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Aunque este invierno el frío no azote tanto España como otros años, a todos nos gusta dormir calentitos. Y es en esta época cuando llega la pregunta de la discordia: ¿Edredón o manta?
La elección entre estos dos objetos que nos salvan del frío invernal no solo depende de los gustos de cada uno, sino que ambos tienen sus ventajas y sus desventajas.
Quizá elegir no sea fácil pero, al menos, conociendo lo bueno -y lo no tan bueno- que nos puede aportar cada uno de ellos, sabremos decidir con conocimiento si es la manta o el edredón aquello que se merece un lugar sobre nuestra cama.
Riesgo de neumonitis en edredones
Según un estudio realizado por el Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, la neumonitis por hipersensibilidad puede ser provocada por el relleno de plumas de los edredones, creando dificultades respiratorias derivadas de esta enfermedad inflamatoria que, al parecer, está causada por el polvo que acumulan las plumas de las aves.
El verdadero problema llega cuando esta neumonitis se convierte en crónica derivando en fibrosis quística. Entonces, inhalar una mínima cantidad diaria de este polvillo será suficiente para empeorar nuestro estado de salud.
Según la OCU, el uso de edredones o almohadas de plumas entraña un riesgo muy bajo, por lo que no es aconsejable evitar su uso a no ser que seamos sensibles a esta enfermedad.
Las mantas, paraíso de los ácaros
Por lo tanto, aquel que lo sea deberá plantarse cambiarse a la manta. Eso sí, cuidado: las mantas son el paraíso de los ácaros. Cuando termina el invierno, las guardamos durante mucho tiempo en un armario, donde estos animales microscópicos se lanzan a ellas.
A pesar de que son relativamente inofensivos, son el mayor infierno para los alérgicos porque su presencia provoca rinitis, conjuntivitis o asma. ¿La solución? Según el alergólogo Alejandro Joral, “lavar regularmente el edredón o tenderlo para que le dé el aire, sobre todo después de sacarlo del armario”.
Otra opción, como explica el investigador de la Universidad de Kingston Stephen Pretlove, es no hacer la cama y ventilarla durante todo un día para que el descenso de humedad y temperatura mate, aunque no todos, buena parte de los ácaros.
¿Sufres insomnio? Esto te interesa
Definitivamente, si se trata de prevenir alergias los edredones son más aconsejables que las mantas. Las plumas de su interior mantienen a raya la humedad creando un hábitat no agradable para los ácaros, aunque eso no quiere decir que no los haya en los edredones, pero sí en menor cantidad.
No obstante, si sufrimos de insomnio o mala calidad de sueño, una de las medidas para intentar moderar el estrés y la ansiedad nocturna consiste en dormir bajo una manta pesada.
La presión que ejercen sobre el cuerpo, que a priori puede parecer angustiosa, reduce el cortisol y aumenta los niveles de serotonina y dopamina, ayudando en la mejora del estado de ánimo y del sueño.
Aunque existen mantas lastradas rellenas de pequeñas bolitas de cristal o plástico que proporcionan el peso necesario, lo cierto es que las mantas de lana de toda la vida ya son, de por sí, bastante más pesadas que un edredón. Así que, en aquellas personas con insomnio puede resultar una buena medida para gozar de un buen sueño.
El tiempo es oro
Uno de los motivos principales por los que la gente suele escoger el edredón antes que la manta se debe a su manejabilidad. Mientras que hacer la cama con sábanas y mantas puede ser un trabajo un poco más costoso, la cama con edredón se hace en un abrir y cerrar de ojos.
Además, mantener el edredón limpio es más sencillo, solo es necesario lavar la funda y, en ocasiones, poner el nórdico a ventilar para eliminar los posibles ácaros y el polvo superficial.
Por el contrario, las mantas son mucho más delicadas y, debido a la gran presencia de ácaros ya mencionada, necesitan un cuidado más complejo si no queremos vivir entre ellos. Su cuidado dependerá de cada tipo, pues algunas mantas de lana son lavables, pero otras requieren limpieza en seco.
Economía: ¿ahorro o inversión?
Es indiscutible que los edredones de plumas son la opción más barata, pero eso no quiere decir que sea la mejor de todas. De hecho, los edredones de mayor calidad son los de plumón, que no es lo mismo que la pluma, pues su contenido procede del cuello de las ocas y patos.
Estos proporcionan más calor que cualquier otro tipo de edredón y tienen un tacto más suave, de ahí su precio, más caro que los de plumas. Lo mismo ocurre con las mantas, son un poco más caras pero su composición, además de calentar hasta a los más frioleros, lo hace de forma inmediata.
¿Cuál de ellos transpira más?
Tanto la manta como el edredón son transpirables, pero lo cierto es que los edredones de plumón parecen ser los más eficaces al respecto. Aun así, como explican desde Tapicerías Castaño “no hay apenas rellenos en el mercado compuestos exclusivamente de plumón, sino que se mezclan con plumas seleccionadas, también de gran calidad, pero que ya tienen caña. El problema está cuando la proporción de pluma excede el 8 o el 10%”.
Será ahí cuando el tacto sea más áspero y, al no ahuecarse las plumas como ocurre en el edredón de plumón, afecta también a su calidad de transpiración.
¿Y desde el punto de vista ético?
Las plumas y el plumón que se encuentran en los edredones suelen venir de aves acuáticas sacrificadas con fines alimentarios. Pero lo cierto es que, aunque el desplumado de aves vivas es cada vez menos común, sigue existiendo en países como China, Polonia y Hungría, así lo demuestran desde PETA, organización de Personas por el Trato Ético de los Animales donde estiman que el 50% del plumón y entre el 40 y el 45% de las plumas han sido desplumados en vivo.
Por otro lado, según Dave Thomas, del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Wisconsin asegura que “la mayoría de las ovejas domésticas no pierden el vello naturalmente y hay que esquilarlas”.
De hecho, la esquila es un proceso realizado una vez al año que coincide con el levante propio de la lana del animal en los meses de verano para evitar el calor. Si no se esquilan, corren riesgo de sufrir más infecciones, ceguera, obstrucción de las vías urinarias y dificultad para levantarse por el peso del vello.
Sin embargo, âlas ovejas se han cruzado durante miles de años para obtener mayor cantidad de lana, en busca de una oveja con la piel muy arrugada lo que puede provocar miasis.
En países como Australia, uno de los mayores exportadores de lana del mundo, âcuando sufren esta infección, como explican desde AnimaNaturalis, los ganaderos no gastan dinero en medicamentos y las mutilan de forma agresiva. Según Animals Australia, “alrededor de tres millones de ovejas mueren de miasis en Australia”.
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