El año que viene será un año de competiciones deportivas, concretamente del Mundial de Rusia de 2018, por lo que es posible que muchas personas estén pensando en que tal evento es un buen motivo para renovar su televisor, que acaso tenga ya sus más de diez buenos años y esté tecnológicamente bastante atrasado.
Esto es: baja definición, mala conectividad, ausencia de una plataforma de gestión inteligente e incluso puede que ausencia de un sintonizador TDT, con lo que estas personas no pueden tener acceso a la mayoría de los canales digitales en alta definición a no ser que compren un sintonizador externo. Sin duda si se compran un nuevo televisor se van a quedar sorprendidos de lo que ha avanzado la técnica, con plataformas de smart TV, multiplicidad de conectores, quizá inalámbricos o grandes definiciones y mejora de los colores.
Ahora bien, no es oro todo lo que brilla y sobre todo, no todos los avances brillan igual en todos los hogares ni para todos los bolsillos. Cada perfil precisa de un televisor concreto, al menos si no quiere tirar el dinero o pagar de más. En esencia, lo que hay que mirar no ha cambiado a lo largo de los años, pero dentro de cada apartado las elecciones sí que han evolucionado. A continuación te explicamos cómo.
1. El tamaño de la pantalla
Este punto se ha guiado desde un principio en el mercado de los televisores planos por la dicotomía entre televisores pequeños o grandes. Es una cuestión de gustos, de decoración -el televisor al final deberá casar con el ambiente general de la casa- pero también de definiciones y perspectivas. En general, las pantallas de más pulgadas costarán más dinero, pero no siempre nos van a dar los mejores resultados.
Hay una regla de oro básica para elegir el tamaño de pantalla: por mucha definición que tenga un televisor de gran tamaño, por ejemplo de más de 40 pulgadas, si no tenemos una distancia mínima respecto a la pantalla, no tendremos suficiente perspectiva para abarcar todo el campo de visión y la experiencia resultará incómoda. Por lo tanto, para empezar valoraremos el tamaño por las dimensiones del comedor o dormitorio donde irá el aparato.
La siguiente norma al medir las pulgadas es la definición de pantalla o resolución. Una pantalla grande debe también ir acompañada de una resolución alta o de lo contrario todos los defectos de definición de imagen se verán acentuados, pero la resolución puede condicionar la distancia de visionado. En general, para resoluciones Full HD la distancia mínima de visionado debe ser por lo menos el doble del ancho del televisor y la distancia máximo se limitará a cinco veces dicha medida.
En cambio para resoluciones Ultra HD (UHD) y 4K, que superan con mucho el Full HD, podremos reducir la distancia mínima a una vez el ancho de la pantalla siempre que esto no nos genere incomodidad en abarcar todo el campo visual. También nos permitirá un mayor alejamiento, si bien en este punto influye también nuestra capacidad de enfoque.
2. La resolución
El resumen del apartado anterior es que si queremos un televisor grande pero lo vamos a colocar en una estancia poco espaciosa, deberemos apostar por altas resoluciones. También en hemos apuntado cuáles son las resoluciones que nos ofrece el mercado. En esencia la resolución más baja, que acompaña a televisores quizás más antiguos, es la Full HD, que ofrece 1920 x 1080 píxeles por pulgada. Es una buena resolución a día de hoy para apreciar tanto soportes DVD como blu-ray y canales en HD de la TDT.
Pero de cara a los próximos años es posible que quede desfasada por el aumento de las emisiones y producciones en las resoluciones UHD y 4K, ambas muy similares y que ponen la definición en 3.840 x 2.160 píxeles por pulgada y 4.096 x 2.160 píxeles por pulgada. Por el momento son comparativamente pocas las producciones cinematrográficas o las retransmisiones televisivas que se hacen en tan alta resolución.
Pero para el Mundial de Rusia algunas cadenas ya se planean hacer emisiones en estos rangos y podrían ser el espolón para dar el cambio definitivo. Por lo tanto, debemos saber que con Full HD ahorraremos dinero pero que con UHD o 4K apostaremos por evitar la obsolescencia del aparato, al menos en cuanto a definición, durante unos cuantos años extra, aunque pagaremos bastante más.
