Diez cosas que tu boca revela sobre tu salud general
Muchos expertos en odontología y estomatología emplean la figura de que “la boca es la ventana del cuerpo”. Esto se debe a que existen muchas relaciones entre la salud bucodental y la del conjunto del organismo. Para algunas enfermedades -como la neumonía bacteriana- la boca puede funcionar como una vía de acceso al cuerpo. Es por ello que conviene tener cuidado y lavarse las manos de forma correcta tras entrar en contacto con elementos contaminados, como por ejemplo los teléfonos móviles.
Pero más allá del riesgo de que elementos patógenos ingresen al cuerpo por la boca, esta también funciona como una suerte de “escaparate”, ya que es posible ver en ella ciertas señales de la presencia o el riesgo de enfermedades quizá no detectadas hasta ese momento. Por lo tanto, una buena observación de la boca permite en muchos casos advertir esos problemas y tomar medidas para prevenirlos o tratarlos de forma temprana. A continuación se enumeran diez de esas posibilidades.
1. Diabetes
Las encías rojas, inflamadas o que sangran con frecuencia pueden ser síntoma de diabetes. Esto se debe a que la hiperglucemia, característica en las personas con diabetes mal controlada, hace que todo el cuerpo sea proclive a las inflamaciones y reduce la función reparadora de los tejidos.
Además, la periodontitis -la afección que deteriora las encías- puede ser no solo síntoma, sino también causa: uno de sus posibles efectos consiste en aumentar la resistencia a la insulina y, de ese modo, propiciar el surgimiento de diabetes mellitus tipo 2. Es por ello que la enfermedad periodontal y la diabetes “tienen una relación bidireccional, dado que pueden influirse mutuamente”, según explica un artículo de la revista especializada Salud Bucal.
De hecho, los pacientes diabéticos tienen cuatro veces más riesgo de desarrollar periodontitis, y los que padecen periodontitis grave, hasta 3,5 veces más riesgo de desarrollar diabetes. Si se tiene en cuenta que -de acuerdo con el Estudio di@bet.es- en España esta enfermedad desarrolla más de 1.000 nuevos casos cada día y que hasta el 43% de las personas que la padecen no lo saben, prestar atención a las señales en la boca puede ser un buen punto de partida.
2. Problemas cardiovasculares
La periodontitis también se asocia con problemas cardiovasculares. Los estudios todavía no han encontrado datos fehacientes de una relación causa-efecto entre ambos problemas, aunque el hallazgo de bacterias periodontales en placas de ateroma (lesiones en capas internas de las arterias) permiten suponer que esa vinculación existe.
En cualquier caso, ambos problemas comparten factores de riesgo como la edad, una dieta desequilibrada, el tabaquismo y la diabetes, y hay consenso en que las personas con periodontitis tienen más riesgo de sufrir enfermedad vascular periférica, infarto agudo de miocardio y accidente cerebrovascular.
3. Enfermedad por reflujo gastroesofágico
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es una afección que ocasiona que los contenidos estomacales vuelvan desde el estómago hacia el esófago, por lo general durante la noche, cuando la persona duerme. Entre los efectos de esta enfermedad se destacan irritación del tubo de deglución y acidez gástrica, y también otros que se pueden reconocer en un análisis de la boca: halitosis y erosión dental. Los ácidos del estómago desgastan el esmalte de los dientes y los torna hipersensibles y menos protegidos ante posibles agresiones.
4. Parto prematuro
En 1996 se publicó un estudio que vinculó la periodontitis de las mujeres embarazadas con el riesgo de tener un parto prematuro. Desde entonces, muchos científicos han intentado corroborarlo, y aunque los resultados de las investigaciones todavía no se consideran concluyentes, sí parece haber una relación entre ambos hechos.
Se ha sugerido incluso que la enfermedad periodontal podría favorecer también el bajo peso del bebé al nacer e incluso la preeclampsia. Por eso la recomendación es que las mujeres que planifiquen un embarazo acudan al odontólogo para, en la medida de lo posible, tratar y resolver los problemas bucales antes de la fecundación.
