La del libro impreso versus el libro digital parece ser una de esas discusiones de nunca acabar. Esto se debe, en buena medida, a que cada persona tiene su propia relación con ambos soportes, sus experiencias y, por lo tanto, un vínculo emocional diferente con cada uno. Para quienes se criaron rodeados de libros y revistas de papel puede resultar difícil que los dispositivos digitales les despierten las mismas sensaciones, pero ¿qué ocurrirá con los “nativos digitales”, mucho más familiarizados con las pantallas táctiles que con las páginas impresas?
Un estudio publicado en 2010 -basado en más de 70.000 casos de 27 países distintos- comprobó que criarse en una casa con muchos libros era una enorme ventaja a futuro para los niños: su rendimiento escolar era superior y sus carreras académicas duraban, en promedio, tres años más que las de quienes crecieron en casas sin libros. ¿Qué pasará en el futuro, cuando en una casa haya muchos libros pero estos sean intangibles?
Lectores digitales
El 6% de las personas que leen en España lo hacen exclusivamente en soportes digitales, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros. Esos lectores digitales “puros” constituyen una nueva especie: hasta el informe anterior no los había. Si bien es un análisis que no incluye solo libros, sino también revistas, periódicos, cómics (no considerados libros para ese trabajo), webs, blogs y redes sociales, el surgimiento de esa nueva categoría parece una señal más del avance imparable de lo digital en el ámbito de la lectura.
De hecho, las ventas de libros digitales crecieron en nuestro país un 14% en 2017 (último año del que hay datos publicados), por encima del crecimiento a nivel mundial, que fue del 11%. El último Informe Anual del Libro Digital, editado por la empresa Libranda, asegura que, entre las grandes novedades, el libro electrónico representa “entre el 15% y el 25%” del total de las ventas.
El libro electrónico y sus ventajas
Este crecimiento del libro digital está relacionado, desde luego, con las ventajas que ofrece en comparación con los volúmenes impresos. Entre las principales de esas ventajas se encuentran las siguientes:
Ocupan menos espacio. Este es uno de los beneficios más valorados por quienes prefieren el libro electrónico. Más aún en tiempos en que se pone de moda una gurú del orden que aconseja no tener en casa más de 30 libros.
Son más portables. El ebook es también una excelente alternativa para quien se va de viaje. No solo viajes largos, para los cuales un solo libro podría no ser suficiente, sino también para periodos breves: no siempre es posible saber qué tendremos ganas de leer cuando estemos en nuestro destino.
Más cómodos para leer libros largos. Es un aspecto que se relaciona con el anterior, pero no es lo mismo. Quien haya leído Guerra y paz, Los miserables, David Copperfield y otras obras voluminosas sabe del trabajo de sostener en las manos, durante un largo rato, dos kilos de papel. El formato digital también lo pone más fácil en este sentido.
Permite adecuar el tamaño de la letra. Otro beneficio muy valorado, sobre todo por las personas mayores. La opción de agrandar la tipografía para verla mejor puede ser la diferencia entre leer y no leer un libro.
Accesorios incorporados. Muchos dispositivos para la lectura digital tiene iluminación propia, por lo cual se pueden leer virtualmente en cualquier parte: no hay autobús, ni tienda de campaña, ni noche alguna cuya oscuridad lo impida. También suelen incluir programas como diccionarios y traductores, para que ninguna palabra sea un obstáculo.
Se pueden leer “en la nube”. De este modo, si se cuenta con los dispositivos apropiados, es posible comenzar la lectura en un e-reader y continuarla, por ejemplo, en el teléfono móvil.
Libros más fáciles de conseguir. Existen libros que en papel son casi inhallables, porque fueron publicados hace mucho tiempo y están agotados o descatalogados. En muchos casos, el formato digital ha venido a solucionar ese problema y se pueden leer en la pantalla obras que de otro modo resulta literalmente imposible.
Más fáciles de adquirir. Comprar libros digitales es muy sencillo: te conectas a internet desde cualquier parte y el libro es tuyo en cuestión de segundos. Es un recurso especial para ansiosos, que de este modo se ahorran los días e incluso semanas que puede tardar un libro cuando se envía desde el extranjero.
