Café y embarazo: una relación polémica y peligrosa

Cafeína y embarazo no son una buena asociación, según los estudios más recientes.

Cristian Vázquez

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La relación entre consumo de café y embarazo es un tema que a menudo genera controversias. Aunque existen recomendaciones precisas por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la mayoría de los organismos de mayor prestigio en este campo, cada cierto tiempo se publica un nuevo estudio que vuelve a poner en tela de juicio tales consejos.

Es lo que acaba de suceder. Un artículo publicado a finales de agosto por investigadores de la Universidad de Reikiavik, Islandia, señala que no existe una dosis máxima de cafeína diaria que sea segura para las mujeres embarazadas y las que están buscando un embarazo. Para ellas, por lo tanto, la indicación sería evitar por completo el consumo de café.

Aborto espontáneo, muerte fetal, bajo peso al nacer, talla pequeña para la edad gestacional y leucemia aguda infantilestos son los problemas que, con mayor frecuencia, aparecen asociados con el consumo de café durante el embarazo, aunque sea en pequeñas cantidades. Así lo afirma este metaanálisis publicado en la revista especializada BMJ Evidence-Based Medicine.

La reacción inmediata de la comunidad científica ha sido de cautela. Si bien la investigación de James se basa en 42 estudios elaborados en las últimas dos décadas, en los últimos años ha habido numerosas publicaciones sobre esta cuestión, muchas veces con resultados contradictorios. Por eso, en general los expertos evitan -al menos por ahora- una recomendación tan contundente como erradicar el café de las embarazadas.

No evitar por completo el café, pero sí beber poco

El consejo de la OMS y otros organismos consiste en limitar la ingesta de cafeína durante el embarazo. Una ingesta excesiva, explica, “puede asociarse a restricciones del crecimientoreducción del peso al nacer, parto prematuro o muerte intrauterina”. En consecuencia, pide disminuir su consumo a las mujeres embarazadas “con una gran ingesta diaria”: más de 300 miligramos (mg) por día.

Uno de los estudios más valorados sobre este tema, citado como fuente por la OMS, es una revisión publicada en 2015 por científicos de la Universidad de Columbia Británica, Canadá. Tal revisión había hallado solo un trabajo con la suficiente rigurosidad sobre el tema, el cual mostraba una posible asociación de bajo peso al nacer y posible parto prematuro con el consumo elevado de café. Añadía que, sin dudas, hacen falta más investigaciones para confirmar esa posible relación.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, por su parte, señala que un consumo moderado de cafeína -menos de 200 mg por día- “no parece ser un factor de riesgo importante de aborto espontáneo o parto prematuro”. Pero apunta que la posible relación entre la ingesta de cafeína y las dificultades para el crecimiento del bebé no se han determinado con precisión. Esta opinión fue enunciada hace una década y reafirmada en 2018.

Sobrepeso infantil, otro posible riesgo del café en el embarazo

También en 2018 se publicó un nuevo trabajo, elaborado por científicos noruegos y basado en datos de casi 51.000 bebés y sus madres. Explicaba que el consumo de café durante el embarazo podría tener una consecuencia negativa no considerada hasta entonces: el sobrepeso en los niños. Según sus conclusiones, los niños expuestos durante su gestación a grandes cantidades de cafeína (más de 300 mg diarios) a los ocho años de edad pesaban, en promedio, casi medio kilo más que quienes no lo habían estado.

Más aún: la exposición a cualquier nivel de cafeína indicaba unas mayores probabilidades de que los pequeños padecieran algún tipo de sobrepeso entre los 3 y 5 años de edad. Debido a eso, los autores del trabajo sugerían que “podría ser recomendable” evitar por completo el consumo de café y otros productos que incluyen cafeína en su composición.

No obstante, una de las mayores debilidades de estos estudios es que todos ellos son observacionales: comparan el consumo de café -u otros productos con cafeína- durante la gestación con el desarrollo de esos embarazos o de los niños. Lo que surge de esas comparaciones son datos estadísticos, pero en ningún caso relaciones de causa y efecto. Es decir, ninguno ha comprobado que la cafeína sea el motivo directo del sobrepeso, el bajo peso al nacer, el riesgo de parto prematuro o alguno de los otros problemas ya mencionados.

Lo que sí se sabe, en cualquier caso, es que la cafeína tiene la capacidad de traspasar a gran velocidad los tejidos del cuerpo humano, incluidos los de la placenta, y que durante el embarazo el organismo tarda más tiempo en eliminar esa sustancia. De ahí las recomendaciones de limitar su consumo, a la espera de datos que corroboren o rectifiquen lo que se sabe hasta ahora.

¿A cuánto café equivale el máximo sugerido de cafeína?

Si se considera que una taza de café tiene una capacidad de unos 50 mililitros, basta con beber una taza y media de café expreso para ingerir 200 mg de cafeína, el máximo recomendado por los especialistas para cada día. En el caso de otros tipos de café, como el instantáneo, se requieren unas cinco tazas para llegar a esa cantidad. 

El descafeinado contiene algo de cafeína, pero muy poco: haría falta un centenar de tazas para un resultado similar. Estos datos surgen de un artículo en la revista especializada ‘Journal of Food Science’. Por supuesto, el café no es el único producto que contiene cafeína. También los refrescos de cola incluyen tal sustancia. 

Para tomar 200 mg de cafeína hay que tomar alrededor de dos litros de esas bebidas. El caso es que, si una embarazada ingiere esa cantidad, el problema no radicará tanto en la cafeína sino en el alto contenido de azúcar que tales refrescos incluyen. También hay que tener precaución con el té y otras infusiones, que incluyen unas cantidades de cafeína no tan pequeñas.

En promedio, también basta con el contenido de dos tazas (más grandes que las de café: de unos 200 mililitros) para alcanzar el máximo recomendado de 200 mg. Dentro de estas infusiones se incluye el mate, que puede ser más riesgosopues, como no se bebe en taza, no es tan fácil saber cuánto se ha bebido.

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