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Todas aquellas personas que hayan sufrido algún tipo de lesión articular o muscular y hayan tenido que pasar por la consulta de un fisioterapeuta para recuperarse, habrán visto seguramente las lámparas de luces rojas y se habrán sometido a la terapia de la luz infrarroja.
Se trata de una técnica de emisión de luz roja e infrarroja, en el espectro entre 600 y 950 nanometros (nm), que se ha demostrado científicamente útil para tratar diversos tipos. de dolencias, principalmente de tipo inflamatorio, aunque no es una terapia milagro tal como posteriormente se ha intentado vender bajo intereses claramente comerciales.
¿Qué es la terapia con luz infrarroja?
Ya en los tiempos de los antiguos egipcios se ha constatado que se practicaban terapias a base de aplicar el sol a través de cristales de determinados colores sobre el cuerpo y que estas tenían efectos en el aumento de las defensas, en la reducción de procesos inflamatorios y en la recuperación en el caso de heridas y cicatrices.
También en la Grecia antigua y en la Roma imperial existían las terapias basadas en la exposición solar. Con el paso de los siglos, en las primeras expediciones espaciales tanto de la Unión Soviética como de Estados Unidos se comprobó que la luz roja tenía un efecto positivo de crecimiento en las plantas que las naves llevaban para sus experimentos.
Posteriormente, se vio que la luz infrarroja tenía también un efecto positivo sobre el cuerpo de los astronautas una vez regresaban de sus misiones, ya que les ayudaba a curarse de sus llagas y de la atrofia muscular que habían sufrido debido a los largos periodos de inmovilidad.
A partir de estas constataciones y tras numerosos estudios, la terapia de la luz roja sufrió un importante desarrollo importante en los años 70 y 80 del siglo pasado y hoy en día ya está plenamente asentada.
¿En qué enfermedades y dolencias funciona?
La terapia de la luz infrarroja se utiliza para el tratamiento de algunas enfermedades así como para la recuperación posterior a las lesiones, lo que explica que sea un objeto presente en la mayoría de consultas de los fisioterapeutas.
En concreto, se ha revelado científicamente eficaz para tratamientos antiinflamatorios tales como la reducción del dolor en la artritis, también en la inflamación provocada por la artrosis. En el caso del túnel carpiano, ha tenido efectos positivos en el fortalecimiento de la mano pero no del dolor.
Donde si se ha mostrado más eficaz es en la estimulación de los folículos para el crecimiento del cabello en el caso de alopecia androgénica. También ha se han visto efectos positivos en el caso del aumento de colágeno en la piel y de la reducción consiguiente de arrugas, lo que puede definirse como regeneración y rejuvenecimiento celular.
Finalmente, la terapia de luz roja se ha mostrado especialmente eficaz en casos de recuperación muscular tras ejercicio físico o en el caso de inflamaciones postraumáticas, como son las capsulitis provocadas tras luxaciones o las inflamaciones de tendones. Es por ello que se suele aplicar en las consultas de los fisioterapeutas.
¿Cuál es el fundamento de la terapia de luz roja?
El fundamento de la terapia de luz roja no es otro que el de la penetración de ondas de luz infrarroja -que están en un espectro entre los 600 y los 950 nm aproximadamente- hacia el interior del tejido dérmico.
En concreto, penetran hasta unos cinco mm. en el interior, estimulando determinados procesos en las mitocondrias celulares que les llevan a producir más Adenosín Trifposfato (ATP), la molécula que se utiliza como moneda de cambio energética en el metabolismo.
Este aumento de la producción de ATP genera un mayor dinamismo metabólico que redunda en la mejora de la cicatrización de las heridas, la reducción de llagas, la desinflamación y recuperación muscular, así como una mejor circulación zonal y un aumento de la producción de compuestos dérmicos como el colágeno, lo que aumenta la plasticidad de la piel.
No lo cura todo
No obstante actualmente existen algunos modelos de lámparas para aplicación doméstica, conviene saber que la terapia tiene eficacia en los casos descritos y no en muchos otros a los cuales se les intenta también asignar éxito.
Es decir, que el rango de dolencias a las que se puede aplicar esta terapia no es infinito y no tiene efectos sobre muchos de los supuestos beneficios que se le otorgan, muchas veces con intereses comerciales. Por este motivo, si bien este tratamiento suele tener efectos positivos, siempre ante alguna dolencia es recomendable consultar a un profesional.
Si vamos a adquirir una lámpara de luz infrarroja, conviene escoger aparatos con la potencia suficiente para que tengan efecto sobre las zonas que deseamos recuperar. Y por descontado, debemos seguir correctamente todo el proceso y los tiempos de aplicación de la luz si queremos que realmente la terapia tenga un efecto positivo sobre nosotros.
Tres modelos de lámparas de luz infrarroja
Lámpara por infrarrojos compacta con una potencia de 100 W y cinco niveles de inclinación para adaptarse a cualquier zona del cuerpo. ideal para el alivio de dolores musculares, cervicales y articulares. Aporta además una mejora de la circulación sanguínea. Su tamaño compacto y pequeño es adecuado para cualquier estancia de la casa e incluso para llevarla de viaje.
Una lámpara de la misma marca pero en este caso con una potencia superior: 300 W. Presenta un cristal cerámico y una inclinación ajustable así como un panel digital con temporizador.
Lámpara de infrarrojos de 150 W, con bombilla Philips, el material de la carcasa es plástico en todas sus partes. Perfecta para tendinitis, dolores musculares y articulares o capsulitis.
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