Cómo hacerte tu propia salsa chimichurri en casa

La salsa chimichurri es un clásico de los asados y barbacoas, no solo en Argentina, Uruguay, Chile o Paraguay, de donde es originaria, sino también en todo el mundo, donde se ha extendido como un acompañamiento ideal para todo tipo de platos, incluidos los de alta cocina. 

Esto se debe a que su receta es por un lado extremadamente sencilla y por otro muy dúctil, de modo que sustituyendo alguno de los ingredientes por otro, conseguimos una variante distinta sin dejar de ser un chimichurri. Es ideal para los bocadillos de choripan y sin duda supone la salsa perfecta para toda barbacoa que se precie. 

Pero también podemos aplicarla de aderezo en ensaladas o cortes fríos como el rosbif o los cortes de pollo o pavo cocido. Además se conserva sin problema durante largo tiempo en la nevera y resiste bien altas temperaturas veraniegas sin propiciar contaminaciones microbianas. Siempre que se observen las mínimas normas de higiene, claro está. 

Es por todo ello que el chimichurri se postula como una de las salsas perfectas del verano. Como es muy fácil de hacer y se puede realizar en cantidades grandes, ya que su elaboración toma una semana de maceración, te ofrecemos aquí una sencilla receta casera para que te hagas propio chimichurri y te dure para todo el verano. 

Ingredientes del chimichurri

En esencia esta salsa es una vinagreta –o casi un escabeche– macerada con diferentes hierbas, todas ellas muy comunes en nuestro entorno y en los supermercados de nuestras poblaciones. De esta suerte, la receta básica incluye orégano, ajo, perejil y cayena (puedes usar ñora), pero se le puede añadir cebolla roja, tomillo, pimentón, tomate e incluso tomate seco, según se quiera más gusto en una dirección u otra. 

En cuanto a la base líquida, debemos contar con vinagre de vino blanco, porque es el más neutro en cuanto a sabor, y aceite de oliva. Si utilizamos las hierbas secas, deberemos contar también con un poco de agua caliente para rehidratarlas. 

La receta del chimicurri

La receta básica para 300 mililitros (ml) es muy sencilla, y consiste en utilizar una cucharada sopera de oregano seco, seis ramas de perejil, cuatro dientes de ajo y dos a tres cayenas. También podemos añadir una cucharada de tomillo y otra de postre de comino y/o pimentón dulce, así como una chalota. 

Lo picaremos todo bien picado y lo mezclaremos en un recipiente con un poco de agua caliente para que nos dé una textura pastosa. Añadiremos entonces 150 ml de aceite y otros 150 de vinagre. Lo mezclaremos bien todo, mejor con una batidora –no una trituradora–, y lo meteremos en una botella o recipiente cerrado, que irá a la nevera para macerar de uno a dos días. 

A partir de entonces podremos usar nuestro chimichurri durante semanas siempre que lo guardemos en la nevera. 

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