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La ley de derechos de los animales obligará a pasar un curso para poder vivir con un perro

Vivir con un perro

Eva San Martín

8 de febrero de 2022 22:34 h

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El anteproyecto de ley de protección y derechos de los animales que propuso en octubre el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, encabezado por Ione Belarra, aún está pendiente de aprobación y no se sabe cuándo se publicará o entrará en vigor. Pero el borrador incluye medidas contundentes y esperanzadoras para los animales domésticos, como perros y gatos, que comparten la vida con nosotros. También pretende acabar con el abandono —entre 150.000 y 300.000 perros y gatos quedan desamparados en España cada año—, además de evitar el abuso y el maltrato de animales domésticos.

Por evitar confusiones, lo que sí entró en vigor el pasado 5 de enero fue la triple reforma legal, que modifica el Código Civil, la Ley de Enjuiciamiento Civil y Ley Hipotecaria; una transformación legal muy importante que supone que los animales, por fin, son considerados en España seres sintientes.

Eso significa que no podrán ser embargados, hipotecados, abandonados ni maltratados; y que habrá que tener en cuenta su bienestar en caso de separación o divorcio. Eso ya lo tenemos. Pero la que será la primera ley estatal de protección animal que, insistimos, aún no ha entrado en vigor (y no sabemos cuándo lo hará), y que tiene por nombre Ley de Protección y Derechos de los animales, va más allá ya que establece la “obligatoriedad de preservar el bienestar animal” de nuestros compañeros animales de vida, y se pone como objetivo regular el reconocimiento y la protección de la dignidad de los animales por parte de la sociedad. 

También regula nuestro comportamiento hacia ellos “como seres vivos dentro de nuestro entorno de convivencia” y aclara que aquellos que vivamos con animales tenemos “el derecho a disfrutar responsablemente de su compañía y el deber de protegerlos”.

La futura ley estatal de protección animal, además, establece obligaciones y prohibiciones, con multas a quienes las incumplan que van desde los 600 a los 600.000 euros, en función de la gravedad. Y, entre ellas, obliga a superar un curso de formación a quienes quieran vivir con un perro. 

Así será el curso para poder vivir con un perro

Una de las medidas estrella recogidas en lo que será la primera ley estatal de protección de los animales es que obliga a quienes quieran vivir con un perro a superar un curso formativo con el “objetivo de facilitar una correcta tenencia responsable del animal, muchas veces condicionada por la ausencia de conocimientos por parte de la persona propietaria en el manejo, cuidado y tenencia de animales”. 

El curso obligatorio para vivir con un perro consistirá en una “formación básica”, sencilla, gratuita y online, con la que el Gobierno pretende que se cubran los conocimientos mínimos para “el manejo, cuidado y tenencia de animales”. El contenido se determinará con un reglamento, y aún no está fijado.

Como ha explicado el director general de Derechos Animales, Sergio García Torres, este curso para vivir con un perro o una compañera perruna también “ofrece unos conocimientos de civismo y responsabilidad básicos” como, por ejemplo, “recoger los excrementos de la calle”. 

No solo el curso será obligatorio. También habrá que contratar un seguro de responsabilidad civil para poder vivir con un perro que, además, no se podrá quedar solo, sin supervisión, durante más de 24 horas. Ese plazo se amplía a un máximo de tres días en el caso de los gatos y otros animales de compañía.

Además, se prohíbe el sacrificio (salvo razones sanitarias o eutanásicas), la venta de todos los animales de compañía en tiendas, así como su exhibición al público en escaparates, a excepción de los peces.

Protección de las colonias felinas

Por desgracia, la nueva ley se olvida (por el momento) de exigir lo mismo a quienes quieran adoptar o vivir con un gato; una lástima porque los expertos en comportamiento felino sabemos que el conocimiento de su comportamiento natural sigue siendo una tarea pendiente, y un requisito esencial para entender a nuestros gatos y que sean felices en casa. 

En cambio, el texto sí reconoce, protege y regula la gestión ética de las colonias felinas de nuestros gatos comunitarios, los felinos que viven en nuestras calles, parques y barrios, una medida muy necesaria, celebrada y positiva.

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