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Hay muchos tipos de bicicletas a pedales en el mercado: urbanas, de carretera y carreras, de montaña, de paseo, para ir por el campo, etc., y luego están las plegables, un grupo totalmente distinto del resto por responder a unas necesidades y un entorno muy concreto. Pensamos en una bicicleta plegable porque no nos cabe otro modelo en casa y porque deseamos movernos por entornos urbanos donde siempre encontraremos un sitio donde guardarla.
Pero estas condiciones especiales que hacen que este tipo de bicicletas, además de responder a un buen desarrollo de la velocidad y la potencia durante la marcha, deban también atender a un buen plegado del vehículo para guardarlo en espacios reducidos, condicionan mucho el precio de los modelos en oferta. Y si bien hay algunos muy asequibles, no debemos basar nuestra decisión solo en el precio bajo, pues podríamos llevarnos una sorpresa desagradable.
Del mismo modo, no debemos optar por defecto por los modelos más caros, que en este caso pueden serlo mucho, porque podríamos encontrarnos con que hemos gastado dinero para un vehículo que apenas utilizamos o que en nuestras manos no puede desarrollar todo su potencial. Lo mejor es ponderar una serie de valores y, según podamos responder a ellos en función de nuestras necesidades, elegir el modelo que más se adecue a nuestro perfil.
Hemos consultado con el personal de la sección de bicicletas de Decathlon de Vilanova i la Geltrú, en Barcelona, que nos ha informado sobre las cuestiones más importantes a la hora de elegir una bicicleta plegable.
1. El peso
Debemos tener en cuenta en primer lugar que una bicicleta plegable es un objeto que no siempre vamos a llevar deslizándose sobre sus ruedas, sino que en determinados momentos precisaremos plegarla y levantarla a peso para desplazarla o bien por unas escaleras, por un pasillo o por la calle hasta un comercio. Va a ser entonces cuando notemos las incomodidades que nos genera su peso.
A este respecto cabe decir que la variabilidad de pesos en la oferta de bicicletas plegables es muy amplia, principalmente por el uso o no de materiales más ligeros. Ahora bien, cuanto más ligeros sean los materiales y más liviano el peso, el precio será lo que más pese. En cuanto a rango de pesos, podemos ir desde las Brompton más ligeras, que pesan 7,5 kilos, a las Btwin (más pesadas), que pueden encontrarse en los 13,3 kilos.
2. El tamaño
Otro aspecto a destacar: no importa lo bonita que sea la bicicleta o lo bien que se pliegue si resulta que, una vez extendida, nos montamos encima de ella y nos queda en exceso pequeña, ya que terminaremos por dejar de usarla. En ese sentido debe haber una proporcionalidad entre nuestro cuerpo y el tamaño de la bicicleta, de modo que nos sea cómodo manejarla en el pedaleo, así como en la sujeción.
Hay que tener en cuenta también el momento de fuerza que hacemos con las piernas en el cuál, al pedalear, debemos poder extender por completo la pierna en el punto más bajo del pedaleo para así poder desarrollar toda nuestra potencia. Si no podemos hacerlo, nos encontraremos con que la bicicleta no nos responderá a la mínima que presentemos una pendiente. En este sentido, las personas más altas y grandes deben procurar hacerse con una bicicleta que les sea proporcional.
Y también debemos tener en presente que este tipo de bicicletas soportan un peso máximo, normalmente, entre los 100 y los 120 kilos y están pensadas para una altura máxima de persona que no suele exceder los 190 cm y en algunos casos está por debajo de los 180 cm, por lo que no son adecuadas para personas altas y grandes. El problema está en que la tija (la barra que soporta el sillín) puede llegar a deformarse, con lo que no cabrá en el tubo cuando queramos plegar la bicicleta.
Finalmente no podemos olvidar el tamaño una vez la bicicleta esté plegada, ya que debe satisfacer los requerimientos de espacio que tenemos tanto en casa como una vez en la oficina donde debamos guardarla, en el cine o en los comercios donde queramos llevarla.
3. El plegado
Todo el mundo busca la bicicleta que se pliega más, mejor, con una mayor ergonomía y facilidad de transporte y dejando un tamaño más reducido, así como un aspecto más estético. Ahora bien, un buen plegado, eficaz y transportable, significa un mayor precio. El motivo es que implica una mayor exigencia en el diseño, en los materiales utilizados y, sobre todo, en las soldaduras, que en las bicicletas plegables son más de las deseables y por tanto son más los puntos débiles por los que una bicicleta puede romperse.