5. Estrés y ansiedad
A menudo las personas que padecen estrés son incapaces de advertirlo. Están tan habituadas a vivir en ese estado que no pueden ver el estrés: les parece que eso es lo normal. Pues también en estos casos la boca puede echar una mano. Dos posibles consecuencias del estrés son la aparición de aftas dolorosas y el bruxismo, es decir, el hábito involuntario de apretar los maxilares y rechinar los dientes al dormir.
El bruxismo puede derivar, a su vez, en la ya citada erosión dental y en consecuencias más importantes, como problemas de la articulación temporomandibular, alteración en la posición de los dientes y por ende en la mordida, problemas para la deglución e incluso riesgo de fractura de las piezas dentales.
6. Osteoporosis
Tanto la periodontitis como tener uno o varios dientes flojos o perder piezas dentales pueden ser señal de una baja densidad mineral ósea. Este problema -también llamado osteopenia- puede derivar en osteoporosis, la enfermedad que vuelve a los huesos débiles y frágiles. En muchos casos, esta no se diagnostica hasta que está muy avanzada. Por eso, una buena revisión por parte del odontólogo puede ser clave para la detección temprana de baja densidad ósea y tener la posibilidad de tratarla antes de que empeore.
7. Anorexia y bulimia
La anorexia, un trastorno alimentario que afecta a personas cada vez más jóvenes, deja huellas en la boca: esta parte del cuerpo puede constituir una buena muestra de sus efectos. Las deficiencias nutricionales, sobre todo de hierro, calcio, zinc y vitaminas B, puede producir aftas, sequedad de boca, la enfermedad de las encías y caries.
Si bien suele haber muchos signos que permiten detectar la anorexia nerviosa, lo que ofrece la salud bucodental pueden servir como alerta o para corroborar sospechas. En el caso de la bulimia, a los síntomas derivados de las deficiencias nutricionales se suman dos elementos que empeoran la salud bucodental. Ambos están relacionados con el vómito, una práctica habitual en la mayoría de las personas que padecen este trastorno.
Por un lado, la erosión dental, originada por los líquidos ácidos del estómago que son expulsados por la boca, con las consecuencias ya mencionadas en el caso del reflujo gastroesofágico. Por el otro, la irritación y pequeñas heridas en el paladar, infligidas por los dedos y uñas de la misma persona para provocar el vómito.
8. Enfermedad celíaca
Si bien los principales perjuicios del consumo de gluten para las personas celíacas se producen en el intestino delgado, también se ve afectado el esmalte dental. Como consecuencia, en sus dientes aparecen puntos marrones, blanquecinos o amarillentos. Estas pequeñas manchas pueden ser una señal para descubrir, a partir de la boca, una problema que afecta todo el sistema digestivo.
9. Síndrome de Sjögren
El síndrome de Sjögren es una enfermedad crónica de origen autoinmune que afecta las glándulas exocrinas, las encargadas de producir líquidos como lágrimas y saliva. Afecta sobre todo a mujeres después de los cuarenta años de edad. Como es de progresión lenta, muchas veces lleva años llegar al diagnóstico preciso y, por lo tanto, al tratamiento correcto.
Pero uno de sus principales síntomas es la sequedad bucal, la cual puede propiciar, a su vez, la formación de caries. Prestar atención a esta sequedad puede ayudar a obtener un diagnóstico temprano y a evitar nuevos problemas, tanto en la boca como en el resto del organismo.
10. Insuficiencia renal crónica
Diversos estudios han demostrado que existe una relación entre la enfermedad periodontal y la insuficiencia renal crónica. Esta insuficiencia implica que los riñones no cumplen de forma correcta su función de filtrar la sangre, lo cual propicia la formación de focos infecciosos, incluso en la boca, que son especialmente dañinos para estos pacientes. Si existe enfermedad periodontal, es fundamental evaluar si no existen también problemas renales, para poder realizar un diagnóstico completo.