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Cinco usos de tu congelador que jamás habrías imaginado

Congelador

Eric Santaona

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A pesar de que el congelador tiene una asignación muy concreta en las tareas del hogar -esto es, congelar los alimentos-, el frío extremo que genera puede ser aprovechado en otro sentido sacándole el partido a las leyes de la física.

En este caso nos vamos a referir al tratamiento de las distintas prendas textiles, tanto para su secado, como para su limpieza o su acomodación. Y es que la acción de las temperaturas muy bajas sobre las distintas materias nos puede ayudar en las tareas domésticas.

Existen mitos al respecto, como el de que las bolas de los jerséis se evitan congelándolos o que las medias ganan firmeza a muy bajas temperaturas. También, que los vaqueros se pueden lavar en el congelador sin necesitar mojarlos.

Pero en otros casos, los remedios son prácticos y tienen fundamento científico; por ello los siguientes trucos:

1. Secar la ropa

Es un truco ideal para secar ropa gruesa como jerséis y vaqueros. Seguramente no lo haremos más rápido que una secadora, pero quizá sí ganemos tiempo respecto al tendedero de la ropa y además, no llenaremos de la casa de humedad.

El truco consiste en poner la ropa en bolsas cerradas herméticamente para que no coja olores de los alimentos, y meterla en el congelador. Cuanto esté congelada, la podemos sacar y la deberemos sacudir para eliminar el agua.

Deberemos hacerlo, por ejemplo, en la ducha o la bañera de modo que no salpiquemos el suelo con hielo. También con la suficiente rapidez para evitar que el hielo se descongele y nos vuelva a empapar la prenda.

En todo caso, para los jerséis conseguiremos eliminar una parte importante de agua y acelerar su posterior secado sin necesidad de centrifugarlos, retorcerlos ni ponerlos en una secadora que podría estropearlos y encogerlos.

2. Eliminar manchas de grasa de la ropa gruesa

De nuevo en vaqueros y jerséis gruesos, pero también en camisetas, podemos aplicar este remedio de urgencia consistente en eliminar algunas manchas siempre y cuando no hayan teñido demasiado las fibras de algodón.

El truco pasa por mojar la zona con algún detergente con agua, quitamanchas o bien con vinagre blanco para que moje las fibras y disuelva la grasa. Después, introducimos la prenda en el congelador dentro de una bolsa hermética y congelamos la prenda.

Al sacarla veremos una chapa de hielo en la zona manchada que deberemos extraer bien arrancándola físicamente, bien sacudiendo la prenda para eliminar el hielo. Es un remedio que nos evitará tener que lavar toda la prenda por una sola mancha.

3. Evitar que los jerséis de lana piquen

Este truco solo puede aplicarse a la lana, cuyas fibras provocan picores a algunas personas debido a que estas fibras naturales tienen a apelotonarse por atracción eléctrica de su superficie, formando una especie de fibra más grande y apelmazada que se muestra áspera al friccionar con nuestra piel.

Generalmente, el uso de suavizantes está destinado a hacer que estas fibras se separen de nuevo reduciendo así su consistencia y abrasión superficial. Es lo que se conoce como una acción tensioactiva catiónica porque da carga positiva a todas las fibras y por tanto se repelen las unas a las otras.

No obstante, una excelente alternativa, y más ecológica que usar suavizante, es el uso del frío, que también uniformiza el sentido de las cargas eléctricas de las fibras, haciendo que se repelan entre sí.

Tras congelar el jersey, bastará que recupere la temperatura para que no pique durante algún tiempo... hasta que se vuelva a cargar eléctricamente. Pero siempre podemos repetir la operación.

Este truco también se puede aplicar en algunas medias, ya que al uniformizar las cargas relaja el tejido al hacer que las fibras se repelan. Y de este modo se evitan las carreras al ponernos las medias.

4. Agrandar los zapatos

El hielo puede ser una excelente horma para los zapatos cuando nos van apretados y queremos dar de sí un poco la piel, ya que el truco está pensado para zapatos y botas de piel.

Llenaremos dos bolsas con cierre hermético con agua y las acomodaremos dentro de los zapatos, de modo que ocupen todo el espacio interior del calzado, pero sin excesiva presión. Seguidamente, meteremos los zapatos en el congelador, dentro de una bolsa, y dejaremos que el agua se congele.

Cuando los saquemos al cabo de 24 horas, comprobaremos que la piel se ha dado. El motivo es que al congelarse, el agua se ha dilatado y ha empujado la piel, estirándola.

5. Despegar chicles de ropa o zapatos

No hay nada más molesto y difícil de eliminar que un chicle pegado a la ropa o a un zapato, con su pegajosa superficie. Ahora bien, si somos observadores veremos que cuanto más calor, más pegajoso es el chicle.

Al contrario, a muy bajas temperaturas se congela y pierde toda su adherencia, soltándose incluso de los tejidos más comprometidos. Y por supuesto, de las suelas de los zapatos.

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