Cómo y por qué elegir un buen filtro para el agua del grifo

Martín Frías

5 de marzo de 2024 22:31 h

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¿Bebes agua del grifo? Si no lo haces, piensa que el agua embotellada es una de las mayores fuentes de contaminación por plástico en el mundo y que cada año se producen más de 500.000 millones de botellas, la mayoría de las cuales terminan en el medio ambiente. La compañía Coca-Cola es responsable por sí sola de casi la mitad de esas botellas. 

Beber agua es muy importante para la salud, y tenemos la suerte de vivir en un país donde el agua del grifo es en general de buena calidad, con ciudades que tienen aguas blandas, con niveles muy bajos de sales de calcio y magnesio, como Burgos, Madrid o Granada, de excelente calidad.

El agua del grifo se trata con cloro para evitar la contaminación bacteriana. Por desgracia, en aquellas áreas donde el agua tiene alto contenido de cal, esta combinación de cal y cloro hace que el agua tenga mal sabor. Es en estas zonas donde se produce la mayor venta de agua embotellada. España es la cuarta productora de agua embotellada en la UE, la mayor parte de ella de manantial. Aun así, el agua del grifo en España, incluso en estos lugares donde el sabor es discutible, es perfectamente saludable. 

Sin embargo, podemos disfrutar de agua del grifo con buen sabor eliminando el cloro y las sales de calcio con un filtro. El agua filtrada, además, mejorará el sabor de nuestro café y guisos. Hay diversas opciones, desde las más económicas hasta las más sofisticadas, que combinan distintos tipos de filtrado. 

Filtros de carbón activado

El carbón activado es uno de los materiales más populares y versátiles para la filtración de agua. Funciona mediante la adsorción, un proceso químico por el cual las impurezas se quedan adheridas a la superficie del carbón activado. Esto se debe a la estructura porosa del carbón, que proporciona una amplia superficie para capturar contaminantes como cloro, sedimentos y ciertos compuestos orgánicos, mejorando el sabor y olor del agua. Los filtros de carbón activado son eficaces, accesibles y fáciles de mantener, lo que los convierte en una opción popular para muchos hogares.

Filtros de ósmosis inversa

Los sistemas de ósmosis inversa son conocidos por su capacidad para purificar el agua a un nivel muy alto. Funcionan forzando el agua a través de una membrana semipermeable que filtra una amplia gama de contaminantes, incluidos metales pesados, sales, bacterias y virus. Aunque son más costosos y requieren una instalación más compleja, los filtros de ósmosis inversa ofrecen una de las aguas más puras disponibles para el consumo doméstico.

Filtros de sedimentos

Los filtros de sedimentos están diseñados para capturar partículas físicas como arena, polvo y óxido. A menudo se utilizan como primera etapa en otros sistemas de filtración para proteger y prolongar la vida útil de otros filtros. Trabajan mediante una malla o fibra muy fina, de entre 0,5 y 0,01 micras, que retiene las partículas mientras permite que el agua limpia fluya. Son una solución simple pero efectiva para mejorar la calidad del agua, especialmente en áreas donde los sedimentos son un problema común.

Filtros de intercambio iónico

Los filtros de intercambio iónico, comúnmente utilizados para suavizar el agua dura, se centran en eliminar minerales como el calcio y el magnesio, que causan la dureza del agua. Funcionan intercambiando iones de estos minerales por iones de sodio o potasio, lo que resulta en agua más suave que es mejor para la piel, el cabello y prolonga la vida útil de las tuberías y aparatos domésticos. Además, algunos filtros de este tipo también pueden eliminar contaminantes como el plomo y el nitrato.

Sistemas de luz ultravioleta (UV)

Los sistemas de desinfección ultravioleta utilizan luz UV para tratar el agua, eliminando bacterias, virus y otros microorganismos matándolos mediante la descomposición de su ADN. Esta tecnología es eficaz, ecológica y no añade químicos al agua, pero requiere que el agua esté relativamente clara para que la luz UV sea efectiva. A menudo se combina con otros tipos de filtros para garantizar la eficacia.

Qué filtro de agua comprar

Estos sistemas se combinan en diferentes instalaciones de filtros, de la más sencilla a las más costosas:

  • Jarras filtradoras: suelen tener un depósito superior en el que se vierte agua del grifo, que pasa por un filtro y se deposita en la cámara inferior. Los filtros suelen ser una combinación de un filtro de sedimentos y carbón activado, y se deben cambiar cada pocos meses para mantener su efectividad.
  • Filtros para el grifo: estos filtros se acoplan a la salida de agua del grifo de la cocina y disponen por lo general de una llave para pasar de agua del grifo a agua filtrada. El filtro utilizado es similar al que se usa en las jarras y también debe cambiarse cada pocos meses. 
  • Filtros bajo el fregadero: estos filtros se colocan entre la toma de agua del fregadero y el grifo. Es posible instalar un grifo separado para la salida de agua filtrada, aunque hay modelos de grifos que incorporan una llave y una toma adicional para la instalación de estos. Es la opción más costosa y pueden tener varias etapas de filtración, combinando filtros de sedimentos, carbón activado y, en los modelos más caros, intercambio iónico y UV. Los filtros son de mayor tamaño y tienen una vida útil más prolongada, que puede llegar a un año. 

Filtrar el agua del grifo puede costar entre poco más de 20 euros, para las jarras filtradoras, y varios cientos de euros para los sistemas multietapa bajo el fregadero. En todos los casos hay un coste recurrente por la sustitución periódica de los filtros. Sin embargo, comparado con el coste del agua embotellada, se trata de una inversión que se amortiza en poco tiempo y ahorra al medio ambiente kilos y kilos de desperdicios plásticos.