubierto o pegarlas a una pared para protegerlas del agua. Y ya está: una vez que coges el truco a los riegos y a la luz, tanto los cactus como las suculentas son plantas facilonas, y sencillas de mantener contentas.

Suculentas en macetas pequeñas

Tener suculentas en casa tiene otra ventaja: se las arreglan de maravilla incluso en la maceta más diminutas, y también viven felices en recipientes colgantes. A diferencia de otras plantas de interior más tradicionales, ellas han invertido millones de años adaptándose a terrenos difíciles, con suelo escaso, poco fértiles y sin apenas humedad. Un instinto de supervivencia que pueden aprovechar incluso los jardineros más manazas. 

Exigen poco y nos proveen de un refugio verde todo el año. Razones suficientes para amarlas. Y una excusa perfecta para entregarse a su reinado. 

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