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Jarras para filtrar el agua del grifo: cómo funcionan y cuánto cuestan a la larga

Jarra con filtros.

Martín Frías

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¿A qué sabe el agua del grifo en tu casa? Comparada con otros países, la calidad del agua potable en España es alta y cumple con la normativa de la Unión Europea, que impone límites estrictos para garantizar la seguridad de su consumo. 

Sin embargo, el estado del agua varía según las regiones debido a factores como las fuentes de agua, la concentración de minerales y el nivel de modernización de las infraestructuras de tratamiento. En el norte del país, por ejemplo, el agua potable suele ser abundante y de buena calidad gracias a las lluvias. El agua de Madrid destaca por su excelente calidad, proveniente de la Sierra de Guadarrama, aunque algunas áreas de Castilla-La Mancha el agua tiene problemas de dureza por la concentración de minerales. En el sur, la escasez de agua aumenta la concentración de sales, afectando a su sabor y dureza. 

El mal sabor del agua del grifo suele deberse a la presencia de cloro, que se combina con minerales como el calcio y el magnesio, o incluso con trazas de compuestos orgánicos o contaminantes en bajas concentraciones. En estos casos, una jarra con filtro nos puede ayudar a mejorar el sabor, reducir la dureza y eliminar posibles contaminantes del agua del grifo.

Cómo funcionan las jarras con filtro de agua

Las jarras con filtro de agua, como las del conocido fabricante Brita o Philips, funcionan mediante un doble depósito que hace pasar el agua a través de un cartucho de filtrado que generalmente contiene carbón activado y resinas de intercambio iónico. Estos materiales permiten eliminar impurezas, como los microplásticos, reducir el cloro y metales pesados, y disminuir la dureza del agua, eliminando las sales de calcio. El carbón activado absorbe partículas orgánicas y olores, mientras que las resinas intercambian iones de calcio y magnesio por sodio o potasio, lo que suaviza el agua. El resultado es un agua más limpia y agradable al paladar.

Algunos fabricantes, como LifeStraw, incluyen además un filtro de membrana destinado a eliminar las bacterias y parásitos, lo que puede ser útil cuando hay que beber agua no clorada ni depurada, sea en otro país o en el campo.

Una de las ocasiones en las que podemos notar rápidamente la diferencia es a la hora de hacer café. La ausencia de cloro y minerales permite que se desarrollen mejor los sabores y aromas naturales del grano, evitando los sabores amargos o metálicos. 

El mantenimiento de las jarras de filtrado de agua consiste básicamente en reemplazar el cartucho de filtro según las indicaciones del fabricante, generalmente cada uno o dos meses, ya que el filtro pierde efectividad con el tiempo y uso. 

Un sistema de filtrado permanente bajo el fregadero, por ejemplo, puede proporcionar mejores resultados, agua de mejor calidad y pureza, y cambios de filtro menos frecuentes, pero también es más caro de instalar y mantener. La pregunta es entonces, ¿cuál es el coste a largo plazo de filtrar el agua usando una jarra?

Cuándo elegir una jarra de filtro de agua

Las jarras de filtrado ofrecen ventajas como una instalación sencilla sin necesidad de herramientas, además son portátiles, lo que permite tener agua filtrada en cualquier lugar de la casa o incluso fuera de ella. El reemplazo de los filtros es tan fácil como retirar el antiguo e insertar el nuevo en la jarra. 

Además, las jarras son una buena opción para quienes buscan filtrar cantidades más pequeñas de agua, como una o dos personas, o para aplicaciones concretas, como el café o la preparación de biberones, sin realizar modificaciones en el grifo.

El kit inicial de una jarra filtradora incluye el recipiente y el primer filtro, con un coste entre los 20 y los 30. Más adelante será necesario cambiar los filtros al menos cada dos meses, y cada filtro nuevo, dependiendo de la marca y la cantidad que se compre, tiene un precio de entre 5 y 8. Los paquetes de varios filtros suelen ser más económicos que los filtros sueltos. Hay que tener en cuenta que los filtros pueden no ser compatibles con otras marcas, lo que nos obligaría a comprar el filtro del fabricante de nuestra jarra.  

Uno de los principales inconvenientes de las jarras de filtrado de agua es su capacidad limitada. La mayoría de los modelos tienen una capacidad de unos dos litros, y están pensadas para poder ponerlas dentro del frigorífico. Sin embargo, esto también obliga a estar rellenando la jarra constantemente, lo que puede resultar incómodo. Además, el filtrado de agua hasta llenar la jarra tarda unos minutos.

Si usamos la jarra a diario, deberíamos cambiar el filtro cada mes. Al cabo del año, esto supone un coste de entre 60 y 96 en filtros. Si lo comparamos con un sistema de filtrado bajo el fregadero, el coste inicial es algo más elevado que el de una jarra, entre 50 y 100, incluyendo un pequeño grifo secundario por el que obtendríamos el agua filtrada de forma instantánea. Los filtros que emplean estos sistemas duran todo un año, con un coste de unos 40. El precio final al cabo del año es similar al de la jarra y sus recambios, y a partir del segundo año hay un ahorro considerable, por lo que puede ser una mejor solución para quien necesite el agua filtrada con mayor frecuencia. 

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