Cuando llega el verano, la piscina es uno de los sitios más anhelados por los niños. Si fuera por muchos de ellos, se pasarían el día entero allí. Pero hay que tener cuidado, porque también es uno de los más peligrosos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la edad constituye uno de los mayores factores de riesgo de ahogamiento: a escala mundial, los índices más elevados de muerte por esta causa corresponden a la franja etaria de 1-4 años, seguida por la de 5-9 años.
En España, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el último lustro del que se han publicado los registros (2011-2015), han muerto 103 niños de entre 1 y 4 años y 42 de entre 5 y 9 años. La Asociación Española de Pediatría (AEP), por su parte, apunta que -a diferencia de los ahogamientos de adultos, que en su mayoría se producen en playas, ríos y otros entornos naturales- el 86% de los ahogamientos se producen en piscinas domésticas. Por ello, se aconseja extremar las medidas para evitar los accidentes en tales espacios.
Es la causa de que tanto la OMS como la AEP, el Ministerio de Sanidad y muchos otros organismos e instituciones especializadas pongan especial énfasis en la prevención de esta clase de accidentes. El siguiente decálogo para la seguridad infantil en piscinas está elaborado a partir de sus datos y recomendaciones.
1. Vigilancia continua
Esta es la máxima número uno: nunca dar la espalda a los niños ni distraerse cuando ellos están en el agua. Según un documento elaborado por la Asociación Española de Técnicos en Salvamento Acuático y Socorrismo (AETSAS), en colaboración con la Escuela Segoviana de Socorrismo, “solo se precisan 27 segundos para que un menor que no sabe nadar comience a ahogarse y de 3 a 5 minutos para que quede con graves secuelas o fallezca como consecuencia de un ahogamiento”. Además, los bebés y niños pequeños se pueden ahogar con un nivel de apenas 6 centímetros de agua.
2. Respetar la 'norma 10/20'
La Asociación Nacional de Seguridad Infantil, que ha lanzado una campaña -titulada con el hashtag #OjoPequealAgua- para concienciar a la población acerca de estos asuntos, recomienda cumplir con la 'norma 10/20'. Se trata de que los adultos observen la piscina al menos cada 10 segundos y que puedan llegar hasta los niños (a sujetarlos del brazo) en no más de 20 segundos. En sus “estrategias que se han comprobado efectivas para la prevención de ahogamientos”, la AEP va más allá y habla de que la vigilancia adecuada se da “cuando la distancia al menor es inferior a la longitud del brazo del cuidador”.
3. Evitar las distracciones
Pequeñas distracciones o descuidos, como ir a atender el teléfono o abrir la puerta, pueden ser causa de ahogamiento de bebés. Si hay más de un adulto, se pueden establecer turnos para que la principal responsabilidad de vigilancia recaiga sobre distintas personas, pero todos deben procurar estar atentos siempre. Y también evaluar las posibilidades de que el niño pueda llegar a la piscina solo en un descuido, y en tal caso tomar medidas para impedir que eso ocurra.
4. Dispositivos de protección
El mejor dispositivo de protección para una piscina es el vallado perimetral, que impide que el niño pueda llegar solo hasta el agua. Según la AEP, “su implementación puede disminuir las muertes por ahogamiento hasta en un 95%, como sucede en algunos países de la Unión Europea”.
No existe legislación vigente al respecto, pero se recomienda que el vallado sea lo bastante alto para que el niño no lo pueda saltar (1,20 metros como mínimo), que carezca de puntos de apoyo por los que el niño pudiera trepar, y con un espacio menor a 10 centímetros entre el borde inferior y el suelo, para que el niño no pueda colarse por debajo. No debe impedir la visión de la piscina. La puerta se debe cerrar de manera automática y el pestillo debe quedar fuera del alcance de los niños.
5. Educación
La AEP recomienda enseñar a los niños a nadar a partir de los 4 años de edad, aunque aclara que se trata de una decisión de los padres y que “existen estudios que afirman que iniciar las clases entre los 1 y 4 años disminuye el número de ahogamientos”. Pero no es ese conocimiento el único que hay que inculcar a los pequeños.
La guía para familias 'Disfruta del agua y evita los riesgos', elaborada por el Ministerio de Sanidad y Cruz Roja, enumera consejos para que los niños se comporten con seguridad: elegir lugares seguros para bañarse, avisar siempre que vayan a entrar al agua, no tirarse de cabeza al agua a menos que se tenga la seguridad de que la profundidad es de al menos 1,80 metros, respetar las normas de la piscina, etc.
6. Dispositivos de rescate
Junto a toda piscina debe haber dispositivos para eventuales rescates, como pértigas, salvavidas y un teléfono para llamar a emergencias si fuera necesario. Por otra parte, hay que tener en cuenta que los flotadores, manguitos, tablas y otros elementos flotantes son de ayuda para los niños, pero pueden dar una falsa sensación de seguridad. Es importante no rebajar la atención más allá de la utilización de esos complementos.
7. Orden para crear un entorno seguro
Cuando ya no se usan, hay que retirar de la piscina y sus inmediaciones todos los juguetes y otros objetos que los niños usan mientras se bañan. De este modo se evita que, en un descuido de los adultos, los pequeños intenten sacar algo de la piscina y caigan al agua por accidente, o que puedan tropezar cerca del borde y caer al agua.
8. Cuidado con el sol y la temperatura
Los peligros de la piscina no se relacionan solo con la posibilidad de ahogamiento. Además de tener cuidado con la acción de sus rayos, para lo cual es importante saber cuáles son las cremas protectoras adecuadas, siempre hay que prevenir la hidrocución, eso que las abuelas llamaban “corte de digestión”. Se produce cuando la temperatura del cuerpo es muy alta y la del agua, muy baja.
Como explica la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), la consecuencia es que baja la frecuencia cardiaca y en casos extremos “puede haber pérdida de conocimiento e incluso paro cardiaco”. Por eso, si el agua está fría, se recomienda refrescar antes el cuerpo de la niña o el niño con pequeños chorros, que entre a la piscina lentamente y que salga de inmediato si se siente mal.
9. Si hay un accidente, actuar de inmediato
Si pese a todas las precauciones hay un accidente, es fundamental actuar de inmediato según las llamadas maniobras PAS: proteger, avisar, socorrer. Lo primero, desde luego, es sacar al niño del agua. Si respira se le debe acostar de lado; si no, hay que iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) lo antes posible, incluso antes de llamar al 112.
La ausencia de oxígeno durante más de cuatro minutos puede causar lesiones cerebrales irreversibles, de modo que, por muy rápido que lleguen los servicios de emergencias, cuando lo hagan puede ser ya demasiado tarde. De allí la importancia de conocer las maniobras de RCP, que son sencillas y están al alcance de cualquiera, como se explica en este vídeo:
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