La polémica nació en las redes sociales, sobre todo a raíz de la recogida de firmas de plataformas como Avaaz y Animal Welfare Foundation, pero alcanzó tal nivel que The Guardian se hizo eco. Se trata de las granjas de extracción de sangre de yeguas embarazadas existentes en Argentina y Uruguay. Estas explotaciones buscan la obtención de una hormona existente en la sangre de las yeguas preñadas entre los 40 y los 130 días de gestación.
El valor de la PMSG
Dicha hormona es la Gonadotropina Coriónica Equinea o PMSG, que puede inducir el celo en otros animales, en especial en los cerdos hembra. De este modo, mediante inyecciones de PMSG se pueden aumentar los periodos de fertilidad de las cerdas en las granjas para incrementar el número de embarazos y por tanto la producción de lechones y cerdos de engorde.
Las granjas de sangre de caballo son comunes en Argentina y Uruguay, donde a las yeguas preñadas se les extraen diez litros de sangre diarios en el momento de máxima producción de PMSG. La sangre es vendida a dos empresas que la exportan a la Unión Europea en forma de plasma congelado, donde este producto está autorizado para uso veterinario como estimulante de la fertilidad en cerdos una vez separados de sus crías.
Las empresas son IDT Biologika, de Alemania y la multinacional MSD Animal Health, con sede en Holanda, Alemania y Suiza. En la página web de MSD Animal Health se especifica que el tratamiento con PMSG es “un método practicado desde hace décadas que sirve para aumentar y sincronizar la entrada en celo”. Y se especifica: Si se usa de manera adecuada, con cerdas híbridas saludables, es de esperar que más del 95 por ciento de los animales entren en celo en pocos días“.
Sospechas de maltrato animal
El uso de PSMG de origen importado y procedente de la sangre de yeguas es aceptado por la Comisión Europea, sin embargo, varias asociaciones de defensa de los derechos de los animales, tanto en Europa como en Uruguay y Argentina, han reportado casos de sistemático maltrato a las yeguas, que son explotadas intensivamente, a veces hasta la anemia y la muerte.
El el reportaje Blood farms (Granjas de sangre) se ofrecen varios testimonios de antiguos empleados que aseguran que tras los 130 días de gestación, donde la producción de PMSG desaparece en la sangre, las yeguas son obligadas a abortar, a veces simplemente introduciéndoles la mano a en la vagina para pinchar la placenta.
Una vez han abortado, son vueltas a montar lo antes posible para obtener un nuevo embarazo que genere otra vez sangre con PMSG. Así hasta la muerte por anemia, agotamiento o complicaciones relacionadas con el aborto. Si la yegua sobrevive será explotada hasta que pierda la capacidad de quedarse embarazada, momento el que será vendida a un matadero para carne de exportación.
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Avaaz está recogiendo firmas para pedir a la Unión Europea que restrinja o frene la exportación de plasma congeñado de yegua a menos que haya un mayor control sobre el trato a los animales en las granjas de Argentina y Uruguay. Si estás de acuerdo y quieres colaborar con tu firma, puedes hacerlo aquí.
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