De casa a la oficina, después al gimnasio o cualquier otra actividad, y de vuelta de nuevo a casa. Cada día muchas personas usan botellas de agua reutilizable, diseñadas para resistir el uso cotidiano y habitual sin problema alguno. Son cómodas y nos acercan a lo que consideramos un uso sostenible y saludable para el planeta.
Pero llevar la botella de agua de aquí para allá todo el día, vaciándola y volviéndola a llenar sin tan siquiera lavarla un poco puede acarrearnos algún problema. Si atendemos a algunas de las investigaciones hechas al respecto encontraremos los motivos por los que es mejor prestarles algo más de atención, sobre todo en lo que a higiene se refiere. Y es que debemos tener presente que pueden suponer un riesgo si no las lavamos como es debido. El problema reside en que pueden acumular bacterias y moho en el interior.
¿Qué podemos encontrar dentro de la botella?
En primer lugar, debemos tener presente que el agua no es un alimento estéril y, por tanto, es posible que crezcan bacterias si pasan unos días y no vaciamos la botella. Dentro encontramos todos los ingredientes ideales para fomentar el crecimiento bacteriano: humedad, contaminación y, a menudo, temperaturas cálidas. Los niveles de contaminación se ven afectados por el uso y los comportamientos de limpieza porque, en primer lugar, tocamos nuestras botellas con las manos y la boca, y lo que estamos haciendo con este sencillo gesto es facilitar la transmisión de bacterias, sobre todo estafilococos o estreptococos.
Si tenemos las manos sucias podemos contaminar fácilmente la botella de agua con bacterias como E.coli y otras como Salmonella y Staphylococcus aureus. En el estudio citado antes, los expertos encontraron que más del 20% de las muestras tenían bacterias coliformes, que son materia fecal. También a algunos mohos también les encanta vivir en nuestra botella, como las especies Aspergillus y Penicillium.
Pero es que, además, el material de la botella también importa a la hora de hablar de contaminación. Tras probar cuatro materiales de botellas –plástico duro, plástico blando, metal y vidrio– los expertos encontraron que el exterior de la botella de vidrio es el que tiene menos cantidad de gérmenes, contrariamente a las de metal. El plástico duro y blando, en cambio, tienen la misma cantidad aproximadamente, a medio camino entre el metal y el vidrio.
También lo que llevamos dentro marca una gran diferencia en la presencia o no de sustancias indeseables. Si, en lugar de llevar agua usamos las botellas para otros líquidos como bebidas energéticas o té, solo estamos aumentando la probabilidad de crecimiento bacteriano.
A todo esto debemos añadir otro problema: la presencia de varias sustancias químicas distintas en el agua del grifo almacenada en botellas de plástico reutilizables. En esta otra investigación los expertos detectaron más de 400 sustancias distintas en el agua de las botellas usadas durante 24 horas.
Cómo lavar las botellas reutilizables
Parece obvio, por tanto, que existe un vínculo claro entre una botella de agua sin lavar y el crecimiento de gérmenes y que, por tanto, tenemos que lavarla bien. Para ello, una de las primeras cosas que haremos es comprobar si puede ir en el lavavajillas y, si es así, la lavaremos en la rejilla superior donde conseguiremos que el calor nos garantice la desinfección del recipiente.
Pero si la botella no puede ir en el lavavajillas también la podemos lavar a mano con detergente y agua caliente, que nos ayudará a eliminar de forma más fácil la suciedad y los microbios, desenroscando la tapa y quitando cualquier pieza que pueda separarse, como posibles válvulas. Si la esponja no llega a todos los rincones, que es lo que sucede en la mayoría de los casos, podemos usar un cepillo largo que nos permita frotar el interior y el fondo con el agua y el jabón.
Si el tapón tiene una especie de pajita más pequeño podemos usar un cepillo también más diminuto para que llegue a todos los rincones. Es muy importante prestar atención a la parte del tapón, sobre todo si tiene alguna junta de goma, donde es más probable que crezcan hongos y suciedad. Siempre, en todos los casos, debemos asegurarnos de eliminar bien los restos de jabón.
Una vez la botella está limpia es importante que la sequemos bien antes de guardarla porque los ambientes húmedos ayudan al crecimiento bacteriano.
¿Cada cuánto tiempo tenemos que lavar la botella de agua? Ya hemos visto que la higiene es importante para reducir la presencia de microorganismos y porque las bacterias se replican rápidamente y podrían formar biopelículas. ¿Por qué lavamos los platos después de cenar pero no hacemos lo mismo con las botellas de agua, que llevamos de un lado a otro todos los días?
Si la usamos a diario es importante lavarla también a diario, después de cada uso, y desinfectarla al menos una vez a la semana, sobre todo si las utilizamos para llevar bebidas azucaradas u otras más calientes como café o té. Para desinfectarla, lo más efectivo es usar una solución suave de lejía y agua, dejarla reposar durante unos cinco minutos, enjuagar muy bien hasta que desaparezca todo el olor a lejía y secar bien.
Qué otros cuidados tenemos que tener presentes
Aunque una higiene correcta nos ayudará a garantizar la limpieza de nuestra botella hay otros pasos adicionales que podemos seguir:
- Enjuagar después de cada uso, aunque sea solo con agua, nos puede ayudar a eliminar los residuos que pueden provocar la acumulación de bacterias y olores. Pero, si hacemos esto, deberemos asegurarnos de que la botella se seque bien.
- No dejarlas expuestas al sol ni a temperaturas elevadas, como las que se alcanzan dentro del coche en verano: las temperaturas cálidas y el tiempo aceleran el crecimiento de gérmenes.
- Evitar compartir la botella con alguien más porque podremos estar introduciendo otros contaminantes.
- Guardar la botella limpia y seca, eliminando el resto de agua que nos haya podido quedar durante el día, y nunca hacerlo medio llena porque la humedad puede provocar el crecimiento bacteriano.
Si la botella de agua está dañada, con golpes o magulladuras en la superficie, o está deformada, puede ser más difícil limpiarla a fondo y eliminar las bacterias y hongos. Entonces es posible que haya llegado el momento de considerar sustituir nuestra vieja botella por otra nueva.