Son destinos clásicos desde que tenemos uso de razón, casi desde las películas de Alfredo Landa. Pero se han mantenido ahí, en el top 5 de los destinos de verano más buscados por los españoles, según los datos de trivagotrivago, porque han sabido adaptar su oferta a lo que la sociedad española demandaba en cada momento, y años tras año aún siguen sorprendiendo.
Espléndidos y modernizados hoteles, frente al mar y con piscina, fiesta para los más jóvenes, restaurantes con la gastronomía típica y actividades para toda la familia durante todo el período vacacional: la fórmula funciona. ¿Para qué cambiarla? Te llevamos por estos cinco destinos, del menos al más buscado.
Torremolinos
Este antiguo barrio de Málaga (se independizó en los 80) ha sido siempre un polo de gente joven que acude las noches de verano y los fines de semana a las discotecas en los chiringuitos de Los Álamos. Pero actualmente está en plena reconversión, atrayendo a distintos tipos de público y se ha convertido en referente del turismo gay en el sur de Europa.
Conil
Este pueblo blanco que destella en la costa de la Luz gaditana, se ha puesto de moda entre los jóvenes por su movida nocturna en bares musicales como La Luna y La Cochera, y por playas plagadas de chiringuitos como la de El Palmar, que pertenece al término de Vejer de la Frontera, y los Caños de Meca, parte del municipio de Barbate, donde la Jaima copa los atardeceres, mientras la discoteca Ojhú de Zahora acapara las madrugadas más cañeras.
Salou
Cuando se viene del frío, es el lugar perfecto para el sol y los paseos marítimos. Un buen plan es levantarse pronto, alquilar unas bicis en el Paseo Marítimo y pedalear tan lejos como se quiera por toda la costa Daurada hacia el sur, a destinos como Cambrils, que es su continuación y ha sido declarada Villa Gastronómica; Ametlla del Mar o el Delta del Ebro, un parque natural repleto de aves protegidas. Y para recobrar fuerzas, en pleno centro de Salou son ideales La Taberna (gastronomía catalana) y Mesón Segoviano (cochinillo, cordero), con entidad y sin alardes económicos.
Peñíscola
Peñíscola destaca en la costa Azahar por su turismo familiar de toda la vida, que sale a comerse un helado por su paseo marítimo hasta llegar a Benicarló (son más de 8 km, así que en bici o patinando ya es un buen ejercicio) o al puerto, para subirse en la Golondrina y tomarse después un pescado en el bar, aunque tiene más fama la Freiduría María. Desde ahí se admira el pueblo y su bonito castillo. Y lo mejor es que las playas son tranquilas y cálidas, perfectas para los niños.
Benidorm
Para coger sitio en la playa de Levante hay que levantarse temprano o ir directamente sin acostarse tras una noche de fiesta, mientras que la de Poniente es más tranquila, el remanso de paz de los oriundos, dentro de lo que cabe. Por la Costa Blanca, con los niños se pueden hacer excursiones a Terra Mítica, un parque temático centrado en las antiguas civilizaciones del Mediterráneo: Egipto, Grecia, Roma, Iberia y Las Islas; y al Aqualandia más grande de la península, en el Parque Natural de Sierra Helada. Sin coger el coche, los miércoles y los domingos hay dos mercados callejeros de ropa y fruta que son muy entretenidos.
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