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¿Has perdido el olfato tras la COVID-19? Prueba con esta técnica para recuperarlo

¿Alergia o resfriado? ¿Sabes diferenciarlos?

Cristian Vázquez

4 de noviembre de 2020 20:14 h

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Dejar de sentir olores es un síntoma bastante común entre los pacientes de COVID-19. Varios estudios -entre ellos un trabajo de científicos españoles- señalan que alrededor de la mitad de quienes padecen la enfermedad experimentan este síntoma, aunque otras estimaciones apuntan que podría sufrirlo hasta el 80% del total.

Para muchos de los contagiados, la repentina anosmia (la pérdida total del olfato) o hiposmia (su pérdida parcial) es el primero de los síntomas en aparecer. Aunque en la mayoría de los casos aparece acompañado de otros síntomas, en el 16% de los pacientes -según los citados estudios- dejar de sentir olores es la única señal de la enfermedad.

Consecuencias y riesgos de perder el olfato

La pérdida del olfato implica también una pérdida -total o parcial- del gusto, pues ambos sentidos trabajan juntos al momento de reconocer los sabores. Y aunque esto podría parecer un problema menor, no lo es. En principio, porque implica riesgos, como ingerir comida sin advertir que está en mal estado, no poder detectar escapes de gas o que algo se está quemando, o incluso descuidar la higiene personal al no sentir los propios olores corporales.

Pero eso no es todo. No poder sentir aromas ni gustos redunda también en toda una serie de otras complicaciones: dificulta o impide disfrutar de las comidas y bebidas, de las relaciones sexuales, del contacto con los hijos, de la naturaleza. 

Más aún si se añaden otros fenómenos, como las disosmias o parosmias, que consisten en una percepción distorsionada de olores y sabores (lo que lleva a que ciertos productos que antes gustaban ahora resulten desagradables), y la fantosmia: sentir olores desagradables que en realidad no existen en el ambiente donde la persona se encuentra.

Todo esto disminuye la calidad de vida. Puede redundar en problemas físicos, como pérdida de peso o déficits nutricionales por dejar de comer ciertos alimentos o hacerlo en mucha menor cantidad, y también en consecuencias emocionales, como ansiedad, tristeza o depresión.

Plazos para la recuperación del olfato

Por fortuna, la mayoría de los pacientes de COVID recuperan el olfato al cabo de días o semanas. Sin embargo, existe una minoría de casos que tardan más. Y, por lo que se sabe de otras anosmias causadas por virus –como el de la gripe–, el problema puede durar meses o incluso años. Así lo explica en este artículo Adolfo Toledano, otorrinolaringólogo especializado en olfato del Hospital Ruber Internacional.

En esos casos son de gran ayuda los tratamientos de rehabilitación olfatoria. Consisten en una técnica que procura “entrenar” el olfato para que pueda volver a sentir los aromas. Según la empresa AbScent, especializada en estos tratamientos, se trata de una especie de “fisioterapia para la nariz”. 

“El entrenamiento del olfato no es una cura, sino una forma de amplificar su recuperación. Cada vez que lo haces, estimulas los nervios olfativos que te posibilitan a oler. Y esto es lo que los ayuda a sanar”, explican.

Esta técnica de rehabilitación olfatoria se basa en investigaciones iniciadas hace poco más de una década por un equipo de científicos de la Universidad de Dresde, Alemania. El primer estudio, publicado en 2009, comprobó que el entrenamiento del olfato funciona: los pacientes que lo realizaron mejoraron su capacidad para percibir los olores. 

Cuatro pasos para volver a oler

“La exposición estructurada a olores seleccionados puede aumentar a corto plazo la sensibilidad olfativa”, afirma el trabajo en sus conclusiones. La técnica de rehabilitación -desarrollada a partir de ese y otros estudios del mismo equipo, tal como explican documentos desarrollados por AbScent- consisten básicamente en los siguientes pasos:

1. Preparar los elementos para el entrenamiento

El equipo básico consiste en cuatro pequeños frascos o recipientes con tapa, dentro de los cuales se coloca papel de acuarela (u otro tipo de papel con un alto porcentaje de fibra de algodón, que le otorga mucha capacidad de absorción). 

Los aromas se obtienen a través de aceites esenciales, con unas gotas de los cuales se mojan los papeles dentro de los recipientes. Los aceites utilizados de forma habitual, desde el citado estudio de 2009, son limón, rosa, eucalipto y clavo de olor. Pero también se pueden usar otros aceites, o incluso productos de consumo cotidiano, como café, queso o especias.

2. Practicar al menos dos veces por día

El entrenamiento olfativo se debe realizar al menos dos veces por día. A mayor cantidad, más rápido debieran notarse los resultados. Se toma uno de los recipientes, se destapa, se acerca a la nariz y se mantiene allí durante unos veinte segundos. 

Luego se descansa durante alrededor de medio minuto, y se repite el procedimiento con cada uno de los siguientes frascos. Se pueden dejar los frascos en la mesa de noche, y realizar el entrenamiento olfativo antes de dormir y por la mañana, nada más despertarse.

3. Concentrarse

Una clave del entrenamiento es enfocarse en la tarea. “Concéntrate en lo que podrías estar oliendo”, explican los expertos de AbScent: “Intenta no distraerte y busca el olor en lo que sea que estés experimentando; intenta no juzgar, solo estar con el olor”. 

Se recomienda pensar en el producto que corresponde al olor que se intenta sentir. Por ejemplo, si lo que se huele es aceite esencial con aroma a limón, pensar en un limón. Y poner toda la atención en la experiencia, para identificar todas las sensaciones que se puedan tener ese momento.

4. Tomar apuntes

Otra parte importante del procedimiento es tomar apuntes. La recomendación es calificar la intensidad de los olores percibidos (con números del 0 al 5, donde 0 sería “no siento nada” y 5 “huelo con normalidad”) y la similitud con el olor real (el 0 sería “irreconocible” y 5 el “olor auténtico”, tal como se recuerda). 

También se sugiere apuntar otros comentarios acerca de la experiencia: “Huelo algo muy vago”, “Cada vez mayor intensidad”, “Siento un olor muy desagradable”, etc. Este registro escrito, cada nota con su correspondiente fecha, ayuda a ver los progresos en la recuperación del olfato.

En general, esta técnica no muestra resultados inmediatos. Incluso los pacientes que las ponen en práctica pueden tardar meses en recuperar, poco a poco, el olfato y el gusto. Pero, según explican los especialistas, el proceso de “reaprender” a sentir los aromas será más rápido si esta medidas de rehabilitación olfatorio se ponen en práctica.

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