Originalmente, la palabra brasserie significa cervecería. Muy comunes en regiones francesas y belgas, se refiere a los comercios o fábricas de cerveza que, además, solían ofrecer también servicio de comida en sus tabernas.
Con el tiempo, el uso de esta palabra se ha extendido por todo el mundo y el término brasserie es más conocido como un amplio café-restaurante donde se sirven platos y otras comidas de calidad dentro de un ambiente laxo y un servicio de mesa profesional y elegante.
Aunque las verdaderas brasseries abundan en sus países de orígenes, en España son varios los restaurantes que han sabido reinterpretar este concepto, creando manjares propios de la cocina tradicional francesa o belga con un toque de autor a la par que mediterráneo. Aquí te dejamos seis de ellos, aunque si conoces más, no dudes en dejarlos en comentarios.
En Madrid
Brasserie Lafayette es un espectacular y elegante local con terraza donde el chef venezolano Gustavo Valbuena, quien trabajó durante años junto a Paco Roncero, ha apostado por actualizar la carta con algunos platos icónicos más elegantes, como la terrina de foie con chocolate kumquat o el paté de campaña con anguila incorporada y el magret de pato label Rouge de L’Orange.
Pero también ha refinado recetas como la sopa de cebolla, sorprende con el falso gruyere de cabra con tartar de tomate, borda los mejillones Bouchot con salsa Beurre Blanc con sidra y azafrán y sus vinos franceses redondean las experiencia francesa más auténtica. Calle de Recaredo, 2.
Dani Brasserie se sitúa en el ático del Four Seasons, de modo que, te sientes adentro o en sus terrazas, gozas de unas vistas impresionantes de todo Madrid. Es un restaurante de estilo clásico afrancesado adaptado a la cocina de Dani García, quien también cuenta con Babette, de cocina francesa, en Marbella.
Prueba clásicos como su falso tomate nitro con gazpacho verde y tartar de quisquillas, la sopa de cebolla hojaldrada en honor a Paul Bocuse y la tarrina de foie gras, que no puede faltar en ninguna brasserie que se precie.
Pero no deberías dejar de lado el delicado morrillo de atún a la sal, el lomo de wagyu Kagoshima A5 o la selección de quesos. Calle de Sevilla, 3.
En Barcelona
Romain Fornell es el embajador en España de la cocina de su país natal, Francia. Lo es en cualquiera de los restaurantes que forman Goût Rouge, aunque la verdadera brasería francesa la encarna en Le Grand Café Rouge.
Se trata de un nuevo concepto de arquitectura en tonos negros y rojos, cuyas paredes de cristal de la torre Antares otorgan a la sala principal una iluminación incomparable para no perderte ningún detalle de clásicos franceses como la soupe d’oignon, con cebollas de Figueras y gratinada con queso Comte.
Otra de sus más famosas propuestas es el reversionado pâté en croûte, un magret de pato, foie, mollejas y setas. Delicias como las ostras o el entrecot con puré de patatas y salsa bearnesa se pueden comer en la terraza o una barra con asientos situada justo en frente de los cocineros. Rambla de Prim, 6-8.
En Valencia
Desayunos, almuerzos, menú gourmet y degustación o cenas a la carta son perfectamente maridados con un sinfín de vinos, vermuts, cavas y licores, entre otros. En un ambiente familiar, Brasserie Restaurant Atmosphere ofrece, en todas sus versiones, alimentos de proximidad con los que la chef, Emmanuelle Malibert, apuesta por el enriquecimiento cultural francés a través del mestizaje.
Papeles pintados, sillas Bistrot y los tonos azules y dorados acompañan una experiencia que comienza con una coca de calabacín, berenjena, tomate provenzal, albahaca y nueces, conocida como pissaladière de ratatouille o con un hojaldre de salmón con su farsa.
Y para salir de Atmosphere por todo lo alto, cualquiera de sus postres caseros, ya sea una típica tarta Tatín, un soufflé de limón o una crème brûlée de auténtica vainilla de Madagascar. Carrer de Quart, 89.
En Marbella
La cocina tradicional francesa con un toque moderno se sirve en Nota Blu New Brasserie, cuyo propietario, el futbolista parisino Zazou Belouins, ya ostenta otros restaurantes marbellís como el Casanis Bistrot.
Desde su inauguración en octubre, Nota Blu New Brasserie se inspira en las barras y las cocinas abiertas con luz cálida y mesas redondas de las antiguas brasseries, pero con un aire contemporáneo que también se deja notar en la creatividad de su chef ejecutivo, Fabián Cangas.
Él ha sido el encargado de darle un toque propio a los míticos escargots de Bourgogne, el entrecôte premium a la parrilla o las patatas écrasées. El famoso lenguado Miso Meunière al bacalao lo amolda a unos gustos más mediterráneos, con salsa de tomates cherry, oliva negras y alcaparras.
Y los postres, como el moelleux au chocolat, son la tentación a la que ningún amante del dulce puede resistirse. Como a cualquiera de sus vinos, champagnes y cavas, todos de origen francés. Camino de la Cruz, s/n.
En Tenerife
Lagarto Brasserie ha sabido aunar lo mejor de la cocina francesa y belga en un solo espacio tan sofisticado que la música en vivo es la orden del día para que el ambiente sea acogedor.
Aunque hay diferentes tipos de menú, el de degustación es el más completo si quieres probar un poco de todo, concretamente cinco tandas con delicias como el bisque de bogavante, una sopa cremosa servida con langosta desmenuzada.
También unas clásicas croquetas belgas de crevette de gambas; un filete de lenguado a la Meuière, es decir, con mantequilla de alcaparras y perejil fresco y zumo de lima, acompañado de puré de patata con aceite de trufa y espolvoreado con polvo de setas, al puro estilo francés.
La elaborada carrillera de cerdo ibérico es el último plato antes del surtido de postres, que remata una comida de diez acompañada de vinos, cervezas y, si se tercia, algún licor. Av. de Las Gaviotas, s/n, La Caleta, Santa Cruz de Tenerife.
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