Por mucho que nos lo vendan bajo diferentes colores, marcas y formatos, el jabón es jabón y cumple sus funciones básicas ya sea de elaboración casera o industrial. Se basa en la mezcla de sosa cáustica y aceite, que genera una reacción química que se conoce como saponificación y que da como productos glicerina y sales de ácidos grasos y sodio, que son los jabones propiamente.
Aunque tradicionalmente la saponifición se provoca a alta temperatura, también puede hacerse sin necesidad de calentar la mezcla y con instrumentos de cocina básicos. Eso sí: dado que la sosa caústica es altamente corrosiva y desprende mucho calor y humos tóxicos al reaccionar con el agua, es conveniente tomar las máximas protecciones mientras hacemos el jabón.
Así que para la saponificación usaremos un jersey o camisa de manga larga, guantes de goma de limpieza y a poder ser gafas protectoras, aunque valen también unas lentes cualesquiera, ya que el objetivo es proteger los ojos de salpicaduras. Por lo demás, nos bastará con:
- un par de jarros de cristal de boca ancha.
- una batidora.
- 600 gramos de aceite vegetal, preferentemente de oliva, aunque también puede ser mezcla con aceite de coco, que es aromático, por ejemplo.
- 80 gramos de sosa caústica en gránulos que se compra en droguerías.
- 200 mililitros de agua.
- Moldes de silicona para hacer pasteles o madalenas, aunque también pueden valer túperes de tamaño pequeño.
Cómo hacer el jabón casero en siete pasos
1. Tras ponernos los guantes y las lentes, tomamos uno de los jarros y vertemos los 200 mililitros de agua.
2. Seguidamente colocamos el jarro bajo la campana de la cocina y encendemos el extractor al máximo. Entonces añadimos, ya pesados, los 78 gramos de sosa cáustica con mucho cuidado, poco a poco y de manera muy gradual, de modo que vaya reaccionando, cogiendo calor y disolviéndose la sosa. Los humos que se generen se irán por el extractor.
Antes de volver a echar otro poco de sosa, esperaremos a que se disuelva la ya vertida. Si no tenemos cocina de fogones podemos poner una madera debajo del jarro o bien hacer la operación a cielo abierto en caso de tener terraza. Por otro lado, nunca haremos la operación al revés; es decir echar agua sobre la sosa: es sumamente peligroso.
3. Dejaremos reposar la mezcla de agua y sosa hasta que la temperatura baje hasta unos 40ºC aproximadamente. Podemos usar un termómetros para medirla, siempre que sea de cristal.
4. Una vez la sosa esté diluida y enfriada, verteremos en el otro jarro los 600 gramos de aceite, previamente calentado también hasta 40ºC, y sobre ellos verteremos seguidamente la solución de sosa y agua del primer jarro. Veremos que el aceite se torna algo pastoso y opaco. Usaremos ahora la batidora, pero inicialmente con el brazo apagado removeremos como si lo hiciéramos con una cuchara, suavemente para que la mezcla se complete.
5. Una vez tengamos los contenidos de los dos jarros debidamente mezclados, sí activaremos el motor de la batidora para darle un uso normal, como si estuviéramos haciendo gazpacho o mayonesa, por ejemplo. Veremos que durante este batido la mezcla se espesa con consistencia de salsa y después de puré. Cuando esté en el punto de puré deberemos parar.
6. Este punto es opcional, pero es el que permite hacer jabones de diferentes olores y texturas. Consiste en añadir algún aceite esencial, que también se puede comprar en herbolarios o droguerías incluso, para que el futuro jabón coja aromas. También se pueden echar semillas de amapola o granos de lavanda para dotarlo de virtudes exfoliantes; también café molido para darle olor y color. Un buen truco es rallar una piel de limón o naranja y añadirla al puré. Una vez hayamos añadido los componentes deseados, removeremos para homogeneizar la mezcla.
7. Seguidamente pondremos una tabla de manera en una superficie y encima una toalla. Encima de la toalla colocaremos los moldes de madalenas y los rellenaremos con la pasta de la mezcla hasta el borde. Después envolveremos el conjunto con la toalla y, cogiéndolo por la madera, lo llevaremos a un lugar donde pueda reposar un día entero, para que se complete la saponificación.
8. A las 24 horas sacaremos de sus moldes los jabones ya conformados y los dejaremos al aire libre o envueltos en papel de cocina para que se sequen del todo, se endurezcan, pierdan los restos de agua y la sosa complete su neutralización. Deberán permanecer en secado durante un mes, tiempo en el cual el pH del jabón se regularizará.
En este vídeo se puede apreciar gráficamente el proceso:
Cómo hacer jabón líquido
Si lo que queremos es convertir este jabón en líquido, deberemos contar con un litro de agua destilada y glicerina líquida, que podemos comprar en farmacias.
- Vertemos el agua destilada en un jarro de cerámica o barro.
- Ponemos una de las piezas de jabón en el litro de agua destilada; mejor si lo pasamos antes por el rallador.
- Calentamos el jarro al baño maría dentro de una cazuela u olla y removemos la mezcla de jabón y agua mientras se calienta.
- Una vez se consigue mezclar homogeneamente el jabón en agua, se retira del fuego y se le añade una cucharada de glicerina y, opcionalmente, algún colorante de nuestra predilección, que se puede conseguir en droguerías. También podemos añadirle un aceite de esencias si queremos.
- Se revuelve la mezcla y se deja enfríar. Después se pueden rellenar con ella dispensadores.
Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines
suscríbete a nuestros boletines