Existe un solo animal en el mundo que tiene tres días internacionales en su honor: el gato. Y hoy, 20 de febrero, es uno de ellos, ya que los felinos cuentan con un reconocimiento mundial cada 20 de febrero, cada 8 de agosto y sobre todo el 29 de octubre.
En estos días señalados, las redes sociales se ven desbordadas por fotos y videos donde cientos de miles de gatitos son exhibidos en distintas situaciones, contextos y travesuras, siempre demostrando sus trucos y habilidades.
Pero lo que tantos y tantos fans de los gatos olvidan cuando celebran estos días, es que la inmensa mayoría de los gatos del mundo no tienen un hogar, viven en las calles de los grandes núcleos urbanos, abandonados a su suerte.
Es por ello que si realmente queremos celebrar el Día Internacional del Gato, lo mejor que podemos hacer es leer este artículo y aplicar sus enseñanzas, ya que vivir a la intemperie no es sencillo para los gatos que viven en la calle.
Por suerte, aunque con excepciones, los mininos callejeros cada vez están más protegidos por los ayuntamientos en España con normas de protección animal (autonómicas y municipales), así como por los vecinos y veterinarios que a diario los cuidan.
Esfuerzo, dinero y mucha dedicación para tareas tan importantes como esterilizarlos, con programas de Captura, Esterilización y Suelta o Retorno, llamados CES o CER, con los que ya cuenta Zaragoza, Barcelona o Madrid, entre otras ciudades. Estas ciudades también velan por su salud, los alimentan y les buscan un hogar cuando esto es posible.
Pero en la calle hace frío. Y todos, también nuestros mininos comunitarios, necesitan un refugio donde sentirse seguros y protegerse de las bajas temperaturas, así como del viento y la lluvia. Por suerte, construirles un refugio puede ser tan sencillo como barato. Existen dos formas: con neveras de poliestileno expandido (porexpan) o con cajas de plástico que tengan tapa.
Sea cual sea la opción que escojas si deseas construir un refugio, conviene tener en cuenta algunas consideraciones. Y plantéate, además, ponerte en contacto con la asociación protectora de animales más cercana y, en su caso, con el ayuntamiento. A continuación te damos once claves para fabricar un refugio para gatos de la calle.
1. Buen aislamiento
El objetivo más importante: proteger a los gatos del frío. Para lograrlo, el refugio debe conservar su calor corporal. Por eso, la asociación protectora felina Alley Cat Advocates recomienda extender paja en el suelo y para proteger las paredes en lugar de mantas o heno, ya que aísla mejor.
2. Refugios pequeños
Uno o dos gatos templarán con el calor de su cuerpo un cobijo de tamaño reducido, pero no uno de grandes dimensiones. De ahí que dos refugios pequeños sean más efectivos que uno grande.
3. Haz más casas
Puede que hayas visto uno o dos gatetes por tu barrio, pero lo normal es que haya alguno más. Ten en cuenta que algunos mininos son muy tímidos, y no se dejan ver con facilidad. Para ayudar a todos, intenta proporcionarles refugios de sobra.
4. Protégelas
Reparte las casas gatunas por localizaciones escondidas y seguras, a salvo de posibles peligros como perros poco amigables.
5. Levántala del suelo
No coloques la casa gatuna directamente sobre el terreno: mejor álzala con un par de tableros gruesos o unos palés. Esto hará que el refugio pierda menos calor.
6. Una puerta pequeña
A los gatos les basta con que el acceso tenga un diámetro de entre unos 14 y 15 centímetros (cm); es decir, el ancho de sus bigotes. Con estas dimensiones, los mininos entrarán, pero no otros animales más grandes como perros sueltos. Además, una abertura pequeña conserva mejor el calor.
7. Separa la puerta unos centímetros del suelo
Evitarás que el interior se empape por la lluvia.
8. Ponle un toldo
Instala una cubierta para proteger el acceso, a modo de toldo para impedir que el agua o el viento entren en el refugio. Puedes usar un plástico o una bolsa de basura gruesa. O prueba a colocar dos refugios gatunos cerca, con las puertas de acceso enfrentadas.
9. Evita la humedad
Si inclinas un poco el refugio, y levantas algo la parte trasera, evitas que el agua que pueda entrar forme charcos en su interior. No olvides abrir un pequeño agujero o sumidero para que salga el agua.
10. Coloca peso en el techo
No dejes que el viento se lleve el refugio gatuno: coloca unas pesas, piedras planas o ladrillos hasta que sumen unos diez kilogramos en el techo. Si colocas encima un panel de madera, les otorgas estabilidad a la vez que proteges el acceso.
11. Material aislante también dentro
Evita las mantas, el papel de periódico o las toallas porque todos estos materiales retienen la humedad y absorben el calor corporal del gato. Y, al final, enfriarán el refugio. Mejor utilizar un lecho de paja (no de heno), como los que venden para roedores: absorbe mejor la humedad, tarda más en formar moho y, una vez sucio, puede reemplazarse con facilidad.
Casas para gatos con neveras de corcho
Las neveras de porexpan, poliestireno expandido o corcho blanco son fáciles de conseguir en zonas costeras o supermercados en verano; y todo el año por internet. También se usan para transportar algunos medicamentos o en las pescaderías; pero, en este último caso, tendrás que limpiarlas muy bien.
Si preguntas en algún negocio que las usen de forma habitual, es posible que te las guarden y den gratis, sobre todo cuando les cuentes que son para ayudar a los compis de la calle. Lo ideal es que tengan un tamaño de aproximado de 50 por 30 centímetros (cm). A su favor: aíslan tanto del frío como del calor y son fáciles de cortar.
Para hacer un refugio para gatos con una nevera de corcho basta con cortar una puerta en uno de los extremos de los laterales más anchos. Para ello, marca con un rotulador el contorno de un plato o recipiente redondo con un diámetro de entre 14 y 15 cm. Una vez lo hayas cortado, usa la mitad del círculo de corcho que obtengas para fabricar un toldo de corcho: fíjalo con palillos sobre el acceso. Ahora, sella la tapa de la nevera con cinta aislante y cubre el refugio con una bolsa de plástico de color oscuro que, además, servirá para camuflarla.
Casas gatunas con cajas de plástico
Necesitas dos cajas de plástico con tapa, una de mayor tamaño que la otra. Asegúrate de que la pequeña entra sin problemas en la más grande, de modo que al introducirla puedas cerrar la tapa de ambas. Además, te hará falta una plancha de poliestireno o corcho blanco de unos 2,5 por 0,5 metros (m), una regla y un cúter. Y algo de paja para mejorar el aislamiento.
Primero, abre un acceso con el cúter de unos 15 por 15 cm en un extremo de uno de los dos lados largos de la caja grande. Cubre el suelo con un trozo de corcho cortado a medida. Después, recubre las paredes de igual forma: recuerda que en una de ellas tendrás que volver a recortar la puerta de acceso.
No olvides recortar otro trozo de plancha de porexpan para aislar el techo. Ahora, encaja dentro la segunda caja de plástico, a la que habrás recortado el agujero de acceso. Y cubre su suelo de paja. Puedes usar más paja para rellenar el espacio que quede entre las dos cajas porque hará más eficaz el aislamiento. Y cierra el refugio con sus tapas.