Helicobacter pylori; un riesgo latente que vive en nuestras entrañas

Foto: Public Domain Pictures

Jordi Sabaté

9 de diciembre de 2018 19:47 h

Raül, lector y socio de eldiario.es nos hace la siguiente petición en un correo electrónico: “me han detectado recientemente Helicobacter pylori en el estómago y la digestóloga me ha propuesto hacer el tratamiento para erradicar la bacteria, aunque me ha avisado de que es un tanto duro y me ha matizado que no es imprescindible. Lo cierto es que no tengo ni úlceras ni dolores de ningún tipo, así que no sé si merece la pena hincharme a antibióticos. Quisiera saber un poco más sobre esta enfermedad antes de tomar una decisión”.

Quién es Helicobacter pylori

Helicobacter pylori es una bacteria gramnegativa del tipo bacilo con forma helicoidal que vive en el estómago de los animales, principalmente mamíferos cercanos al ser humano. Su principal característica es la poder usar si forma de hélice para entrar como un sacacorchos en la mucosa intestinal, donde se queda pegada viviendo como parásita. Se sabe además que precisa muy poco oxígeno para subsistir, así como que tiene la capacidad de fabricar ureasa, un enzima capaz de descomponer la urea en amoníaco y CO2.

De este modo el amoníaco formado es capaz de neutralizar parcialmente los ácidos de los jugos gástricos alrededor de la bacteria, permitiéndole vivir en un entorno tan hostil. Pero a su vez el amoníaco provoca lesiones en el epitelio intestinal que pueden acabar creando úlceras de estómago y duodeno, cuando el sistema no es capaz de cicatrizar las heridascon la misma rapidez que las produce la bacteria.

Qué afecciones puede causar

De tal suerte, “se considera que Helicobacter pylori es la causante del 90% de las úlceras de estómago, y el resto hay que achacárselo a la ingesta abusiva de antiinflamatorios no esteroideos, desde el ibuprofeno a la aspirina”, explica el digestólogo Hernán López Mendoza. El doctor López aclara que también se cree que Helicobacter pylori pueda ser una de las causas de los cánceres gástricos, así como del linfoma de tejido linfoide asociado a mucosa (MALT), un tipo de cáncer linfático.

Aunque no existen por el momento pruebas concluyentes a este respecto, la OMS considera a Helicobacter pylori como probablemente cancerígena. No obstante, para tranquilidad de Raül, conviene matizar que no todas las cepas, de las casi 400 que se conocen, tienen la misma virulencia ni actúan igual sobre todas las personas. En la mayoría de afectados jamás se producen síntomas y pueden convivir con la bacteria toda la vida sin saberlo. Son lo que se conoce como infectados asintomáticos.

En España, por ejemplo, Helicobacter pylori solo produce úlceras pépticas a entre un 15% y un 25% de los infectados, y se considera que en un grupo todavía mucho menor la infección puede derivar en un cáncer. Se desconoce todavía de modo completo cuáles son los mecanismos que hacen a una cepa más virulenta que otra, pero según el doctor López, “la capacidad de hacer daño se estudia por el genoma de la bacteria, de modo que hay de momento dos cepas secuenciadas”.

Por qué se recomienda el tratamiento aunque no haya úlcera

Sin embargo, el digestólogo destaca que Helicobacter pylori es un huésped muy frecuente en los seres humanos, pues se estima que entre el 50% y el 70% de la población mundial, dependiendo de la zona, está infectada por este patógeno. En el caso de adultos jóvenes la tasa de infectados puede ser de un 20% en los países desarrollados, mientras que los países en vías de desarrollo supera el 50% y en ocasiones alcanza el 90%).

En España la tasa se sitúa sobre el 50% y es un objetivo fijado en toda la Unión Europea reducir estas tasas hasta la erradicación, por lo que se recomienda el tratamiento aunque el infectado sea asintomático, el caso de Raül. El motivo es que de este modo se trata de frenar la extensión de Helicobacter pylori, que se contagia por vía bucal y fecal, de un modo paralelo al aumento de las medidas de higiene.

“Una contaminación fecal procedente de un individuo infectado, por ejemplo en un restaurante, puede pasar inadvertida sin provocar intoxicaciones, pero en cambio es probable que infecte una nueva persona, o a varias”, explica el doctor López Mendoza. También se ha aislado la bacteria en la saliva y la placa dental de individuos infectados, de lo que se infiere que también se puede transmitir por los besos.

Un tratamiento caro y no siempre eficaz

La extensión del tratamiento a los individuos asintomáticos busca eliminar las posibilidades de transmisión, aunque el tratamientocompleto, “una combinación de dos antibióticos con bismuto”, puede alcanzar los 100 euros. “Se toma durante diez días junto a un protector estomacal potente; es un tratamiento muy intensivo que no todo el mundo procesa bien”. El médico explica que hay personas a las que les provoca excesiva fatiga, dificultar para evacuar, heces y lengua negras, etc. E incluso así no siempre resulta 100% eficaz.

“Al cabo de como mínimo cuatro semanas tras el tratamiento hay que hacer una prueba para comprobar la erradicación, y si hubiera signos de persistencia se probará otra combinación de antibióticos”, apostilla el digestólogo, que aclara que “el 99% de los pacientes se curan al tercer intento, aunque en Inglaterra se ha detectado una cepa resistente de varios antibióticos, entre ellos el metronidazol”, la principal sustancia usada contra Helicobacter pylori

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