Diez fuentes de microplásticos que pueden acabar en tu boca (y lo ignoras totalmente)
Los microplásticos han aparecido en casi todos los lugares donde los investigadores han buscado. Y no son pocos. Pero, ¿qué son en realidad los microplásticos? Cuando nos referimos a medidas tan pequeñas hacemos referencia a partículas sólidas muy pequeñas (menores de 5 milímetros) compuestas de mezclas de polímeros (los componentes primarios de los plásticos) y aditivos funcionales.
Estos microplásticos se pueden generar de manera involuntaria, a través del desgaste de piezas de plástico más grandes, o se pueden fabricar de forma intencionada y agregar a productos como exfoliantes faciales o corporales, según la Agencia Europea de Químicos (ECHA). El caso es que todos los plásticos se descomponen en microplásticos.
Teniendo en cuenta que el plástico es un material muy utilizado y que, de los plásticos producidos, solo el 9% se recicla y el 91% restante entra en el aire, la tierra y el agua como residuos, es fácil reflexionar en cuántos productos usamos a diario que contienen este material. Según un estudio publicado en Environmental Science and Technology, es posible que las personas consuman de 39.000 a 52.000 partículas microplásticas al año; teniendo en cuenta que el microplástico también puede inhalarse, este número podría superar los 74.000.
Los 10 lugares donde puedes encontrar microplásticos
Los microplásticos proceden de una variedad de fuentes, incluidos desechos plásticos más grandes que se degradan en piezas cada vez más pequeñas. Estos materiales están más cerca de nosotros de lo que nos pensamos.
- Alimentos y bebidas. El microplástico en los océanos (se calcula que hay hasta 51 billones de partículas microplásticas en los mares) puede ser ingerido por animales marinos, el plástico se acumula y puede terminar en humanos a través de la cadena alimentaria. Los microplásticos son muy persistentes en el medio ambiente y son una amenaza para los organismos marinos y de agua dulce. La ingesta de agua contaminada con microplásticos es la principal ruta de exposición para varias especies marinas. También se han encontrado microplásticos en bebidas como la cerveza y el agua del grifo y alimentos como la miel.
- Césped artificial. Se calcula que los campos de césped artificial constituyen una fuente importante de microplásticos para el medio ambiente, en concreto, entre 18.000 y 72.000 toneladas al año, según un estudio de la Comisión Europea. Se trata, en este caso, y como admiten los expertos, de microplásticos que se agregan intencionadamente.
- Cosméticos y pastas dentales. Cremas, champús, exfoliantes, cremas para quemaduras solares, maquillaje y productos de higiene que incluyen en sus ingredientes el polietileno, con una alta probabilidad, contienen microplásticos para aumentar su efecto abrasivo. Los cosméticos también pueden contener plástico en forma de gel, como tereflalato de polietileno (PET) o metacrilato de polimetilo (PMMA). Las toallitas húmedas, para bebés, desmaquillantes… están hechas de poliéster, polietileno y polipropileno.
- Utensilios de cocina. Cucharas de plástico, tenedores, cuchillos, tazas, pajitas, tapas de botellas, bolsas de plástico, etc., pueden liberar microplásticos al degradarse.
- Bolsitas de té. Algunas bolsas de té contienen una especie de esqueleto de polipropileno. Este esqueleto se rompe en pedazos pequeños cuando el papel se descompone en el compost o la tierra.
- Textiles. La mayoría de los microplásticos que se encuentran en el aire interior proceden de fibras de plástico liberadas de la ropa sintética y los textiles usados en el hogar. Los materiales sintéticos como el acrílico, el nylon y el poliéster representan un 60% de la producción textil mundial. Cuando este tipo de textil se lava, las fibras microplásticas se liberan y terminan en las aguas residuales debido a la falta de una buena filtración. Lavar una chaqueta de lana, por ejemplo, libera hasta 250.000 fibras microplásticas en las aguas residuales, según un estudio realizado por expertos de la Universidad de California.
- Neumáticos. Están hechos de caucho y en un 60% de plástico (estireno butadieno). La fricción, la presión y el calor que se producen al conducir desgastan los neumáticos hasta llegar a producir polvo de plástico que, según la OMS, puede contribuir a la mala calidad del aire.
- Pelotas de tenis. La capa externa está hecha de tereftalato de polietileno (PET), el mismo material que se usa para hacer botellas de leche de plástico. Este plástico, igual que ocurre con los neumáticos, se desgasta con el uso y se convierte en polvo.
- Colillas de cigarrillos. Los filtros de los cigarrillos o, dicho de otra manera, las colillas, están hechas de un plástico llamado acetato de celulosa, que se erosionan en pedazos de plástico cada vez más pequeños, en forma de microplásticos. Pero es que cuando se tira una colilla en el suelo no solo se arroja al medio ambiente este plástico, sino también la nicotina, los metales pesados y otros productos químicos.
- En el aire. Sorprenden estudios como el realizado por expertos de Ecolab, en la Escuela de Ciencias Agrícolas y de la Vida, en Toulose, y publicado en Nature, según el cual, en una zona de los Pirineos del sur de Francia, se ha registrado una tasa diaria de 365 partículas microplásticas por metro cuadrado que caen del cielo. Los expertos, que hablan de los microplásticos como una nueva forma de contaminación atmosférica, han encontrado que más del 50% de los microplásticos encontrados son fragmentos de menos de 25 micras de tamaño (el cabello humano es de entre 50 y 70 micras).
¿Son perjudiciales?
¿Qué le sucede al plástico cuando entra en el cuerpo? ¿Pasa sin efectos? Los expertos aún no están del todo seguros sobre la cantidad de microplásticos que un cuerpo puede tolerar o cuánto daño pueden hacer. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nivel actual de microplásticos en el agua potable, por ejemplo, no representa un riesgo para la salud, aunque insta a realizar más investigaciones sobre la absorción y distribución de partículas microplásticas muy pequeñas, sobre todo de las nanopartículas.
Los expertos aseguran que tratar las aguas residuales elimina más del 90% de los microplásticos presentes en las aguas residuales. En cambio, otro estudio, realizado por el King’s College, de Londres, plantea la hipótesis de que, con el tiempo, el efecto acumulativo de la ingestión de plástico podría ser tóxico. Y esto lo razonan porque algunos están hechos con productos químicos tóxicos; una acumulación de estas toxinas podría afectar, con el tiempo, al sistema inmunológico.