Quince estrategias para derrochar menos comida y aprovechar mejor las sobras

En la Unión Europea cada año se desperdician unos 88 millones de toneladas de alimentos, lo que significa un 20% de todos los alimentos producidos, con los consiguientes costes que, según datos de la Comisión Europea, se estiman en 143.000 millones de euros. En España, según cálculos del Ministerio de Agricultura de 2015, los españoles desecharon 1.325, 9 millones de kilos de alimentos, entorno al 4,53% de todo lo comprado.

El desperdicio en España se produce sobre todo en el hogar. Los consumidores son grandes responsables de la gran cantidad de alimentos que se desperdician. ¿Cómo puede revertirse esta situación? Hay algunos trucos muy sencillos para no tener que tirar tanta comida a la basura que, además, nos permitirán ahorrar.

Se empieza por comprar más de lo necesario, sin pensar si realmente se necesita o no. No se presta atención a la manera de conservación de los alimentos y en ocasiones estos se echan a perder antes de tiempo debido a unas malas prácticas. Se confunde la fecha de consumo preferente, que informa del punto máximo de frescura del producto, no de la seguridad del alimento, y si ésta ha pasado lo tiramos.

No se presta atención a la despensa ni a la nevera, de manera que se almacenan las sobras sin revisarlas ni consumirlas en un plazo corto de tiempo, antes de que se echen a perder, o sencillamente no nos acabamos la comida del plato y se opta por tirarla a la basura en lugar de aprovecharla para otra ocasión. 

Cinco consejos para tirar menos comida

Los españoles tiramos 1.325,9 millones de kilos de alimentos a la basura , como ya hemos dicho, pero uno de los datos más sorprendentes es que predominan en la basura productos de nevera y despensa desperdiciados tal y como se compraron. Según el estudio Desperdicio de alimentos de los hogares en España Otoño-Invierno + Primavera-Verano 2015, ocho de cada diez hogares tiran alimentos a la basura, sobre todo pan fresco, frutas y verduras.

Es decir sin procesar. El motivo es que consideramos que no están en buen estado cuando en realidad sí lo están. Otro dato significativo es que la estacionalidad también se hace patente en el despilfarro de alimentos: en primavera y verano se desperdicia un 9,4% más que en otoño-invierno.

Para reducir la cantidad de comida que se tira en los hogares, basta con seguir estos cinco sencillos consejos:

Hacer una lista de la compra pensando en el menú de la semana para evitar comprar en exceso.

Planificar las comidas intentando aprovechar los alimentos que hayan podido sobrar; por ejemplo buscar o crear recetas que incluyan las sobras que tengamos en la nevera.

Si sobra una gran cantidad de comida preparada se puede congelar adecuadamente o hacer conservas, encurtidos, escabeches para que no se estropeen.

Usar los alimentos que caduquen antes. Un truco para hacerlo es colocar en primera fila en la despensa o la nevera los que caducan antes y al fondo los de fecha de caducidad más prolongada.

Conservar los productos en el lugar adecuado y siguiendo las instrucciones de la etiqueta. No todos los alimentos van a la nevera; algunos, como los plátanos, los mangos o los aguacates, se estropean en la nevera o pierden su sabor, como pasa con los tomates; otros se deben ir directamente al congelador si vamos a tardar en consumirlos y finalmente algunos sin refrigeración duran menos de 24 horas, como sucede con el pescado y los mariscos, pero también algunos lácteos.

Diez maneras de sacar partido a las sobras

Si se presta atención a ciertas maneras de preparar los alimentos, y a cómo aprovechar la comida que sobra, también se puede reducir la cantidad alimentos que se tiran a la basura:

La ensalada debe aliñarse justo antes de consumir y en la cantidad que se vaya a comer. Si se hace antes y resulta que no se come, el aliño la echará a perder. Con el aceite, la sal o el vinagre se potencia el deterioro de las verduras, sobre todo de la lechuga.

El pan puede congelarse, bien en rodajas o entero. Si ya está seco, se pueden hacer tostadas bañadas con huevo y fritas; hacer picatostes, tostadas o bases para canapés.

Si hemos hervido mucho arroz y queremos aprovecharlo para otra comida, debe refrigerarse justo después de cocinarlo. Si se deja a temperatura ambiente mucho tiempo, las bacterias se multiplicarán con rapidez. También es posible congelarlo si no está mezclado con salsas o aceite.

En el caso de preparaciones con salsa, esta se añadirá justo en el momento de servir; de esta manera, si sobra comida podrá conservarse la salsa a parte, lo que permitirá que aguante más y mejor: la comida por un lado -macarrones, por ejemplo- y la salsa de tomate por otro.

Pueden hacerse platos alternativos con la comida que sobra: cremas, croquetas, ensaladas, postres y compotas, que pueden salir de sobras de carne, pescado o guisos.

Alimentos como el pollo pueden reutilizarse para hacer guisos. La carne, tras cocinar, aguanta unos tres días en la nevera.

Salsas, preparaciones con huevo y pescados pueden conservarse separadas en la nevera un máximo de 24 horas.

Si la macedonia está muy pasada se puede hacer un batido de frutas o utilizarse como parte de un pastel de frutas.

Antes de tirar las frutas muy maduras, se pueden hacer postres como compotas o mermeladas.

Los tomates maduros pueden triturarse y hacer una salsa para elaborar pizzas o macarrones.

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Las frutas y las verduras son muy perecederas.

Para evitar que se echen a perder pronto debemos conocer dónde es mejor conservar unas y otras. Las manzanas y peras, por ejemplo, se conservan bien a temperatura ambiente. Las verduras se colocarán en la parte de la nevera destinada a ello: en los cajones. Las patatas, cebollas o ajos no deben ponerse en la nevera porque el frío las echaría a perder. Sí pondremos nabos, lechugas, brócoli, judías verdes o espinacas. Tanto frutas como verduras se conservan mejor enteras y con piel. En buenas condiciones aguantan de dos a siete días.

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