3. Pantalla plana o curva
En teoría las pantallas curvas mejoran la experiencia de ocio gracias a su efecto envolvente, que hace que el campo visual rodee toda nuestra visión, dando lugar a lo que se conoce como 'efecto inmersivo': nos ayuda a concentrarnos en el contenido que estamos visualizando. Ahora bien, para disfrutar de una pantalla curva deberemos tener un salón lo bastante grande para poder situarnos en la distancia que nos haga ser el centro focal de la imagen.
Esto es, que recibamos la imagen a la misma distancia desde todos los puntos de la pantalla. Si en casa somos muchos, los de los laterales del sofá verán mal la pantalla curva y además de que recibirán reflejos. Por lo tanto, a no ser que tengamos una sala grande y seamos pocos a mirar, es mejor la pantalla plana.
4. El tipo de panel
Actualmente perviven dos tecnologías, que son LCD con retroiluminación por LED -a la que llamaremos simplemente LED- y OLED. LED es la tecnología más extendida en el mercado, con un buen ahorro energético y unas buenas exposición cromática y contraste, incluso a la luz del día, comparada con tecnologías anteriores. Es la que encontraremos con mayor frecuencia, pero OLED es mejor.
OLED no supone una retroiluminación posterior, sino que cada píxel se ilumina por sí solo, dando así mayor diferencia entre colores negros y blancos, que se traduce en una gran mejora del contraste y la paleta cromática. Es como un LED con vitaminas. También mejora el ángulo de visión y permite fabricar televisores ultra planos y ultra ligeros. Sin embargo es una tecnología más cara y que se ciñe a la gama alta, con televisores a partir de 55 pulgadas y sin mucha difusión comercial. Solo si la podemos pagar, merece la pena.
5. Con o sin HDR
El alto rango dinámico o HDR es una tecnología fotográfica que consiste en hacer una especie de integral por ordenador de una misma imagen tomada con múltiples rangos de apertura del diafragma. Es como si se tomara la imagen numerosas veces en estos rangos y luego se superpusiera en papel semitransparente. El resultado es que la imagen destaca por sus tonos hiperrealistas en cuanto a su contraste, color e iluminación que mejoran mucho la visualización.
En materia de televisores, los modelos más modernos cuentan con la función HDR, que aplica esta técnica a cada fotograma, de modo que podamos ver la emisión o la película en HDR, siempre que las mismas estén creadas a tal propósito. Es una tecnología nueva y que está en proceso de definición, con varios formatos en competencia, entre los que destacan HDR 10 y Dolby Vision. Se trata de una tecnología de futuro que puede encarecer el televisor y para la cual apenas hay de momento contenidos, aunque Netflix ya ha prometido crearlos pronto.
6. La conectividad
Este es uno de los aspectos más importantes hoy en día de un televisor, porque un cambio de estándares puede dejarnos sin poder implementar nuevas tecnologías o aparatos en nuestro televisor. El modelo que escojamos, además del máximo número de ranuras posibles, debe tener abundantes conectores HDMI acordes con el último estándar (2.0 o 2.1).
Pero también deberá contar con conectores Ethernet de la máxima capacidad de transpote de datos, para poder conectar un router y ver películas en 4K, o bien conexión inalámbrica wifi para establecer conexiones con los diferentes dispositivos -como el móvil, la consola o la tableta- sin cables. Adicionalmente es bueno que cuenten con conexiones bluetooth, así como un puerto óptico para barras de sonido, receptores AV, etc.
7. ¿Una plataforma smart TV?
Los televisores modernos llevan todos ellos algún tipo de sistema operativo de ocio, como WebOs en los modelos de LG, Tizen en Samsung o Android TV. Aunque su utilidad es muy relativo en cuanto que implementan muchas funciones que pueden tener poco interés para el consumidor, sí es recomendable su presencia si permite acceder a plataformas como Netflix, HBO y compañía sin necesidad de intermediarios aparatosos como Apple Tv o Chromecast.
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