Cómo hacer caldo de pollo de manera sencilla
Un buen caldo calentito y nutritivo es uno de esos platos que no deben faltar nunca en la mesa cuando empiezan a bajar las temperaturas y necesitamos reconfortarnos rápidamente cucharada a cucharada. De verduras, de pescado o marisco, de pollo o de huesos de ternera u otro tipo de carne, resultan idóneos en cualquier momento cuando el frío aprieta, y además son perfectos para reparar un poco el cuerpo cuando estamos resfriados. El de pollo es todo un clásico con muchos beneficios nutricionales para nuestro organismo.
Es además una receta super sencilla de preparar y que se adapta muy bien —salvo algunos básicos— a lo que tengas en la nevera. Si vas con prisa, puedes preparar un caldo en un santiamén en olla rápida. Para el de pollo necesitarás tan solo media hora una vez haya empezado a hervir y veas que sale el vapor. Si tienes tiempo, es mucho mejor hacerlo a fuego lento, como casi todo en la cocina, para que se vayan integrando los sabores sin prisa. Necesitarás unas dos o tres horas para apagar el fogón y tenerlo listo.
En cada casa se hace el caldo de pollo de una manera distinta, con su toque personal. Con más o menos verduras, con o sin sofrito, solo con carcasas para darle sabor o con muslos o contramuslos para añadirle luego el pollo desmenuzado, con o sin garbanzos (le aportan un gusto inconfundible), con estas u otras especias, dejándolo más ligero o espesándolo al batir algunas de las verduras que hemos usado para el caldo.
En cualquier caso, la base siempre suele ser la misma: carcasa o carne de pollo, zanahorias, puerro, apio, nabo, patata y chirivía. Y los beneficios que nos aporta, también. Un buen caldo de pollo nos ayuda a cubrir nuestras necesidades diarias de aminoácidos esenciales y zinc, lo que incide en la salud de nuestra densidad ósea y masa muscular. Pero no son los únicos beneficios para nuestra salud:
- El caldo de pollo es un alimento muy beneficioso para nuestro sistema inmune al contener vitaminas A y C, además de antioxidantes. Son perfectos para poner a raya los resfriados. Y ayudan a calentar el cuerpo y reponer energía. Además de mantenernos hidratados y favorecer la recuperación de electrolitos.
- También es un alimento apto cuando tenemos malestar estomacal. Gracias al aporte en glicina y prolina favorece un revestimiento intestinal saludable.
- Por su aporte en colágeno y proteínas, nos ayuda en la recuperación muscular, así que también es muy recomendable para después de hacer deporte.
- Y también es bueno para articulaciones y para la salud de nuestra piel.
Te vamos a contar cómo hacer un caldo de pollo de manera sencilla pero con un resultado espectacular. Con una olla grande, de las de cinco litros, tendrás caldo para repetir dos días si sois cinco o seis personas. Si lo preparas para ti solo, o para menos comensales, tendrás más cantidad y podrás congelar una parte si así lo deseas para tener caldo siempre listo en la nevera.
Receta de caldo de pollo
Vamos a necesitar 1 ramita de apio (no utilices demasiado porque esconde mucho los demás sabores), medio puerro, una chirivía y un nabo, dos o tres zanahorias, un par de patatas pequeñas o una grande y una cebolla. No necesitamos más verduras.
En cuanto a la carne, podemos optar por unas cuantas carcasas de pollo (tres o cuatro serán suficientes) y la misma cantidad de alitas de pollo para darle sabor al caldo. O podemos usar otras partes del pollo como muslos o contramuslos para luego aprovechar su carne para añadirla a la sopa o para otras recetas de aprovechamiento, como unas deliciosas croquetas de pollo.
Si te apetece, puedes añadir también un buen puñado de garbanzos. Ten en cuenta que hay que dejarlos en remojo al menos doce horas antes de hacer tu caldo. Un truco es meterlos dentro de una malla para poder retirarlos del caldo y usar la cantidad que deseemos en cada plato. O incluso tomarlos en otro momento.
Las especias van al gusto. Pero le van muy bien la pimienta negra, el comino, una pizca de pimentón dulce y la cúrcuma, que unida a la pimienta tiene efectos antioxidantes y además le da un poquito de color al caldo. El laurel tampoco sobra casi nunca en este tipo de recetas.
Aunque hay personas que lo hacen, puedes ahorrarte el sofrito. Todos los ingredientes al natural son más que suficientes para darle un sabor muy rico a este caldo de pollo. Tampoco necesitas utilizar pastillas concentradas de ningún tipo de sabor para enriquecerlo.
Para hacer nuestro caldo solo tenemos que pelar las verduras, y trocearlas en pedazos lo suficientemente grandes para poder retirarlas luego sin problema. Echamos en la olla el pollo, las verduras, los garbanzos (opcional), las especias y el laurel y cubrimos con agua.
Desgrasar el caldo
A medida que el caldo vaya hirviendo y se vayan cocinando los ingredientes, verás que se va formando en la superficie una espuma de color marrón. Es normal. Se trata de la grasa que va soltando el pollo. Como queremos que nuestro caldo no sea muy graso, lo que haremos será ir eliminando esa espuma con alguna cuchara o espumadera hasta que deje de formarse porque ya haya expulsado toda la grasa.
Dejaremos nuestro caldo un mínimo de 2 horas de cocinado. Cuando esté listo, apagamos el fuego y dejamos enfriar un poco. Entonces, colaremos el caldo. Reservamos los garbanzos, así como el pollo si tiene carne para añadir luego al consomé. Si quieres que tu caldo quede un poquito más espeso, puedes batir la patata y alguna zanahoria con un poco de caldo y volver a añadirlo. Le da más cuerpo.
A la hora de consumirlo, podemos hacerlo de varias maneras. Bien tomarlo solo, con un poquito de pollo y garbanzos, con algunas de sus verduras o cocer en el momento en ese caldo un puñado de fideos —los hay con y sin gluten—, arroz o quinoa. Otra posibilidad es acompañarlo de un huevo cocido a daditos o escalfar en el caldo un huevo, que queda muy rico y cremoso.
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