Gatos y perros son buenos para el cerebro de los mayores, ¡lo dice la ciencia!
Compartir la vida con un perro o un gato (o más de uno) puede proteger nuestro cerebro, fortalecer nuestra memoria y ralentizar el deterioro cognitivo natural que sufrimos con la edad, afirma un estudio reciente y pionero.
No es poca cosa: las capacidades del cerebro, como la memoria, el razonamiento y la comprensión, pueden empezar a deteriorarse pronto, y empiezan a mermar a partir de los 45 años de edad, según afirma un estudio publicado en el British Medical Journal.
Pero la ciencia acaba de constatar que este proceso degenerativo natural puede frenarse o al menos ralentizarse cuando vivimos y cuidamos durante al menos cinco años de un amigo peludo de cuatro patas, como un gato o un perro. ¡Casi nada!
Vivir con perros y gatos ralentiza el deterioro cognitivo
Un grupo de científicos estadounidenses ha recolectado datos relativos a la memoria y los recuerdos de un total de 1.369 personas de 50 o más años de edad, de varios grupos socio-demográficos, y durante un periodo de seis años, a partir de 2010.
La mitad de los participantes vivían con al menos un animal de compañía a su cargo (un 53%); de muchas especies, pero, sobre todo, perros y gatos. Las funciones cognitivas se evaluaron durante los sucesivos años en función de diferentes test que valoraban la capacidad de los participantes para recordar ciertas palabras a lo largo del tiempo.
También recogieron información acerca del tiempo que cada participante había compartido su vida con un animal de compañía. Y los usaron y cruzaron para valorar la memoria y la capacidad de retención de palabras (y su deterioro) de los participantes de 50 o más años de edad.
La investigación, publicada en Neurology, la revista científica de la Academia americana de Neurología, concluye que, comparados con las personas que no han compartido la vida con perros o gatos, aquellas personas de 50 años de edad o más que han vivido y cuidado de un amigo peludo experimentan un deterioro menor y más lento de la memoria verbal (un 0.21 inferior, en su escala).
Además, son capaces de retener un mayor número de palabras y durante más tiempo. Estos beneficios de vivir con gatos y perros para nuestro cerebro comienzan a partir de una convivencia de cinco años.
Cómo gatos y perros protegen nuestro cerebro
Una de las autoras del estudio, Jennifer Applebaum, socióloga e investigadora de la Universidad de Florida, especializada en relaciones entre animales de compañía y sus humanos, sugiere que estos beneficios cognitivos de vivir con un perro, un gato u otro animal pueden estar relacionados con algunos de los mismos mecanismos de protección contra el estrés y la ansiedad que nuestros animales y amigos peludos provocan en nosotros.
“Este estudio pionero confirma que los animales con los que compartimos la vida pueden amortiguar el deterioro cognitivo y tener un efecto protector en capacidades cerebrales como la memoria en adultos a partir de los 50 años”, argumenta Applebaum.
“Y creemos que este efecto protector está relacionado con algunos de los mismos mecanismos que nos ayudan a amortiguan el estrés, y que se activan durante nuestra convivencia con ellos”, añade.
Estos hallazgos de la Universidad de Florida suponen un primer paso fundamental para entender cómo una relación de amistad y amor, respetuosa y responsable con nuestros perros y gatos (también conejos, cobayas, y hasta tortugas) puede proteger nuestros cerebros y fortalecer la memoria.
Ahora bien, puntualiza Applebaum: “No estamos diciendo que salgamos y adoptemos un perro o un gato sin haberlo meditado antes bien”. Adoptar un amigo peludo, o más de uno, debe partir de una decisión responsable y comprometida con su salud y bienestar emocional durante toda su vida; teniendo en cuenta que también implica costes y tiempo de cuidado y cariño.
Ya lo sabemos: entender a nuestros perros y gatos y hacerlos felices también nos hace felices a quienes los queremos, nos preocupamos por ellos y les dedicamos nuestro tiempo. Y, por si fuera poco regalo, tenerlos cerca haciéndonos reír o ronroneando en nuestro regazo, ahora sabemos que todo este amor peludo también nos ayuda a proteger nuestra memoria y a conservar nuestros recuerdos durante más tiempo.
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