Juanetes: por qué salen y cómo se curan
Los juanetes no solo son un problema estético. Puede causar dolor y afectar la función física porque limita el calzado que nos podemos poner y reduce la actividad que podemos realizar.
¿Qué es un juanete?
Un juanete, conocido como Hallux Valgus, es más que una protuberancia a un lado del dedo gordo. En realidad, esta deformidad refleja cambios en el marco óseo de la parte frontal del pie. Cuando hay un juanete, el dedo gordo se apoya sobre el segundo dedo en vez de apuntar hacia adelante. Esto desalinea los huesos y produce la imagen tan típica de esta dolencia.
Esta deformidad progresa lentamente, es decir, no aparece de un día para otro. Se inicia con la inclinación del dedo gordo que, con los años, modifica de manera gradual el ángulo de los huesos y va deformando el pie. En lugar de crecer en paralelo, los dedos gordos se inclinan hacia el resto.
Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de desarrollar juanetes porque es más probable que usen zapatos estrechos, ajustados y puntiagudos, que fuerzan el dedo gordo hacia adentro y ejercen una mayor presión el primer metatarsiano.
Las cinco causas que explican la aparición de un juanete
Uno de los factores que se asocia con la aparición de juanetes es la herencia de la estructura ósea. Aunque esta deformidad no es un defecto hereditario en sí, lo cierto es que sí viene favorecido por el tipo de pisada al andar, que depende de la morfología del cuerpo, que sí se hereda por los genes. Por tanto, no es el juanete lo que se hereda sino el tipo de pie.
Hay otros factores que se suman al riesgo de crecimiento de juanetes:
- Estructuras defectuosas, como pie plano. No todas las personas con pie plano tienen juanetes, pero existen razones estructurales y mecánicas para que estos se desarrollen más fácilmente cuando el pie funciona de cierta manera.
- Ligamentos excesivamente flexibles. Las articulaciones dependen de los ligamentos para la estabilidad estructural. Cuando los ligamentos están sueltos, es fácil ver cómo las articulaciones que soportan peso, como las de los pies, pierden algo de soporte estructural.
- Anomalías congénitas como metatarsus adductus.
- Artritis. Enfermedades como la artritis reumatoide pueden desestabilizar las articulaciones y acelerar su degeneración.
- También se considera, como hemos comentado antes, que los zapatos de tacón alto o estrechos favorecen el crecimiento de juanetes porque tienden a empujar el dedo gordo hacia los otros dedos. Pueden agravar los ya existentes o hacer que se desarrollen en personas con un riesgo genético. La mala mecánica del pie, combinada con otros factores de riesgo, aumentan las posibilidades de desarrollar juanetes.
Los juanetes, ¿duelen?
Lo más habitual es que un juanete provoque una inflamación de la articulación con enrojecimiento, sensibilidad y dolor. En los casos más graves, el dedo gordo puede extenderse por encima o debajo del segundo dedo, ejerciendo presión sobre este.
Si no se trata, un juanete puede causar otras afecciones como:
- Bursitis, en la que la bursa, el saco lleno de líquido que amortigua los huesos, tendones y músculos cerca de las articulaciones, se inflama y duele.
- Dedo de martillo, una curvatura anormal.
- Metatarsalgia, una inflamación del pie.
- También puede aparecer dolor articular más profundo cuando el juanete ha evolucionado mucho.
Además de estos síntomas, los juanetes se asocian con dificultad para caminar con normalidad o mover el dedo gordo del pie o la aparición de callos donde los dedos de los pies se frotan.
Debido a que esta articulación en la base del dedo gordo soporta gran parte del peso al caminar, los juanetes pueden causar un dolor intenso y constante. Además, la articulación puede volverse tan rígida y dolorida que incluso ponerse los zapatos puede llegar a ser un tormento.
Los correctores, ¿ayudan?
Los aparatos ortopédicos y correctores no pueden corregir un juanete, recuerda la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos (AAOS). En la misma línea se manifiesta la Sociedad Española de Medicina y Cirugía del Pie y Tobillo (SEMCPT), que asegura que hay muy pocos métodos que eviten la progresión de la deformidad. Las llamadas “juaneteras”, admite, “no evitan la progresión y su uso produce dolor en muchas ocasiones”.
Cuando este ya se ha desarrollado, la única solución es la cirugía. El tratamiento depende de la gravedad del dolor, el historial médico, la rapidez con la que progresa, etc.
La prevención es la mejor solución para los juanetes. La elección del calzado en este punto es fundamental. Los zapatos planos, con sujeción y suficiente ancho para los dedos son la mejor opción. También es aconsejable hacer ejercicios específicos en el caso que aparezcan los primeros síntomas de un juanete.
Puede ayudar, por ejemplo, andar un poco descalzo por casa porque activa los músculos de las articulaciones del dedo. Si, pese a todo, los juanetes aparecen, estos son permanentes a menos que se corrijan con cirugía, recomendable sobre todo cuando el dolor es intenso.
El objetivo no solo es aliviar el dolor sino también devolver el dedo a su posición correcta. Huesos, ligamentos, tendones y nervios son colocados en el orden correcto y desaparece el tan característico bulto. El mejor tratamiento lo valorará el podólogo.
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