El interés por la dieta sin gluten ha crecido en los últimos años promovido sobre todo por mensajes divulgados en redes sociales que la han puesto de moda y la han promocionado con ideas como que detrás del gluten free hay una opción saludable que ayuda a perder peso y a reducir la hinchazón. Esto lleva a algunas personas a retirar el gluten de su dieta sin ningún motivo médico y sin ningún tipo de asesoramiento ni control nutricional.
En España, de acuerdo con el informe Tendencia de exclusión alimentaria en la población española, realizado por la Academia Española de Nutrición y Dietética en colaboración con la Fundación Mapfre, un 8% de los españoles lleva a cabo una dieta sin gluten sin justificación para el 72% de los casos. Esto no solo no sería necesario sino que, además, puede dificultar el diagnóstico de patologías relacionadas.
¿Qué es el gluten?
El gluten es una proteína que se encuentra de forma natural en el trigo y otros cereales como centeno y algunas variedades de avena. Pero también se puede añadir durante el procesamiento para dar textura –aunque no tiene casi valor nutritivo, sí posee valor tecnológico al dar volumen y esponjosidad a masas de pan–. Podemos encontrarlo, por tanto, en alimentos como pasta, cereales, productos horneados como pizzas para dar elasticidad a la masa, también en helados o salsa de soja.
Como recuerda la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), algunas personas no pueden digerir bien esta proteína ya que, tras su consumo, se producen fragmentos proteicos que activan el sistema inmunológico porque detecta estos fragmentos como tóxicos, lo que acaba provocando una reacción adversa. La mayoría de personas con celiaquía, una enfermedad autoinmune, desarrollan inflamación y daño en el tracto intestinal y otras partes del cuerpo al ingerir gluten.
Se calcula que en España afecta a unas 450.000 personas, sobre todo mujeres. En estos casos, la única manera de tratar la enfermedad es llevar una dieta sin gluten que elimine la inflamación y los síntomas.
Por tanto, la dieta sin gluten solo está indicada para aquellas personas que tienen alguna patología relacionada con el gluten: celiaquía, sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC) y alergia a los cereales que lo contienen. En estos casos sí es clave seguir la dieta de manera estricta. Sin embargo, y en consonancia con el informe citado, esta vez según un artículo publicado en Journal of Nutrition and Metabolism, las personas que optan por una dieta sin gluten son muchas más que las que están diagnosticadas con enfermedad celíaca.
Por qué no es necesario eliminar el gluten si no hay problemas asociados: efectos
Pese a todo, sin un problema detrás y un verdadero diagnóstico, hay pocas o ninguna razón que justifique que deba seguirse una dieta sin gluten. Como explica a elDiario.es Carolina González, dietista y nutricionista de Conciencia Nutricional: “No es necesario eliminarlo, aunque sería bueno elegir panes de buena calidad con larga fermentación o masa madre, espelta, panes y masas de buena composición”.
¿Qué ocurre si una persona decide, por su cuenta y sin asesoramiento de un especialista, eliminar el gluten de su dieta? Como puntualiza González, su composición de aminoácidos no es completa y, por tanto, “no es una proteína de buena calidad”. El hecho de que haya otras fuentes de alimentos con mejor perfil proteico, como el pescado, el huevo, la carne o las legumbres, hace que, según González, “no haya ninguna carencia nutricional si no se toma gluten”, siempre y cuando se lleve a cabo una alimentación equilibrada.
Algunos estudios como este publicado en Nutrients demuestran, por ejemplo, que la dieta sin gluten sin control que sigue la mayoría de la población celíaca y sana estudiada es poco variada y desequilibrada. El problema está, según los expertos, en que esta decisión implica descartar algunos productos básicos como el pan o la pasta, que son importantes fuentes de energía y proteína, así como carbohidratos y vitaminas y minerales: prohibir de manera innecesaria el gluten puede reducir la oportunidad de obtener hierro y magnesio, así como zinc y vitamina B12, según la investigación.
En este otro artículo publicado en British Medical Journal los expertos concluyeron, tras seguir a unas 100.000 personas durante 26 años, que las que comieron menos gluten sin tener enfermedad celíaca ingirieron menos cereales integrales saludables, lo que se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca con el tiempo. De ahí que aconsejaran seguir comiendo alimentos ricos en nutrientes con gluten para conseguir una salud cardiovascular óptima.
Tal y como advierte la nutricionista, al eliminar el gluten “también habría que revisar la composición de los alimentos sin gluten, sobre todo los procesados, porque en muchas ocasiones no tienen ingredientes de buena calidad”.
Eliminar el gluten tampoco ayuda a adelgazar
Debido a que estamos hablando de una proteína que contienen sobre todo cereales, formados por hidratos de carbono complejos, si reducimos o eliminamos el gluten de nuestra dieta lo que estaremos haciendo casi seguro es reducir o eliminar los cereales de la alimentación, “lo que probablemente hace que se vea reducido el contenido de energía consumido al día, de ahí que se diga que se pueda adelgazar”, afirma González. Incluso, advierte la experta, “casi se toma como una nueva 'dieta”.
Sin embargo, esta restricción, lejos de conseguir el objetivo de perder peso, lleva a un mayor deseo y ansiedad por esos alimentos. “Es necesaria mucha educación alimentaria por parte de dietistas-nutricionistas para cambiar esta creencia” —muchas veces alentada por las redes sociales—, “donde la población copia este tipo de estrategias”, admite González.
“Eliminar el gluten de la dieta no ayuda a perder peso”, aunque reducir el gluten de alimentos como el pan, la pasta, la pizza, el cuscús o la cerveza y sustituirlos por derivados sin gluten de arroz, maíz, quinoa o pasta de garbanzos sí “ayuda a reducir la sensación de inflamación, especialmente en personas con hipotiroidismo y síndrome de ovario poliquístico (SOP)”, aclara la experta.