5 alimentos adecuados para pasar la ola de calor y otros 5 que mejor no
Ya está aquí otro clásico del verano sin el cual no podríamos pasar. Hablamos de la primera y tradicional ola de calor durante la cual los termómetros se dispararán en media España superando ampliamente los 40ºC. Se nos viene encima una semana que una vez pasada, a buen seguro desearemos olvidar, primero porque se esperan mínimas que no bajarán de los 25ºC en muchos sitios; lo justito para dormir.
En segundo lugar, porque tendremos que hacer malabares para disfrutar del aire acondicionado sin disparar la factura eléctrica y, en tercero, porque apenas nos quedarán ganas de salir a la calle por serio riesgo de golpe de calor y deshidratación. Es precisamente por estos dos últimos riesgos por lo que la alimentación durante las horas más calientes del día es fundamental, entendiendo la misma en sentido amplio y sumando a ella diferentes líquidos hidratantes.
Por lo tanto, no todos los alimentos valen para paliar el calor ni combinan bien con las altas temperaturas; productos potentes y nutritivos, pero pesados y poco digestivos como legumbres, quesos o estofados pueden obligar a dirigir buena parte del riego sanguíneo al estómago, con lo que la sangre circulará menos por el resto del cuerpo, refrigerándolo peor y haciendo que suba la temperatura corporal.
Tampoco valen los alimentos muy secos, que requieren del agua corporal para hacerse digeribles y, por tanto, la restan de otras zonas. Asimismo, también evitaremos los que son altamente diuréticos si no tenemos un suministro de agua cerca para reponer la que perdamos por la vía renal. Por lo tanto, elegiremos alimentos ligeros, con alto contenido en agua, fáciles de digerir y preferiblemente frescos, aunque no fríos.
Cinco alimentos recomendables
- Embutido cocido: El jamón de york, la pechuga de pavo o de pollo es ideal, la mortadela algo menos por su contenido graso, porque se puede comer loncheado y frío de la nevera. Además, están compuestos de proteína casi en un 100%, de rápida digestión, y tienen un contenido de agua considerable. Los podemos usar para hacer bocadillos, pero también para incluir en ensaladas cortadas a trocitos con tijeras, de modo que tengamos un aporte proteico rápido sin constituir un plato pesado.
- Sandía: tal como explicamos en el artículo ¿Qué frutas de verano tienen más calorías y cuáles menos?, tiene apenas 15 Kcal por cada 100 gramos, menos que una cerveza 0,0. Además, se constituye de agua y azúcares libres, pero no en demasía, que se suman a los compuestos fenólicos antioxidantes que le confieren su color rojo. Es perfecta para hidratarnos y tener un poco de aporte energético entre comidas.
- Tomate: su riqueza en agua, fibra y antioxidantes como el licopeno, que nos ayudan a protegernos de la radiación solar, los hacen imprescindibles aliados de cualquier época del año, pero especialmente del verano. Son perfectos para combinar con proteína seca. por ejemplo, del atún, con bacalao crudo, queso fresco o simplemente crudos o con aceite.
- Las sopas picantes: sin menoscabo del gazpacho y otras sopas frías, las personas que viven en el sur saben que una sopa picante también puede ayudar a rebajar el calor. La harira marroquí es un ejemplo de ello, pero también los diversos tipos de curry de la India y los países del Sudeste Asiático. En España, estas sopas no son tan comunes, pero en muchas localidades existe la costumbre de mascar guindillas. La razón es que el picante tiene un principio activo, la capsaicina, que provoca sudoración facial y de la nuca que, en evaporarse, refresca esta zona, que está especialmente vinculada a la regulación de la temperatura.
- Las infusiones calientes: cuando el calor aprieta, una infusión de té verde con menta puede ser mucho mejor remedio que un refresco helado, al menos para rebajar la temperatura corporal. El motivo es que al introducir calor en el cuerpo, este se ve obligado a contrarrestarlo aumentando la circulación, lo cual refrigera para bajar la temperatura. En cambio, si metemos algo muy frío en nuestro estómago, el cuerpo reacciona generando calor para mantener la temperatura. Es la misma razón por lo que nos recomiendan tomar duchas tibias, pero no frías, para combatir el calor antes de acostarnos.
Las cinco cosas que mejor no
- Los helados: la razón es su altísimo contenido en azúcares añadidos, tal como explicamos en ¿Son los helados realmente tan insanos como la gente dice? Por otro lado, su carácter mantecoso, al ser una emulsión de leche, los hace un tanto indigestos y poco hidratantes.
- Los granizados: el motivo es exactamente el mismo que en los helados, exceden en azúcares añadidos más allá de lo recomendable y no dan ninguna sensación de saciedad. De todos modos, sí son más hidratantes que los helados.
- El café: existe cierta polémica sobre si el café es deshidratante -diurético- o no, pero de lo que no cabe duda es que más allá de las dosis aconsejables -alrededor de tres tazas- dispara en exceso el cortisol, responsable de la inflamación arterial. Así que, aunque no es malo en absoluto, no es bueno como herramienta para refrescarse. Tampoco sirve que sea descafeinado, por las razones que ya explicamos en Seis argumentos de salud contra el abuso del café descafeinado.
- Bebidas alcohólicas: la razón es obvia, pues son altamente deshidratantes y consiguen el efecto contrario al que buscamos, además de aportar el etanol. Ni cervezas, ni vino ni gin tonic son un refresco recomendable.
- Refrescos azucarados: en Diez razones para estar a favor de un impuesto a las bebidas dulces dejábamos claros los estragos que este tipo de bebidas pueden crear sobre nuestra salud.