Nos tomamos un salmorejo o un gazpacho en un restaurante y nos parece sencillísimo de elaborar, pero realmente son muy importantes las cantidades y la calidad de los ingredientes. No es lo mismo un gazpacho con un desequilibrio de pepino y tomate que uno bien proporcionado, ni sabe igual un salmorejo si haces corto de tomates o están insípidos.
Luego están las variaciones de una misma receta según la zona o cambiando un ingrediente. De hecho, el salmorejo lo hemos comido de sandía, de remolacha o de aguacate, ¡incluso con queso gorgonzola! Y la vichysoisse se puede hacer también con manzana, por ejemplo. Basta con añadirle un buen trozo de lo que elijas a la receta original que te proponemos para aportarle su sabor. También hemos salido de España para traerte algunas recetas internacionales que quizá no conocías pero te van a saber a gloria para paliar los sudores del verano, que cada día está más cerca.
Las típicas sopas andaluzas
Salmorejo cordobés
Mientras hierves un huevo, quita la piel de unos tomates maduros y bien rojos, de forma que pesen un kilo una vez pelados. Trocéalos, tritúralos y pon a hidratar 200 gramos (g) de pan duro. Luego añades al vaso de la batidora un diente de ajo, 150 mililitros (ml) de aceite de oliva extra virgen y sal. Pica unos taquitos de jamón ibérico y un huevo duro para espolvoreárselos por encima.
Porra antequerana
Es muy parecida al salmorejo pero con origen malagueño y otras diferencias que varían bastante el sabor. Para empezar, al kilo de tomates pelados le echarás solo 80 ml de aceite pero 500 g de pan de pueblo, de modo que quedará mucho más densa. Un diente de ajo, un pimiento a tiras sin el rabito ni las pepitas, sal, dos cucharadas soperas de vinagre y a triturar. También se complementa con jamón a taquitos y el huevo duro.
Gazpacho andaluz
Trituras con la batidora un kilo de tomates maduros, un pimiento rojo, medio verde para que aporte ambos colores, media cebolla, un cuarto de pepino, un diente de ajo o dos, al gusto; una cucharadita de sal, dos cucharadas de vinagre y tres de aceite de oliva virgen extra. Si no le echas mucha agua, conseguirás que tenga la textura perfecta sin necesidad de echarle pan, pero en todo caso bastaría con 50 g. Un truco si lo quieres comer inmediatamente bien fresquito: mételo en la nevera con unos hielos que, cuando se derritan, ya añadirán acuosidad a la sopa.
Ajoblanco
Una curiosa sopa fría con mucha almendra cruda y pelada, 200 g, y poco ajo, solo tres dientes, a los que te recomendamos quitarle el rabito central para que no repita, 250 g de miga de pan -sin corteza- que pondrás en remojo antes de echarla al vaso de la batidora junto con 100 ml de aceite de oliva virgen extra y 35 ml de vinagre de vino blanco y sal.
El agua la decides tú en función de la textura que te agrade más, pero un litro es suficiente. Lo dejas en la nevera o el congelador, ante todo, consúmelo bien frío. Rectifica de sal en función del ingrediente con el que lo vayas a acompañar, pues se le suele echar jamón, mojama o anchoa… y algo dulce para contrastar, como uvas o pasas.
De frutas y verduras
Vichysoisse o crema de puerros fría
Corta la base, la primera capa y el tallo de cinco puerros, pica una cebolla y lamina finitas dos patatas peladas. Rehoga una cebolla y agrega el puerro a trozos removiendo para que no llegue a dorarse. A los cuatro minutos, echas las patatas y las rehogas otros cinco minutos a fuego medio o bajo. Agrega 50 ml de vino blanco, sugerimos manzanilla de Sanlúcar.
A los dos minutos, sazonas y echas 800 ml de caldo de verduras y lo dejas cocer todo tapado durante un cuarto de hora. Cuando retires la olla del fuego, bates todas las verduras y, una vez se temple, metes la sopa a enfriar a la nevera. Solo cuando esté fresca mezclas con 200 ml de nata y salpimentas. Vuelve a batirlo todo ¡y de nuevo a la nevera hasta que la vayáis a consumir!
Sopa fría de melón con jamón
Corta un melón y quítale las semillas antes de sacarle toda la carne y meterla en el vaso de la batidora con el jugo de un limón, sal, pimienta y canela en polvo. Bate bien y mételo en la nevera hasta que esté bien fresca. Prueba con albahaca o hierbabuena y decora con unas virutas de jamón ibérico.
Sopa fría de espárragos trigueros
Lava un manojo de espárragos trigueros cortándoles las puntas para utilizarlas al final de forma decorativa. Corta la parte más dura del tallo y, el resto, trocéalo pequeñito. Pocha una cebolla picada en una sartén con sal y agrégale los espárragos, incluidas las puntas, y un calabacín troceado. Revuelve y deja que se ablanden a fuego lento. Saca las puntas y apártalas.
Sobre lo que quede en la sartén, vierte un litro de caldo de pollo y salpiméntalo añadiendo nuez moscada y 50 g de queso de cabra en rulo. A los 15 minutos cocinándose, bátelo todo bien con la batidora y cuélalo para que no queden grumos. Deja enfriar en la nevera y emplátalo con las puntas de los espárragos y sal de escamas. Puedes ponerle en lugar de sal escamas de parmesano para ensalzar el sabor. Le puedes poner también cebolla crujiente.
Las sopas más internacionales
Barszcz o sopa de remolacha polaca
Mete una botella de agua en la nevera o el congelador para tenerla fría a tiempo. Cuece un huevo y una remolacha en agua con sal hasta que esté tierna y déjala enfriar. Mientras tanto, pela una cebolleta y un pepino y remuévelos bien junto con un poco de perejil y de cebollino en un bol, donde después añadirás un yogur natural y la remolacha finamente rallada. Salpimenta y revuelve a conciencia, añade el agua helada y vuelve a remover. Déjala en la nevera otro rato y decora con el huevo duro a rodajas y un poco de cebollino espolvoreado por encima.
Okroshka
Para elaborar esta sopa rusa lava y ralla un pepino, cinco rábanos y un huevo cocido. Trocea medio hinojo, incluidas las hojitas, que aportan aroma. Junta todos los ingredientes en un recipiente y, en otro, echa 625 ml de kéfir refrigerado y 600 ml de agua fría con gas. Salpimenta y mezcla con los ingredientes del otro bol removiendo bien. Tapa el recipiente para que se enfríe en la nevera, donde puede conservarse hasta tres días.
Tzatziki
Pela y trocea dos pepinos y un diente de ajo y bátelos bien con 375 g de yogur desnatado y un poquito de leche. Métela a enfriar y, cuando la vayas a servir, salpimenta y decora con alguna hoja de menta y eneldo picado. Es típica tanto de Grecia como de Turquía y en general del Mediterráneo oriental.
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