Cómo hacer regalos para San Valentín reciclando lo que te sobra por casa
Algunos dicen que el origen de San Valentín se remonta a la antigua Roma; otros afirman que fue el poeta Chaucer el primero en mencionarlo en sus obras. Mientras tanto, en 1969, Pablo VI eliminó a este santo del calendario católico por las sospechas en torno a su origen pagano.
No fue hasta muchos años después cuando el día de San Valentín empezó a coger la fuerza que tiene ahora: los escaparates empezaron a llenarse de regalos, los restaurantes de parejas y las floristerías de frondosos ramos de rosas rojas.
Así que, para aquellos que estén pensando en que su pareja merece un regalo original a la par que sostenible y económico, estos son algunos detalles handmade que tienen como protagonistas a las fotografías y otros basados en reutilizar esa comida que hubiera acabado en la basura.
1. El símbolo del amor en un marcapáginas
Para empezar, debemos realizar un patrón en un folio con la forma de un corazón de unos 10x10 cm: es importante que la punta del corazón sea de 90º, para que encaje bien en la esquina del papel del libro.
Posteriormente, hay que recortar el patrón y calcar su forma dos veces en un fieltro o tela que tengamos por casa y recortar ambos. Aquí entra en juego la imaginación, pues la decoración corre a nuestro gusto: podemos decorarlo con botones que nos sobren, escribir alguna fecha o frase especial, reutilizar más tela para hacer corazones más pequeños…
Después, debemos coser ambos corazones uno junto al otro desde la esquina hasta la mitad, atando el hilo por dentro para que no se suelten. ¿El resultado? Un marcapáginas práctico y económico.
2. Fotos para el recuerdo en forma de corazón con botellas
Esta es una buena idea si queremos reciclar botellas de cerveza, vino o licores. Cuando tengamos escogidas las botellas que queremos utilizar, es hora de aprovechar la situación para dar un paseo en busca de piedras pequeñas, cogiendo la cantidad que queramos según las botellas que tengamos intención de rellenar.
Si la decoración de piedras no nos convence, podemos animarnos a pintar o decorar la botella de la manera que más nos guste. Pero si al final optamos por la primera opción, después de lavar las piedras rellenaremos con ellas las botellas hasta más o menos la mitad.
Después, aprovecharemos esas perchas de alambre que nos sobran. Solo hay que desenroscarlas con cuidado y cortar la largura que deseemos para que sobresalga por encima de la botella mínimo unos 10cm.
Una vez cortados todos los alambres que necesitemos, los iremos introduciendo uno en cada botella. Después escribiremos una nota o escogeremos las fotos que más nos gusten para pegarlas con celo al alambre por la parte de atrás de cada foto o mensaje.
3. Vela aromática con cáscara de naranja
Las cenas a la luz de las velas son muy románticas, sí, pero lo original es cenar a la luz de una vela de naranja, literalmente. Es tan fácil como hacer el zumo de por las mañanas con un poco más de cuidado de lo normal, para reservar la cáscara lo más intacta posible.
Tras coger las diversas mitades, debemos limpiarlas bien por dentro para quitarles los restos de pulpa y secar con un papel de cocina el interior de la naranja.
Después, buscaremos varias velas, ya sean de las pequeñas que vienen en envase de metal o cualquier otra. El único requisito imprescindible es que, al separar la cera, tengamos cuidado de no romper la mecha, pues la tendremos que reutilizar posteriormente.
No importa que la cera se rompa: el siguiente paso es derretirla al baño maría. Una vez derretida, debemos sujetar la mecha en el centro de la naranja para que quede recta mientras vertemos con cuidado la cera líquida.
Una vez vertido el líquido es importante aguantar la mecha en vertical hasta que la cera esté lo suficientemente sólida como para que la mecha se mantenga firme y no se hunda en ella al soltarla. Cuando esté seca, la vela estará lista para usarse y perfumar nuestra cena de San Valentín con aroma a cítrico.
4. Mermelada casera de piel de manzana
Igual que la tortilla con y sin cebolla, España también se divide entre los que se comen la manzana con o sin piel. Para los que son de los segundos, esta receta es la excusa perfecta para reutilizarla.
Para los primeros, lo es para lanzarse a la cocina en busca de un manjar sencillo y casero que servirá para darle un toque dulce a ese desayuno sorpresa que alegra cualquier estómago.
No tiene por qué ser de manzana, lo cierto es que esta receta se puede hacer con la mayoría de pieles de fruta: internet está repleto de recetas de mermelada hechas a base de piel de melocotón, de melón, de naranja y un largo etcétera.
Para hacerla solo hay que verter en un vaso de licuadora unos 100ml de agua, la piel de tres manzanas, dos cucharadas de azúcar y un poco de canela. Mientras se licua, debemos ir comprobando el espesor para añadir más agua si es necesario.
Una vez licuada, añadiremos la mezcla en una olla a fuego medio. Agregaremos también los siguientes ingredientes previamente mezclados en un vaso: 2cm de agua con una cucharada y media de maicena.
Cuando esté todo en la olla, integraremos bien todos los ingredientes y esperaremos a que hierva. Entonces ya estará lista para sacarla, dejarla enfriar en un envase y solo quedará disfrutar de esta mermelada con sabor a manzana en el desayuno del día de San Valentín.
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