Más baratos. Los libros en formato digital son más baratos que los de papel. Más aún si se compara con el costo de envío de los volúmenes impresos, en particular, como en el párrafo anterior, cuando se trata de obras publicadas en otros países. De todos modos, como indica el Barómetro de Hábitos de Lectura, la descarga gratuita sigue siendo el método más habitual para la obtención de libros digitales.
Recomendaciones. En función de lo que una persona lee, el propio dispositivo digital le sugiere nuevas lecturas, gracias a un algoritmo que analiza los libros preferidos de usuarios con gustos similares.
No solo libros. Los e-readers no sirven para leer nada más que libros: también toda clase de escritos. Esta es una gran ventaja para leer documentos de toda clase (académicos, laborales, manuscritos literarios, etc.) demasiado largos -e incómodos- para leer de la pantalla del ordenador, sin necesidad de imprimirlos.
No hace falta cortar árboles. En 2003, J. K. Rowling se puso al frente de una campaña para cuidar los bosques del planeta, cuando se enteró de que los libros de Harry Potter publicados hasta entonces habían exigido derribar 6,5 millones de árboles. Desde entonces, todas las ediciones de la saga se editaron con papel reciclado. La circulación de los libros electrónicos, en cambio, no requiere la caída de ningún árbol.
Las ventajas del papel
Del otro lado están, claro está, las ventajas de los libros de papel. Unas ventajas que, para sus amantes, son invencibles, insuperables. Se resumen en las siguientes:
El aspecto emocional. Como ya se ha mencionado, para quienes crecieron leyendo libros de papel, las características de esa experiencia tienen un peso determinante. El libro no es solo un texto, sino -sobre todo- un objeto. Leerlo también es ver cómo se gasta y envejece con el paso del tiempo, y es conocer un diseño en particular, y una tipografía, incluso unas erratas y unos fallos que hacen que cada ejemplar sea único.
Nunca fallan. Un libro de papel nunca se quedará sin batería, ni se apagará o dejará de funcionar por motivos desconocidos, ni requerirá de la asistencia de un servicio técnico, ni será imposible de volver a ser leído por incompatibilidades de formatos o por la obsolescencia de los sistemas operativos.
Se pueden regalar y prestar. Un único ejemplar puede ser leído por muchas personas sin que eso represente ningún problema ni se haga nada ilegal. El diseño de los libros electrónicos, en cambio, incluye en general numerosos obstáculos para impedir la circulación de un archivo entre distintos usuarios, y aún no está claro cómo será, si es que en efecto se concreta, el régimen del préstamo de libros electrónicos en las bibliotecas públicas.
Se recuerdanmás y mejor. Numerosos estudios han comprobado que los textos leídos en papel se fijan mejor en la memoria que los leídos de una pantalla digital. Además, los textos en papel también contribuyen con la comprensión y la concentración de los lectores (en parte porque no incluyen hipertexto ni contenidos interactivos ni multimedia). Un trabajo afirma incluso que “el cerebro prefiere el papel”. Por supuesto, todos estos trabajos han sido realizados sobre personas que en sus primeros años de vida leyeron textos impresos. Tal vez para los nativos digitales no existan estas diferencias entre ambas formas de lectura.
No todos los libros están digitalizados. Así como hay libros mucho más fáciles de conseguir en formato electrónico que impreso, con otros sucede lo contrario, por el simple hecho de que no están digitalizados. En esos casos, tener un e-reader no servirá de mucho, ya que a quien quiera leerlo no le quedará otra que decantarse por el papel.
No generan basura tecnológica. Es cierto que la producción de libros exige derribar árboles, pero estos son un recurso renovable “siempre que los bosques y plantaciones sean bien gestionados”, según afirma un documento de Greenpeace. Por lo demás, los libros de papel que terminan en la basura se biodegradan con mucha mayor facilidad y rapidez que los plásticos y sustancias químicas de los aparatos electrónicos.
Conforman una biblioteca. Para muchos amantes de la lectura, pocos lugares son tan agradables como una biblioteca, sea pública o privada. Recorrerla, perderse en ella, tomar un libro y otro, hojearlos, es una experiencia mucho más rica que recorrer un catálogo de archivos digitales y abrir algunos de ellos para leer algunas líneas. Paseos como esos llevan a menudo a descubrir obras o autores a los que no se hubiese llegado de otra manera y cuya lectura depara largas horas de felicidad.
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