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Estos medicamentos pueden provocar reacciones en la piel si te expones al sol

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Muchas personas aseguran que tienen “alergia al sol” para referirse a una serie de síntomas y alteraciones en la piel que les aparecen tras tomar el sol, en ocasiones simplemente tras exponer los brazos o las piernas a este en invierno o primavera.

En realidad, el término concreto para esta serie de reacciones negativas, con diferentes manifestaciones y que se producen en contacto con la radiación solar, es el de “fotosensibilidad”. Pues una alergia en sentido estricto es un trastorno que se produce por una reacción del sistema inmunitario del cuerpo contra sí mismo (autoinmune) y aquí dicho sistema no se activa.

Así lo explica la alergóloga María Dolores del Pozo Gil en un artículo que forma parte del Libro de las enfermedades alérgicas, editado por la Fundación BBVA, en el que aclara que “en la actualidad la causa más frecuente de reacciones fotoalérgicas son las cremas de protección solar y los medicamentos antiinflamatorios que se aplican en la piel”.

No obstante, sí se producen una serie de síntomas en ocasiones que se parecen a los de las alergias y que se deben a una interacción entre productos químicos que se encuentran en la piel y la radiación UV que los activa.

Según la Clínica Mayo, los más comunes son:

  • Enrojecimiento de la piel
  • Ampollas
  • Ronchas
  • Picor o dolor
  • Descamación
  • Sangrado 
  • En ocasiones, pequeños bultos

Los medicamentos con los que no es aconsejable tomar el sol

La Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) explica que “existen más de 300 fármacos –muchos de uso habitual– que pueden producir fotosensibilidad: reacciones anormales en la piel mediadas por la exposición solar”.

La SEFAP enumera diversos medicamentos que pueden causar fotosensibilidad en diferentes grados, así como fototoxicidad, entre los que destacan:

  • Antiinflamatorios no esteroideos como ibuprofeno, diclofenaco (Voltaren), ketoprofeno (Enantyum) o naproxeno (Altargin).
  • Antibióticos como norfloxacino (Norfloxacino) o azitromicina (Zitromax y Zmax).
  • Anticonceptivos orales como etinilestradiol, estradiol o las conocidas como “píldora del día después” levonorgestrel.
  • Antihipertensivos como losartán (Cozaar, Fortzaar, Soluvass) o enalapril (Acetensil, Baripril, Clipto, Crinoren, Dabonal, etc.).
  • Reductores del colesterol (estatinas) como atorvastatina (Cardyl, Colator, Prevencor, Thervan, Zarator) o simvastatina (Alcosin, Arudel, Belmalip, Colemin, Glutasey, Histop, Lipociden, Pantok, Zocor).
  • Protectores estomacales como ranitidina (Alquen, Ardoral, Leiracid, Ranidin, Ranuber, Tanidina, Terposen, Zantac) u omeprazol (rapride, Audazol, Aulcer, Belmazol, Ceprandal, Dolintol, Elgam, Emeproton, Gastrimut, Losec, Miol, Novek, Nuclosina, Omapren, Ompranyt, Parizac, Pepticum, Prysma, Ulceral, Ulcesep, Zimor).
  • Lorazepan (Orfidal, Xanax), Diezepam (Valuim) y otras benzodiacepinas.

Por su parte, el Butlletí de Farmacovigilància de Catalunya clasifica como potencialmente fototóxicos a los siguientes fármacos:

Antimicrobianos:

  • Fluoroquinolonas y ácido nalidíxico
  • Tetraciclinas: tetraciclina, doxiciclina, minociclina
  • Sulfonamidas: cotrimoxazol, sulfasalazina
  • Cefalosporinas: cefotaxima, ceftazidima
  • Antifúngicos: griseofulvina, voriconazol, itraconazol
  • Fármacos para la tuberculosis: isoniazida, pirazinamida
  • Antipalúdicos: quinina, cloroquina, hidroxicloroquina, atovacuona/proguanil
  • Fármacos para la hepatitis C/VIH: inhibidores de la transcriptasa inversa (efavirenz, tenofovir), de la proteasa (simeprevir) y de la polimerasa (faldaprevir)

