Candidiasis: qué hacer ante una de las infecciones más comunes en verano
Las altas temperaturas y los cambios de estilo de vida del verano hacen que, muchas veces, la salud femenina se resienta. La humedad de los bañadores, por ejemplo, favorece el desarrollo de gérmenes como bacterias y hongos, lo que aumenta la aparición de infecciones vaginales como la candidiasis.
La candidiasis es una infección vaginal provocada, a diferencia de la cistitis, por hongos que aparecen normalmente por cambios hormonales —embarazo o menopausia— pero también por otros motivos. De acuerdo con la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), un 75% de las mujeres desarrollará algún tipo de infección por hongos en la vagina a lo largo de toda su vida, sobre todo entre los 20 y 40 años, que es cuando se produce un pico máximo de incidencia.
Se calcula, además, que a los 25 años el 50% de las mujeres habrá tenido al menos un episodio de vulvovaginitis infecciosa, según datos publicados en la Revista Oficial de la SEGO.
Qué es la candidiasis vaginal y por qué aumenta en verano
La candidiasis vaginal es una infección ginecológica causada por el hongo del género Candida, la mayoría de los casos de la especie albicans, responsable del 90% de los casos de vulvovaginitis infecciosa, que se encuentra de forma natural en el cuerpo en zonas como la boca, la piel o la vagina. Cuando crece en exceso es cuando provoca la infección que, pese a no presentar síntomas graves, sí pueden llegar a resultar muy molestos.
Este incremento excesivo del hongo ocurre sobre todo en determinadas circunstancias, como en el caso de que la mujer tenga la menstruación, esté embarazada, tome anticonceptivos orales (tomar anticonceptivos con altos niveles de estrógeno puede alterar la flora vaginal) y no orales como diafragmas y dispositivos intrauterinos, o diabetes mal controlada.
“Una causa muy frecuente de candidiasis vaginal es cuando una mujer recibe un tratamiento antibiótico inadecuado para la cistitis durante más de cinco días”, afirma Luis Resel, Coordinador Nacional del Grupo de Urología Funcional, Femenina y Urodinámica de la Asociación Española de Urología (AEU), que reconoce que un tratamiento demasiado prolongado también provoca otro efecto indeseado como diarrea. “Esto se explica porque el antibiótico también actúa sobre nuestra flora saprófita y la altera”, matiza el experto.
Aunque es posible contraer candidiasis en cualquier época del año, es en verano, con los cambios de temperatura, la humedad y las alteraciones en el pH, cuando coinciden los parámetros perfectos para que se altere el equilibrio de la microbiota íntima, formada por lactobacilos que ayudan a mantener el equilibrio natural de la zona y a luchar contra posibles microorganismos y bacterias.
Por tanto, se producen cambios en la mucosa vaginal que aumentan el riesgo de sufrir candidiasis. Además, al igual que ocurre con la mayoría de hongos, Candida albicans prospera en condiciones cálidas y húmedas.
La sintomatología de la candidiasis suele ser “mayor secreción vaginal, que es más espesa y con mal olor, y sensación de picor permanente”, explica Luis Resel.
Es importante recalcar que el dolor al orinar no tiene nada que ver con el que pueda sentirse con la cistitis: el picor en la candidiasis aparece tanto si se orina como si no, lo que pasa es que durante la micción se puede acentuar el escozor porque el orificio uretral está muy cerca de la zona inflamada.
La consulta con un o una experta es la única forma de saber con certeza si hay infección por hongos, ya que los síntomas de una candidiasis son similares a los de una infección de transmisión sexual u otra infección vaginal. Los resultados de laboratorio de la muestra tomada del flujo vaginal confirmarán, o no, si hay un crecimiento excesivo del hongo Candida.
De confirmar la infección, puede recetar antifúngicos orales, en crema o gel, u óvulos en formato supositorio. A diferencia de la cistitis, la candidiasis no puede tratarse con antibióticos, porque el causante no es una bacteria: de hacerlo, se estarían matando más bacterias de la microbiota vaginal y, por tanto, se facilitaría el camino a los hongos para que se multipliquen.
Prevenir la candidiasis vaginal en verano
Por fortuna, podemos prevenir las infecciones por hongos durante todo el año y, de forma específica, durante estos calurosos meses de verano. La prevención constituye la forma más efectiva de evitar el hongo, en algunos casos mucho más que su eliminación con agentes antifúngicos. Las acciones más efectivas son:
- Mantener la zona genital limpia y seca, así como evitar duchas vaginales y el uso de productos químicos fuertes: muchos jabones y geles de baño contienen químicos agresivos y perfumes fuertes que contrarrestan el equilibrio natural de bacterias saludables en la vagina. Lo mejor es optar por jabones naturales y sin perfume.
- Evitar permanecer con la ropa de baño mojada durante mucho tiempo: ya hemos visto que un entorno húmedo es la condición perfecta para que crezca el hongo, así que tras un chapuzón lo mejor es cambiarse el bañador. Es importante también evitar las piscinas excesivamente tratadas porque el exceso de cloro puede alterar la flora vaginal.
- Cambiar los productos como tampones y protegeslips regularmente para mantener alejadas las infecciones fúngicas.
- Evitar el uso de ropa sintética y prendas ajustadas: la ropa interior sintética como el nailon atrapa el calor y la humedad, lo que aumenta el riesgo de humedad en la zona íntima, así como un aumento de la temperatura corporal cuando se usa ropa ajustada. Como resultado, es más probable que se desarrolle una infección por hongos.
- Priorizar las prendas de algodón, un tejido que se convierte en el mejor aliado porque permite una mejor transpiración que los sintéticos, no retiene ni el calor ni la humedad y deja que la zona respire y se seque.
- Usar preservativo durante las relaciones sexuales para evitar contraer esta y otras infecciones, sobre todo en el caso de parejas no estables. Si bien la infección por hongos vaginales no se considera una infección de transmisión sexual (se puede contraer sin tener relaciones sexuales), sí existe un mayor riesgo de infección al tener una actividad sexual regular.
- Seguir una dieta equilibrada con muchas frutas y verduras y reducir el consumo de azúcar ya que es una fuente de alimento del hongo.
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