Tengo una estructura de uralita en casa, ¿qué debo hacer?
Tuberías, depósitos, techos, canales pluviales, etc., son varios los materiales fabricados con fibrocemento con amianto, o uralita (nombre de la empresa fabricante y con el que se conoce este mineral en España), que aún podemos ver en muchas casas. El amianto es un mineral compuesto de fibras microscópicas que está presente en la naturaleza en distintas variedades.
El fibrocemento es una mezcla de cimiento pórland y amianto (o asbesto) que se usaba sobre todo en el construcción, especialmente en la época de los años setenta. En España se ha utilizado amianto blanco sobre todo en la fabricación de placas onduladas de fibrocemento (uralita), aislantes y también en canales, depósitos y conducciones de agua. Pero ahora en España está prohibido fabricar la uralita, o fibrocemento, con amianto.
Esta prohibición es de diciembre de 2002, aunque desde un año antes ya se prohibía la fabricación y solo se permitía vender lo que ya estaba fabricado. Esta normativa no afectaba a los materiales que ya estaban instalados y que, por tanto, están permitidos hasta el final de su vida útil. Pero, ¿cómo se puede calcular la vida útil del amianto?
Según la nota “Materiales con amianto en viviendas: guía práctica” del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, de 2014, “los materiales con amianto tienen un ciclo de vida entre 30 y 50 años”. Esto explicaría por qué aún quedan cobertizos, depósitos o tuberías hechos de uralita que, si se quieren eliminar, debe hacerlo una empresa especializada que tendrá que disponer de los permisos que la legislación impone.
Cuándo es peligroso
La fibra de amianto está considerada un material tóxico. Está prohibida en España y en Europa. Los materiales más peligrosos son los friables, es decir, los que se disgregan en pequeños trozos, polvo o fibras y estas se desprenden en el aire. La uralita, si está en buenas condiciones de conservación y el riesgo de desprendimiento de fibras es poco probable, es decir, está en buen estado, no comporta en sí mismo un riesgo para la salud. El problema está en el grado de deterioro de la uralita y cuando esta se manipula.
Cuando se rompe o se desgasta, pueden liberarse fibras de amianto en el entorno, y estas se pueden respirar e introducir en el pulmón, con el riesgo de producir enfermedades con el paso del tiempo. Además, las fibras también pueden adherirse en la ropa y desprenderse más adelante, lo que puede suponer una expansión de la contaminación. Al derribarse y realizar operaciones de corte o lijado en este material pueden soltarse altas concentraciones de fibras de amianto, que son microscópicas y no se ven a simple vista.
La exposición continua al amianto puede provocar problemas respiratorios por inhalación de las fibras de este mineral y puede derivar en enfermedades graves, como asbestosis (enfermedad pulmonar crónica y conduce al desarrollo de fibrosis alveolar, intersticial y pleural); cáncer de pulmón; mesolelioma (tumor maligno raro del mesotelio pleural o peritoneal). El riesgo depende sobre todo de factores como la concentración de fibras presentes en el aire; la duración y frecuencia de la exposición; el tamaño de las fibras inhaladas y el tiempo que ha pasado desde la exposición inicial.
Retirar la uralita, una operación larga y costosa
La operación para retirar uralita de una casa es larga y costosa, aunque se trate de una pieza de pocos metros cuadrados. Dada la peligrosidad del fibrocemento con amianto, la retirada de este material no debe hacerse de forma particular, sino que se tendrán que contratar los servicios de una empresa especializada.
Desde que se tienen los permisos hasta que se retira pueden llegar a pasar hasta cuatro meses. En España, si se tiene una construcción hecha de uralita y se quiere retirar, las condiciones de gestión de retirada quedan recogidas en el Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo. La norma establece las pautas para realizar los trabajos de mantenimiento de instalaciones con amianto y la retirada de materiales con contenido de amianto:
- Elaboración de un Plan de Trabajo para impedir que se produzca dispersión de fibras de amianto en el aire. Estas deben eliminarse a través de sistemas de extracción. Los materiales que se extraen deben almacenarse y transportarse en embalajes cerrados y con etiquetas reglamentarias que indiquen que contienen amianto. También deben conocerse cuáles son los vertederos autorizados para residuos de amianto si no se quiere correr el riesgo de ser responsables de un delito ecológico con multas e incluso penas de cárcel en función de la gravedad del material vertido. Por tanto, debe tenerse en cuenta que es un material tóxico que requiere espacios habilitados. Este tipo de material no lo aceptan los distintos puntos limpios, centros de recepción selectiva de productos para la reutilización de residuos.
- Formación de los trabajadores para que conozcan las propiedades del amianto y sus efectos sobre la salud, la importancia de los medios de prevención para minimizar la exposición, las prácticas seguras, el uso apropiado de los equipos respiratorios o las exigencias en materia de vigilancia de la salud.
- Evaluación de riesgo. En este apartado se incluye la necesidad de asegurar que ningún trabajado está expuesto a una concentración de amianto en el aire superior al límite ambiental de exposición diaria de 0,1 fibras por centímetro cúbico para un periodo de ocho horas.
Si bien la retirada en sí de uralita no es costosa, sí lo son, como se observa, las precauciones que deben tomarse. En algunos casos se ha propuesto poder contar con puntos verdes de recogida de residuos habilitados para que las personas puedan eliminar sin riesgo pequeñas cantidades de uralita que tengan en casa. El objetivo sería poder eliminar estos residuos (pequeños) sin que ello suponga un coste demasiado elevado para los ciudadanos.
En España hay varias empresas especializadas en la retirada de material de uralita que tienen que cumplir con el Real Decreto 396 y tienen que estar inscritas en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA). Este registro lo gestiona cada comunidad autónoma. Las empresas inscritas en el RERA son las únicas autorizadas a realizar trabajos con materiales que contengan amianto y, por tanto, las únicas que podrán realizar labores de desamiantado.