Congelar alimentos que están a punto de caducar, ¿es una buena idea?

Marta Chavarrías

11 de diciembre de 2023 22:16 h

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Por una mala organización, por despiste o simplemente porque no hemos planificado bien la compra de alimentos que necesitamos, en ocasiones nos encontramos con que, al abrir la nevera, nos queda un paquete de salchichas frescas que están a punto de caducar y, lo peor, que no tenemos previsto consumirlas a corto plazo.

Muchas veces, el congelador acaba convirtiéndose en una especie de armario en el que ponemos todo lo que no hemos consumido. ¿Una última chuleta de cerdo que no hemos cocinado? Al congelador. ¿Unas pechugas de pollo a punto de caducar? También al congelador. Este electrodoméstico se convierte muchas veces en nuestra despensa y nos salva del desperdicio. Pero, ¿es seguro congelar los alimentos cerca de la fecha de caducidad? ¿Puede ser demasiado tarde?

El poder conservador de la congelación (y sus límites)

La congelación no elimina los microorganismos patógenos, lo que hace es ralentizar su proliferación –solo la cocción consigue destruir los microorganismos. Por tanto, si vamos a congelar un alimento que, de forma natural o por contaminación, contiene patógenos, cuando lo descongelemos, todos estos microorganismos continuarán estando presentes y empezarán a reproducirse de nuevo en cuanto alcancen la temperatura que necesitan para hacerlo –la mayoría de ellos suelen hacerlo entre los 4ºC y los 65ºC.

Tal y como explica la Agencia de Normas Alimentarias (FSA), la congelación actúa como una especie de botón de pausa en los alimentos: si están en buen estado no se deteriorarán ni estropearán, pero si hay bacterias, estas no desaparecerán.

Por tanto, ¿qué ocurre si vamos a congelar un alimento que está a punto de caducar? Aunque podríamos hacerlo, el riesgo es mayor porque se encuentra casi en el límite de la fecha que marca el fabricante de acuerdo con los estudios de vida útil. Las recomendaciones nos dicen que cuando un alimento ha superado la fecha de caducidad, no es seguro consumirlo. Por tanto, cuando un producto está cerca a esta fecha podrían estar a punto de reproducirse algunos microorganismos patógenos y, en ciertos casos, podría haberse iniciado el proceso de deterioro natural.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda congelar los alimentos lo más rápido posible. Y los que están ya envasados, lo mejor es hacerlo “antes de sobrepasar la fecha de caducidad o de consumo preferente”. En este caso, una vez congelados, se detiene el crecimiento bacteriano y se alarga la vida útil, por tanto, sí se puede sobrepasar la fecha de caducidad original que aparece en la etiqueta.

Siempre, cuanto antes congelemos los alimentos, mucho mejor, porque están más frescos y mantendrán más tiempo su calidad. Sin embargo, cuanto más tiempo pase, es posible que vayan perdiendo cualidades. También es importante comprobar que no se ha roto la cadena del frío antes de congelar, es decir, que no lo hemos tenido en el maletero del coche mucho rato desde que lo hemos comprado hasta que hemos llegado a casa, por ejemplo.

Es cierto que, si el producto está en buenas condiciones cuando lo vayamos a congelar, aunque lo hagamos el mismo día en que va a caducar, no tendría que haber problema alguno, aunque lo recomendable es no esperar al último momento. Una vez descongelado en la nevera, lo recomendable es usarlo dentro de las 24 horas siguientes.

Una forma eficaz de alargar la vida útil sin problemas de un alimento que está a punto de caducar sería cocinándolo a una temperatura suficiente y después congelándolo a una temperatura de -18ºC, para lo que necesitamos un congelador de cuatro estrellas, que nos permiten llegar a la temperatura de congelación más rápido y, por tanto, nos ayudará a conservar mejor la textura y el sabor.

¿Importa, una vez congelado, la fecha de caducidad? Como hemos avanzado antes, cuando un alimento fresco se congela podemos alargar su conservación más allá de la fecha de caducidad. Por tanto, una vez se congela un producto, la fecha de caducidad deja de ser relevante, pero siempre deberemos seguir las instrucciones que aparezcan en el envase, como “guardar en el congelador hasta la fecha de caducidad” o “cocinar sin descongelar”.

Cómo debemos congelar los alimentos

La congelación, como hemos visto, prolonga la vida útil al detener los efectos de las bacterias dañinas. Pero para que este proceso sea seguro, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda tener en cuenta ciertas pautas:

  • Proteger bien los alimentos antes de ponerlos en el congelador: podemos usar envases herméticos, bolsas para congelar con cierre hermético o su propio envase en caso de alimentos envasados. El objetivo es evitar la presencia de cristales de hielo o quemaduras por congelación, un proceso por el que los alimentos pierden agua y se quedan secos.
  • Dejar enfriar antes de congelar: no es recomendable introducir alimentos calientes en el congelador después de cocinarlos ya que puede afectar a los otros productos congelados.
  • Congelar en pequeñas porciones o en función de lo que necesitamos: además de que los alimentos se congelarán antes, reduciremos el desperdicio.
  • Un alimento congelado y descongelado no debe volver a congelarse a menos que lo cocinemos a más de 70ºC durante dos minutos como mínimo.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) indica en un informe que los filetes de ternera pueden aguantar bien en el congelador de seis a doce meses; el pollo y el pavo, un año; las chuletas de cerdo, de cuatro a seis meses; la carne picada, de tres a cuatro meses; las salchichas frescas, de uno a dos meses, y los platos preparados, de tres a cuatro meses.

¿Cómo sabremos que un alimento congelado se ha echado a perder? Las señales que nos dan suelen ser la presencia de cristales de hielo visibles dentro del envase; cambio de color; olor rancio o desagradable; también que una vez descongelados, quedan viscosos.