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¿Necesitan perros y gatos dormir tanto como nosotros?

Si vives con un gato o un perro, hay muchas posibilidades de que tu compañero peludo se encuentre en este momento echando una cabezadita. Todos los animales necesitamos dormir: las horas de sueño nos ayudan a retener lo aprendido y resultan esenciales para que nuestro sistema inmunológico funcione bien. Pero existen especies que requieren conciliar el sueño más tiempo que otras: mientras que los humanos nos pasamos una tercera parte del día durmiendo, las jirafas adultas rara vez duermen más de cinco minutos por cabezada.

Por otro lado, los científicos dicen que el pequeño murciélago negro puede dormir 20 horas al día. Además, dormir tampoco significa lo mismo para todos: mientras que las aves migratorias como los albatros pueden quedarse dormidas en pleno vuelo, los delfines poseen la habilidad de desconectar solo medio cerebro durante el sueño. Y luego están los osos y las ranas, capaces de hibernar durante todo el invierno.

¿Tu perro se pasa el día durmiendo? No es el único

Croqueta arriba, sofá abajo, miramos fascinados a nuestros amigos perrunos sestear durante horas y horas. Y no podemos culparles: ¿quién no ha deseado alguna vez poder prolongar las horas de sueño a placer, como hacen ellos? Los veterinarios recomiendan que un perro adulto descanse al menos unas diez horas diarias, aunque nuestros amigos peludos suelen estirar el descaso hasta entre 12 y 14 horas.

Además, las horas de sueño perruno varían mucho en función de la edad, sus increíbles variaciones de personalidad, su actividad e incluso, de su raza. Mientras que el bulldog se ha ganado la fama de dormilón, y le gusta holgazanear y tomarse las cosas con calma, un animal tan activo como el border collie suele descansar menos porque está ocupado encontrando algo qué hacer o qué pastorear.

Y la edad también juega un papel importante. Así, un cachorro puede dormir entre 16 y 18 horas al día, y hasta 20 horas durante sus primeras semanas de vida. No resulta extraño: crecer implica consumir un montón de energía. De forma similar, los perros mayores o ancianos caen en brazos de Morfeo prácticamente la misma cantidad de horas que el cachorro, pero por razones distintas: su actividad decrece con la edad y su metabolismo se ralentiza, o les resulta más molesto moverse si sufren dolores articulares o artrosis, tan frecuente en los perros más mayores.

Además, si los comparamos con sus primos salvajes como lobos, coyotes, etc., tantos miles de años de domesticación, cuidados y mimos, han hecho que nuestros perros se tomen la vida con más calma. Así, un estudio sobre los hábitos del lobo realizado durante un periodo de más de 50 años en la isla Royale, parte de los Grandes Lagos del estado de Michigan (EE.UU.) reveló que estos animales en invierno pueden pasar largas horas alimentándose de una presa fresca mientras que solo dedicaban el 30% del día a dormir: seis horas, casi una tercera parte de lo que duermen los sacos de mimos perrunos con los que compartimos la cama.

Gatos: dormilones por los genes

Y si los perros son perezosos orgullosos, nuestros amigos los gatos resultan auténticos maestros del sueño, una tarea a la que se dedican en cuerpo y patas sin importarles las circunstancias, el momento o el sitio: ¿quién no se ha sorprendido al descubrir a un gato durmiendo en una caja de cartón en la que apenas cabe? No resulta extraño que los científicos les tomen como ejemplo para estudiar los enigmas del sueño humano: nuestros mininos dedican, al menos, la mitad del día a dormir. Exactamente 12,1 horas, según un estudio de la Universidad de Washington. Pero pueden prolongarlo entre 14 y 16 horas diarias. Y sin menear los bigotes.

Esta virtud para el descanso reparador, a los gatos les viene en los genes, ya que todos los felinos son grandes dormilones: los tigres pueden remolonear 16 horas diarias mientras que el guepardo lo hace durante 12 horas. Como contraste, las vacas solo duermen 4 horas y los caballos aún se deleitan menos: apenas 3 horas al día. Aunque en esto del sueño gatuno tampoco existen reglas estrictas, y tanto los cachorros como los gatos mayores duermen más.

Después, cada minino tiene su propia personalidad. Así, los gatos que tienen genes del felino oriental, con orejas más grandes y hocico más alargado, suelen resultar más activos y menos dormilones. Pero aquellos mininos con genes exóticos, complexión más robusta y hocico más chato, gozan más si cabe de la tranquilidad y también del placer de alargar el sueño.

Y cuanto más se acerque a sus ancestros salvajes menos horas dedica a dormir. De hecho, aquellos mininos con genes del gato leopardo asiático (Prionailurus bengalensis), como el gato bengala, híbrido entre el doméstico y el salvaje, conservan intactos muchos rasgos de la personalidad de sus primos silvestres. No solo mantienen el pelaje parcheado, también suelen ser animales tremendamente aventureros y duermen hasta la mitad de tiempo que otros mininos.

Puede que nuestros perros y gatos duerman un montón, pero verlos enroscados y roncar a pata suelta es un deleite. Y cuando están despiertos, se aseguran de exprimir la vida hasta el último segundo.

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