Fármacos cardiovasculares:

  • Tiazidas, furosemida, amiodarona, dronedarona, quinidina, IECA
  • Estatinas
  • Antagonistas de los canales de calcio (nifedipino, amlodipino, diltiazem)
  • Antagonistas del receptor de la angiotensina II

Hipoglucemiantes:

  • Sulfonilureas, metformina, sitagliptina

Retinoides:

  • Etretinato, acitretina, isotretinoína

Psicofármacos:

  • Antipsicóticos (clorpromazina, tioridazina)
  • Antidepresivos tricíclicos (imipramina, clomipramina), ISRS, venlafaxina
  • Ansiolíticos (alprazolam, clordiazepóxido)

Quimioterápicos

  • Inhibidores de BRAF (vemurafenib)
  • Inhibidores del VEGF (vandetanib, erlotinib)
  • Crizotinib, imatinib, fluorouracilo, tegafur, dacarbazina, taxanos, doxorubicina, vinblastina

Otros:

  • Pirfenidona
  • Psoralenos
  • Porfirinas
  • Antihistamínicos (difenhidramina, mequitazina)
  • Eculizumab, leflunomida, mesalazina, tocilizumab, carbamazepina

¿Quién tiene más riesgo de sufrir estas interacciones?

La SEFAP aclara que no por estar tomando estos medicamentos y tomar el sol a la vez tenemos que sufrir reacciones de fotosensibilidad y fototoxicidad, sino que hay personas con mayor riesgo que otras. Y al contrario de lo que se podría pensar, las personas de piel más oscura son más sensibles que las de menor pigmentación.

Además, la SEFAP explica que “existen algunos grupos poblacionales especialmente susceptibles”:

  • Pacientes con dolor crónico, especialmente los tratados con antiinflamatorios no esteroideos de forma recurrente
  • Pacientes oncológicos sometidos a tratamiento quimioterápico reciente
  • Pacientes psiquiátricos en tratamiento crónico con fenotiazinas
  • Pacientes con infecciones crónicas, especialmente aquellos tratados con quinolonas
  • Pacientes hipertensos o con alguna cardiopatía, en tratamiento con diuréticos tiazídicos
  • Ancianos y pacientes inmunodeprimidos

¿Cómo protegerse cuanto tomamos alguno de estos medicamentos?

La Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) recomienda en estas precauciones:

  • Utilizar filtros solares del máximo factor protector posible (recomendado FPS 50) o específicamente indicado para prevenir las reacciones de fotosensibilidad, cada dos horas, sobre todo en las zonas más sensibles o expuestas como el rostro, los hombros o el escote
  • Utilizar prendas de vestir preferentemente oscuras que eviten que los rayos solares entren en contacto directo con la piel, incluidos gorros, sombreros y gafas de sol
  • Evitar la exposición solar prolongada, principalmente en las horas centrales del día (de 11 de la mañana a 5 de la tarde), así como las fuentes artificiales de rayos ultravioleta (cabinas de bronceado artificial).
  • Si el medicamento se toma una vez al día, es mejor hacerlo por la noche, para que la concentración del principio activo fotosensibilizante sea menor en el momento de la exposición a la luz solar

Cómo actuar ante una reacción al sol

La SEFAP explica que si ya se ha tomado el sol y se ha sufrido interacción con alguno de los medicamentos citados, la primera medida es “interrumpir el tratamiento o disminuir su dosis”. Si no es posible, “se debe recurrir entonces a una adaptación posológica a las horas de menos luz y evitar al máximo la exposición a las fuentes naturales o artificiales de radiación UV”.

“Los cuadros eritemo-inflamatorios leves pueden aliviarse con la aplicación de lociones hidratantes y compresas húmedas frías”, según el citado órgano profesional, que añade que “para aquellas afecciones más intensas, puede ser necesario el uso de corticoides tópicos (hidrocortisona, betametasona o fluticasona) o la administración de un AINE vía oral”.

Para lesiones exudativas, las lociones astringentes pueden ser de utilidad el sulfato de cobre y el permanganato potásico. “Los corticoides sistémicos se reservarán únicamente para los cuadros más graves”, termina el documento de la SEFAP.