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Tengamos claro o no cuál es la planta que queremos añadir a nuestra casa y una vez concienciados de ser capaces de darle los mejores cuidados, es hora de dirigirnos al sitio elegido en busca de aquella que esté en las mejores condiciones.
A menudo, algunos amantes de las plantas se entristecen al ver que estas mueren poco después de comprarlas. En ocasiones puede deberse a que no les hemos proporcionado los mejores métodos para aclimatarse a su nuevo hogar.
En otras, es posible que esa planta ya estuviera enferma en el sitio en el que la hemos comprado, donde puede ser que no haya recibido los cuidados necesarios para mantenerse en buen estado.
Para que esto no ocurra y nos sea posible gozar de una planta saludable y lustrosa, estos son los aspectos que no pueden escaparse a nuestra vista cuando la compremos.
Hojas lustrosas y pocas flores
La clave de la salud de las plantas está en las hojas, así que lo mejor antes de comprarlas es observarlas detenidamente. Debemos prestar atención a la cara superior, pero sobre todo al envés de cada una de ellas, ya que es donde más notables son los síntomas de enfermedad.
Por ejemplo, la hoja amarillenta o medio seca suele deberse a un mal riego, exceso o falta de sol, mientras que las partes secas y marrones significan que está quemada por el sol.
Otro de los mayores enemigos para su salud son las plagas: comprarlas con algún tipo incrementa la posibilidad de contagiar a las demás de nuestro jardín. Pero, ¿cómo detecto la plaga? Muy sencillo: agitando la mano por encima de la maceta, como si de un abanico se tratase. Si aparece cualquier insecto volador, lo mejor es no comprarla.
Si la hoja tiene bocados puede ser síntomas de animales como orugas; si está arrugada, es posible que tenga plagas como la cochinilla. Por su parte, la mosca blanca, muy común y fácilmente visible en el envés de la planta, “se alimenta de savia y, como la cochinilla, deja un rastro viscoso y potencialmente nutritivo para los hongos”, exponen desde Verdecora.
Si no encontramos ninguno de todos los rasgos mencionados, las hojas son vibrantes y tersas y el verde es intenso, estamos listos para pasar a comprobar los siguientes aspectos.
Pero antes de nada, debemos saber que, respecto a las flores, si lo que buscamos es una planta que inunde nuestra casa de ellas durante el mayor tiempo posible, lo mejor es comprar aquella que no tenga muchas flores pero sí gran cantidad de capullos, así disfrutaremos del proceso de floración al completo.
3x1: cuidado con las raíces, la maceta y el peso de la planta
Si el vendedor está de acuerdo, lo ideal es sacar la planta de la maceta, ya que así comprobaremos con claridad el estado de sus raíces a través de los imprescindibles agujeros de drenaje situados en la base de la maceta.
En el caso de que sobresalgan algunas raíces por los agujeros, todo está bien, pero si lo hacen en exceso formando una maraña, probablemente la planta haya sufrido falta de nutrientes y estrés, por lo que es recomendable no comprarla.
Por su parte, si están marrones, pegajosas o malolientes estarán afectadas por el exceso de riego. En ningún caso soportarán bien trasplantarlas al llegar a casa y acabarán muriendo.
Si hemos conseguido sacar la planta de la maceta, mientras observamos las raíces debemos percatarnos del peso de la planta. Este buen aliado nos revelará qué planta ha recibido más agua: debemos escoger aquella que más pese, prestando siempre atención a que no esté encharcada por exceso de agua.
Por su parte, el material de la maceta debe ser el adecuado, claro que todo dependerá del tipo de planta. Aquellas que necesiten mucho sol, como el cactus, no deben estar en una maceta plástica que se recaliente, mientras que las que requieran un sustrato muy húmedo no se beneficiarán de una maceta de barro, pues estas transpiran el agua con rapidez.
Grandes y altas: no siempre es mejor
A veces es preferible escoger una planta más pequeña, pero más fuerte y joven y con brotes que pronto darán lugar a nuevas hojas. Aun así, una planta pequeña en una maceta grande normalmente acabará de ser trasplantada y su precio suele estar hinchado.
Algunos ejemplares tendrán la parte delantera de la planta con más hojas y la de atrás más despoblada: esto denota que no los han girado y no han recibido luz natural de forma homogénea.
Respecto a la altura, es importante tener en cuenta que, como explica la técnica en jardinería María Belén Acosta en la web de Ecología Verde, “si se encuentra en un entorno donde no hay luz suficiente, la planta crecerá anormalmente rápido, alargándose cuanto pueda en busca de acceder a una mayor cantidad de luz”.
Este fenómeno conocido como ahilamiento es muy habitual en semilleros, ya que al sembrar muchas semillas juntas compiten por crecer las primeras para alcanzar el acceso a la luz. ¿El problema? al crecer en exceso el tallo se debilita y al trasplantarlo puede partirse.
¿Dónde es mejor comprarla?
Lo ideal es comprar las plantas en tiendas especializadas donde suelen recibir la luz y los cuidados necesarios, como floristerías, viveros, garden center o invernaderos.
Por ejemplo, en la revista Cultivar Salud, Antonio Catania, biólogo y docente especialista en producción de plantas de interior y exterior, explica que “si estamos en una tienda multiprecio, o una floristería tipo kiosco en la vía urbana, posiblemente las plantas estarán en la acera frente a la entrada, muchas veces sin regar, recibiendo los rayos del sol y las inclemencias del tiempo”.
Existe la opción de comprarlas online, aunque ello cuenta con algunas desventajas que no siempre tienen porqué cumplirse: “no puedes tocar la planta de modo que has de depositar tu confianza en la del encargado de la tienda online, los gastos de envío para pocas plantas suelen ser altos y existe un riesgo de que las plantas sufran daños durante el viaje”, explica la técnica jardinera Mónica Sánchez en la web de Jardinería On.
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