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La pandemia cambió los hábitos de trabajo en todo el mundo, forzando primero a muchas personas a trabajar desde casa y más tarde convirtiendo el teletrabajo en una opción cada vez más demandada por la sociedad. Esto ha llevado a mucha gente a poner en casa una pequeña oficina desde la que trabajar largas horas, y con ello enfrentarse a los mismos problemas causados por el sedentarismo, pero en su propia casa.
Trabajar en la misma postura física durante largos periodos de tiempo, tanto en la oficina como en casa, puede tener repercusiones negativas en nuestro bienestar físico y mental. El sedentarismo hace aumentar el riesgo de muerte prematura en general y, en especial, el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y cáncer. Para colmo, el ejercicio físico una hora al día, aunque es beneficioso, no es suficiente para reducir estos riesgos significativamente. La inactividad prolongada produce resistencia a la insulina y hace aumentar el colesterol y los triglicéridos.
Sentarse también hace descender el metabolismo, por lo que comiendo lo mismo, se empieza a ganar peso. El simple acto de cambiar la forma en que nos colocamos físicamente mientras realizamos tareas laborales, como alternar entre estar de pie y sentado, no sólo es recomendable, sino que puede tener importantes beneficios. En estudios se ha comprobado que basta con que las personas obesas pasen más tiempo de pie para que su metabolismo aumente hasta en 350 kcal al día.
En primer lugar, levantarse de la silla proporciona una oportunidad práctica de interrumpir largos periodos de concentración y movimiento, lo que favorece la circulación sanguínea. La mejora de la circulación alivia la tensión muscular, reduce la tensión en la columna vertebral y aumenta los niveles de energía, de modo que se puede trabajar más en menos tiempo. Además, poder trabajar dinámicamente puede favorecer una postura saludable, ya que nuestro cuerpo no está encerrado en una misma posición durante periodos prolongados. También crea un entorno que fomenta la motivación y el compromiso al proporcionar variedad en lugar de estancamiento al realizar tareas rutinarias.
Las ventajas e inconvenientes de trabajar de pie
Para cambiar de postura, una solución es trabajar de pie. Aquí entran en escena los escritorios elevables. Se trata de mesas montadas sobre un bastidor que mediante un motor eléctrico o mecanismo de manivela permiten ajustar la altura.
Trabajar de pie en un escritorio elevado puede tener muchas ventajas. No sólo puede ayudar a reducir los síntomas del dolor lumbar que a menudo se produce al estar sentado durante largos periodos, sino que también puede aumentar los niveles de alerta y productividad, además de mejorar la circulación y la respiración. Estar de pie también quema más calorías que estar sentado, lo que puede ayudar a perder peso.
Para quienes tienen un estilo de vida sedentario debido a un trabajo de oficina, utilizar un escritorio elevado les permite estar de pie varias horas al día sin dejar de hacer su trabajo. Sin embargo, los estudios han comprobado que no se trata tampoco de estar de pie todo el tiempo, sino cambiar activamente de postura, de estar sentados a estar de pie.
Un metaanálisis de estudios diferentes no pudo encontrar pruebas de que las mesas para trabajar de pie tuvieran efecto a la hora de reducir el tiempo que los trabajadores pasaban sentados. Es decir, aunque podían elevar la mesa para estar de pie, tener esta mesa para trabajar reducía solo 30 minutos al día el tiempo en la silla.
Además, pasarse todo el tiempo de pie puede producir problemas de espalda y varices, como saben bien las personas que trabajan detrás de un mostrador o una caja registradora.
Otra opción posible son los asientos o plataformas para estar en movimiento mientras se trabaja. En unos casos, se trata de una cinta de andar colocada bajo la mesa, y en otros de un asiento con pedales, que permiten estar en movimiento mientras se trabaja. De nuevo, la clave es usar esos dispositivos, ya que en el estudio anterior, las personas que disponían de ellos estaban sentadas la mayor parte del tiempo.
Mesas elevables
A pesar de lo anterior, tener siquiera la posibilidad de levantarse de la silla sin parar de trabajar es una mejora frente a estar todo el día en un asiento. Una opción interesante es programar alarmas que nos avisen cada cierto tiempo de que hay que cambiar la altura de la mesa.
Las mesas más sencillas y económicas tienen un bastidor accionado a manivela, como este modelo disponible en Leroy Merlin. Sin embargo, ya que se trata de una cuestión de fuerza de voluntad, puede ser buena idea gastar algo más en un escritorio con motor eléctrico, como este otro modelo de la marca Aosom.
Las ventajas de los escritorios elevables eléctricos es que en su mayoría disponen de memoria. Esto quiere decir que es posible memorizar una altura determinada de la mesa y cambiar a esa posición con un solo botón. Conviene recordar que tanto de pie como sentados, la altura correcta del tablero es aquella que permite que los antebrazos estén paralelos al suelo formando un ángulo recto con el cuerpo.
Los modelos más avanzados, como esta mesa elevable de Flexispot disponen también de un mecanismo eléctrico. Aunque son más caras, la diferencia de precio viene sobre todo de la mayor comodidad, y también una estructura más robusta de patas y tablero, que ofrecen mayor estabilidad, soportan más peso y hay menos riesgo de que se vuelquen.
Convertidores de escritorio
Si la mesa elevable se sale del presupuesto o no hay posibilidad de colocar una en tu lugar de trabajo u oficina, hay una opción intermedia: los convertidores. Se trata de una plataforma con un mecanismo de tijera que se coloca sobre una mesa convencional. Accionando una palanca, el tablero se eleva hasta la altura necesaria para trabajar de pie.
Es posible encontrar estos dispositivos por un precio bastante menor que un escritorio. Este modelo de la marca Aosom dispone de dos superficies a distintas alturas para el teclado y la pantalla, y un pistón de gas para elevar la plataforma sin esfuerzo. Un dispositivo similar es el ofrecido por Flexispot, que dispone de una bandeja para el teclado extraíble que permite trabajar más cómodamente al ofrecer cierta distancia con el borde de la mesa.
Bicicletas de escritorio
¿De pie? ¿Sentados? ¿Por qué no pedaleando? Las bicicletas de oficina parecen una bicicleta estática pero sin manillar. Esta opción nos permite estar en movimiento sin cambiar tanto de posición, pero no es compatible con una mesa convencional, requiere un escritorio elevado que deje suficiente espacio bajo el tablero. Los precios son altos y hay opciones con distintos grados de comodidad en el asiento. Este modelo de Decathlon ofrece una postura más reclinada, mientras que este otro de Flexispot dispone de un asiento con respaldo.
En todos los casos comentados, por muy alta que sea la inversión en mobiliario activo, sean escritorios elevables, convertidores, asientos inestables o bicicletas de escritorio, siempre hay que luchar con la tendencia del cuerpo a quedarse en la misma posición. Aún dependemos de nuestra fuerza de voluntad para movernos intermitentemente y mejorar nuestra salud.
Según indican los estudios, lo ideal es realizar pausas frecuentes en el trabajo. Basta con una pausa de un minuto cuarenta segundos cada media hora durante la que se debe caminar o hacer un ejercicio ligero, como subir escaleras, para recuperar la sensibilidad a la insulina que proporciona caminar. También pueden funcionar pausas más largas, de unos cuatro o cinco minutos, esta vez cada hora. En todos los casos, los expertos recomiendan realizar algún tipo de actividad.