Iluminación por sensores de movimiento: lo que debes saber si vas a comprar uno
El mundo de la iluminación avanza conforme lo hace la tecnología, motivo por el que cada vez es más común ver en las tiendas especializadas mayor variedad de sistemas para iluminar nuestras casas, establecimientos o jardines.
Hace algunos años los sensores de movimiento de iluminación irrumpieron en el mercado como una opción más para iluminar nuestros hogares. Para los que están barajando la opción de instalarlos, antes de hacerlo conviene tener en cuenta diferentes aspectos al respecto para saber si nos interesan o no sus funciones, cuáles son los tipos que existen y sus ventajas y desventajas.
Para ello, contamos con la ayuda de David Pastor, gerente de Arteluz, tienda de iluminación y tecnología LED.
Principales tipos de sensores de iluminación
Los sensores de movimiento de iluminación son unos pequeños dispositivos electrónicos que detectan el movimiento de las personas o animales y encienden automáticamente las luces de la habitación en la que están instalados.
La duración de estas luces puede permanecer encendida por un periodo de tiempo previamente configurado o hasta que el sensor deje de percibir el movimiento en la habitación.
Aunque son conocidos como sensores de movimiento, lo cierto es que los dos tipos más comunes se basan en la iluminación por infrarrojos o por microondas, ambos similares en su funcionamiento.
Así nos lo explica Pastor, quien afirma que “los infrarrojos hacen una medición del espacio y cuando perciben en su ángulo de visión un calor humano o animal que no estaba ahí cuando se instalaron, se activan. Con los microondas ocurre lo mismo pero a través de ondas”.
Otro tipo que también suelen ser bastante comunes son los sensores de iluminación para los jardines, que funcionan con una pequeña placa solar, aunque algunos también cuentan con sensor de movimiento.
“Por ejemplo, estos sensores cuando no detectan movimiento suelen quedarse en un mínimo de luz de un 10%, pero en el momento que el aparato detecta nuestra presencia, suben al 100% su capacidad de iluminación”, explica Pastor.
La instalación, clave de un buen funcionamiento
Como explica Pastor, “la instalación es sencilla pero imprescindible para su buen funcionamiento. Se conecta el sensor al aparato que queramos que funcione, para ello hay que desconectar el interruptor habitual o, en su defecto, dejarlo siempre encendido”. También existe la opción de solicitar a un experto su instalación, aunque esto aumentará el coste.
La importancia de la instalación se debe a que es fundamental tener en cuenta el lugar donde se coloca el sensor para que no haya errores a la hora de detectar el movimiento, considerando qué radio de alcance tiene el sensor obtenido, que suele ser de 180º a 360º según el modelo.
Según Pastor, la mayoría de sensores suelen llevar diferentes niveles de regulación: “la mayoría regulan los metros y los grados en los que quieres que actúe, incluso el tiempo que quieres que se mantenga encendida la luz”.
Su colocación depende del gusto de cada uno y de la capacidad del sensor: “hay algunos que van empotrados en el techo y otros que van puestos donde tenías el interruptor en la pared, pero también los hay para lámparas, etc.”, explica Pastor. “Su uso no es tan común en hogares como lo es en garajes o trasteros, aunque en algunos casos también se compran para que las personas mayores los instalen en los pasillos y que no tengan que ir buscando la luz”.
Bajo su experiencia en el sector, Pastor apunta que “donde más útiles resultan y donde más se utilizan es en las zonas comunes de las comunidades de vecinos, en lugares en los que, si hubiera un interruptor normal, mucha gente se lo podría dejar encendido ocasionando un mayor coste económico a la comunidad”.
Principales ventajas
Pastor explica que se trata de una buena inversión. “Un sensor que vaya más o menos bien puede rondar los 15 o 20 euros”. A esto se suma la comodidad de no tener que buscar la luz en la oscuridad o cuando se tienen las manos ocupadas, pero sobre todo el ahorro que suponen, especialmente para aquellos despistados que suelen dejarse las luces encendidas.
Esto se debe a que solamente encienden la luz cuando es necesario, haciendo que, además de ahorrar energía, la factura de la luz disminuya. Según las estimaciones que hacen desde diferentes webs de compañías eléctricas y de venta especializada en estos productos, una bombilla LED consume de media entre 10 y 15 W (valoración de PepeEnergy), mientras que un sensor de movimiento consume entre 0,5W y 8W según la potencia, evalúa Endesa.
Principales desventajas
Por otra parte, las conclusiones de un ensayo realizado por Finder, empresa de productos de confort, energía y automatización, advierten de que la utilización incorrecta de un sensor o su mala calidad pueden conllevar un incremento en la factura de entre un 40% y un 80%“.
Pastor corrobora que la elección de un sensor de movimiento de mala calidad es el principal riesgo. No asegurarnos la adquisición de uno con unos estándares de calidad óptimos, así como cerciorarnos de que la ubicación es correcta a la hora de instalarlos, puede hacer que tengan una respuesta lenta o que se enciendan constantemente.
“He llegado a ver sensores de movimiento de iluminación instalados en comunidades que, con un ruido fuerte o con la luz del ascensor, encienden los sensores piso a piso, lo que no solo no es una solución, sino que es una fuente de gasto adicional”, dice Pastor.
Por ejemplo, los sensores por infrarrojos son más sensibles a las temperaturas altas o bajas, algo que los puede llevar a error. Por su parte, los sensores por microondas suelen ser más potentes y precisos, ya que las ondas son más sensibles y activan más rápido el foco.
Esto puede ser útil o molesto según la sensibilidad deseada, pues también puede hacer que se activen por error. Aun así, en ambos casos lo más común es que tengan la opción de regular metros, grados y sensibilidad.
Concluye David Pastor: “personalmente no los veo cómodos para todas las estancias de la casa, porque pueden resultar poco prácticos si su respuesta es demasiado lenta o si se activan en momentos en que pueden asustarte, pero sí tienen muchas ventajas en otras zonas, sobre todo en comunidades de vecinos, garajes, etc.”.
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