Me duele el pie al pisar: ¿a qué puede deberse?
En verano sobre todo, cuando pasamos de la playa al paseo de tarde, de la informal chancleta al zapato de tacón o a las náuticas que nos van un poco estrechas, es cuando más podemos notar el dolor o las molestias en la pisada. Esto no quiere decir que las mismas tengan su causa en esta época del año.
Al contrario, los problemas de pisada se dan a medio largo plazo y sus causas son muy variadas, algunas con soluciones más fáciles, otras menos sencillas. Sea como fuere, la opción más sensata si experimentamos repetidas molestias en el pie al pisar, es visitar un podólogo para que identifique el problema y le dé solución.
A continuación te exponemos algunos de los motivos más frecuentes que se esconden tras el dolor al pisar el suelo.
Fascitis plantar.
Es el típico problema de los corredores de fondo que no pisan bien, no usan buen calzado o que corren largas distancias y sufren cansancio muscular. También en personas obesas o de pies planos que no usan calzado adecuado, con plantillas ortopédicas. La fascia es el tejido tendinoso que tenemos en la base del pie y va desde el calcáreo, en la parte posterior, hasta el pie.
La fascia se encarga de mantener el arco del pie y por lo tanto hace tanto de tensor como de amortiguador, pero una pisada poco uniforme o demasiado violenta puede hacerla sufrir hasta inflamarse presionando los nervios zonales, con lo que genera gran dolor. El podólogo nos indicará el tipo de plantillas que debemos usar.
Infecciones.
Si la planta del pie se reseca en exceso pueden producirse grietas, que pueden ser aprovechadas por bacterias para crear infecciones que inflamen la zona y generen dolor al ser presionadas. Si el pie tiene una humedad excesiva y mucho calor, puede sufrir infecciones por hongos como el pie de atleta, que también provocan grietas inflamadas entre los dedos y generan escozor y dolor al pisar.
Juanetes.
Los juanetes son deformidades en el hueso anterior del dedo gordo del pie debido a una pisada anatómicamente defectuosa. En realidad de llama hallux valgur y hace referencia precisamente a la forma en que dicho dedo queda deformado: en dirección del otro pie, al que martillea al pisar. El único remedio al dolor que provocan es la cirugía, aunque un podólogo nos puede orientar sobre la necesidad de la misma o bien el empleo de técnicas paliativas.
Osteoartritis.
La costumbre de usar calzados estrechos y pisar continuamente en asfalto sin observar la adecuada amortiguación nos puede llevar a la artritis de las articulaciones del pie, tanto en el tobillo como en la base o los dedos. El resultado es una inflamación articular que se resiente en la pisada. De nuevo el podólogo nos puede indicar el remedio más adecuado, generalmente paliativo.
Problemas de amortiguación.
En la zona de la base del pie y sobre todo en la del talón, hay almohadillas de grasa que ayudan a absorber el impacto de la pisada y evitar que el mismo para a las articulaciones y los tendones, que de este modo no se tensan más de la cuenta e inflaman. El problema es que con la edad se puede perder esta grasa, sobre todo en personas fumadoras y bebedoras.
Desestructuración de los metatarsos.
Los metatarsos son los huesos que unen los dedos a la base del pie, y en el caso de sufrir lo que se conoce como una “pisada aberrante” pueden sufrir luxaciones, desalinearse los unos con los otros, provocar desgarros en los tejidos circundantes, etc. Todo ello se traduce en inflamaciones en la zona de la almohadilla que producen agudos dolores al pisar conocidos como “metatarsalgias”.
Problemas circulatorios.
Las personas con problemas circulatorios, con tendencia a presentar varices, sufren hinchazón de pies especialmente con el calor y tras pasar largos periodos sentadas. También si tienen obesidad o son diabéticas. En este caso las mejores recomendaciones nos las dará un profesional del aparato circulatorio.
Neuroma de Morton.
Es un inflamación de los tejidos que recubren los huesos de los dedos y que tiene como resultado la presión sobre los nervios de la zona, que se traduce en un dolor agudo, como si nos estuviéramos quemando, al pisar. Se relaciona normalmente con calzado demasiado estrecho y se soluciona cambiándolo por otro de punta más ancha.
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