Por lo tanto, debemos valorar si queremos una bicicleta plegable para dejarla en el rellano de casa y luego hacer lo mismo en la oficina, o bien precisamos de una bicicleta que podamos meter en un cine, en un comercio o incluso en un piso muy pequeño y atiborrado de objetos. En el primer caso, tal vez no, no sea necesario una bici con un plegado muy compacto, pero en el segundo requeriremos pagar más para tener lo que buscamos: una bicicleta transportable hasta para ir al baño.
Otro rasgo a tener en cuenta es si la bicicleta, una vez plegada, permite desplazarla a través del rodamiento de las ruedas o bien por tener un par de pequeñas ruedas accesorias donde suele apoyarse. Si dispusiera de esta ayuda adicional, la cuestión del peso de la bicicleta sería solo un inconveniente a la hora de alzarla para subir escaleras o bien para guardarla en un instante.
En este sentido, las Brompton poseen las citadas ruedecitas adicionales debajo del plato del cambio de marchas que quedan como punto de apoyo una vez la bicicleta está plegada. Pero también existen otros modelos, como las Btwin o las Ori Bike, en los cuales los propios neumáticos sirven de punto de apoyo y, por lo tanto, ruedan para facilitar el desplazamiento.
4. El cambio de marchas
Los asesores de Decathlon nos explican que el cambio de marchas es fundamental en las bicicletas plegables, a no ser que las queramos para ir en llano, ya que nos facilitarán mucho abordar las pendientes en un vehículo donde su limitado tamaño impide ejercer mayores tracciones en el pedaleo. Así, cuantas más marchas tenga la bicicleta, más posibilitará funcionar por distintos grados de inclinación, algo muy interesante para ciudades con numerosas colinas, como Madrid, o que se disponen totalmente en una pendiente entre la montaña y el mar, como sucede en Barcelona.
La mayoría de bicicletas de un cierto nivel aceptable se sitúan entre las nueve y las 10 velocidades. Pero hay cambios de marchas mejores y peores, y también más baratos o más caros. Los modelos más caros tienen cambios de marcha internos, mucho más estables y resistentes a las tensiones, pero los exteriores también pueden dar buenos resultados. Valoremos los desniveles que tendremos que afrontar, si solo usaremos la bici en trazados urbanos o también en senderos rurales, si la usaremos mucho, etc.
5. El diámetro de rueda
Hay dos diámetros de rueda en cuestión de bicicletas plegables: las de 20 pulgadas y las de 16 pulgadas. La diferencia no es una cuestión baladí, pues el tamaño de la rueda influye en el tipo de plegado y, lógicamente, las de 20 pulgadas ofrecerán un plegado más grande y aparatoso frente a las de 16 pulgadas.
Por otro lado, las bicicletas de 16 pulgadas, al presentar menos diámetro, necesitan mayores desarrollos y soldaduras más perfectas, pues la tensión que se producirá en la bicicleta para que ruede será mayor que en una rueda de 20 pulgadas. Es por ello que las 16 pulgadas suelen limitarse a los modelos más caros. También debemos saber que si usamos ruedas de 16 pulgadas estaremos más sometidos a los desniveles que pueda presentar el firme, por lo que también precisaremos de una buena amortiguación, lo que aumenta el precio final de la bicicleta.
6. Eléctrica o no
El mundo de las bicicletas plegables se ha visto sacudido desde hace ya unos años por la irrupción de las baterías eléctricas, que las convierten en bicicletas eléctricas de facto. A este respecto debemos entender que se trata de una gran ventaja en el desplazamiento, sobre todo en pendiente, pero una gran desventaja tanto en el precio como en el peso de la bicicleta, que puede verse aumentado incluso en más de cuatro kilos.
Y por lo tanto, si deseamos una bicicleta plegable eléctrica, deberemos saber que pagaremos hasta 2.000 euros más por ella y que cargaremos con hasta cuatro o cinco kilos más de peso. Algunas bicicletas tienen soluciones como la de diseñar un maletín en el cual puede llevarse la batería una vez la bicicleta está plegada, y otras incluyen ya en la carcasa la propia batería. Finalmente, no debemos olvidar que tal vez la vida de la batería vaya ser inferior a la de la propia bicicleta, por lo que no debería extrañarnos que en un determinado número de años precisemos comprar una nueva.