Los microgastos que pasan desapercibidos en tu día a día: ¿cuánto dinero pueden costarte a final de año?
En la economía doméstica tendemos, con toda lógica, a fijarnos y planificar con cuidado los grandes gastos: el alquiler, la hipoteca, la compra de un coche o las vacaciones. Sin embargo, cada día, pequeñas cantidades de dinero salen de nuestro bolsillo casi sin que nos demos cuenta. A primera vista, pueden parecer insignificantes, pero cuando se acumulan durante semanas, meses o años, estos microgastos pueden convertirse en una gran fuga de dinero.
Se consideran microgastos esos consumos cotidianos que realizamos sin pensar demasiado: un café en un bar, una suscripción mensual que olvidamos cancelar o una comida fuera de casa. La suma de todos estos pequeños gastos puede convertirse en un obstáculo para alcanzar objetivos financieros más grandes, como ahorrar para una casa, saldar deudas o construir un fondo de ahorro para posibles emergencias.
Por qué pasan desapercibidos los microgastos
Una de las razones principales por las que estos gastos hormiga suelen quedar fuera de nuestro radar financiero es la psicología detrás de ellos. Cuando los importes son pequeños, como uno o dos euros al día, el impacto inmediato parece irrelevante, y no lo registramos, como sí ocurre con los gastos más elevados. A menudo, estos gastos están relacionados con hábitos o recompensas instantáneas que sentimos que merecemos, como una chocolatina en la máquina de la oficina por la tarde o una película de pago en una suscripción de streaming. Este efecto se amplifica porque en general no solemos llevar un control detallado de los pequeños desembolsos, solo de los grandes, lo que dificulta ver el importe total a final de mes.
Además, en la era digital, los pagos automáticos y las compras por Internet facilitan aún más estas salidas silenciosas de dinero. Servicios como suscripciones a plataformas de streaming, compras dentro de las aplicaciones del móvil o cuotas de servicios que no usamos son ejemplos claros de microgastos que se quedan 'escondidos' en el flujo de gastos mensuales.
El efecto acumulativo de los microgastos
El riesgo principal de los microgastos está en su efecto acumulativo. Un gasto de tres euros al día en café, por ejemplo, puede parecer trivial, pero al final de un año representa cerca de 1.100 euros. Si añadimos otros pequeños caprichos, como comida rápida fuera de casa, aplicaciones móviles o el consumo extra de electricidad por dejar dispositivos en modo de espera, el impacto puede duplicarse o incluso triplicarse.
Los microgastos más comunes y con mayor impacto acumulativo suelen ser los que pasan desapercibidos. Estos son algunos de los más habituales:
- Café y bebidas fuera de casa: un café diario en un bar o cafetería, que puede costar entre uno y tres euros, es uno de los microgastos más comunes. Si sumamos una bebida adicional como agua embotellada o refrescos, el gasto anual puede superar fácilmente los 1.000 euros.
- Comidas entre horas: los sándwiches, galletas, o comida rápida que compramos por impulso son otro ejemplo claro de microgastos. Aunque puedan costar solo unos pocos euros cada vez, la acumulación de estos caprichos tiene un impacto considerable. Además, suelen estar asociados a decisiones impulsivas y, en ocasiones, a una peor salud.
- Suscripciones digitales: los servicios de streaming como Netflix, Spotify, Amazon Prime o suscripciones a aplicaciones y juegos móviles pueden sumar un importe significativo al mes. Muchas personas acumulan suscripciones que no usan regularmente, pero que siguen renovándose automáticamente.
- Apps y microtransacciones: las compras dentro de aplicaciones, como dentro de juegos móviles (para pasar de nivel, por ejemplo) o servicios adicionales (como almacenamiento en la nube) parecen irrelevantes en el momento de pago, pero son más euros que salen periódicamente de tu bolsillo.
- Comisiones bancarias: las comisiones de mantenimiento de cuentas y tarjetas de crédito, las comisiones por uso de cajeros automáticos de otros bancos o pagos por servicios adicionales han aumentado de forma continua en los últimos años y pueden suponer hasta 300 euros al año.
- Transporte innecesario: los viajes en taxis o servicios de VTC cuando podríamos caminar o usar un medio de transporte público también se suman al listado de microgastos. Esto incluye gastos como el alquiler de patinetes eléctricos o bicicletas en trayectos que podrían evitarse.
- Pedidos de comida a domicilio: los servicios de entrega de alimentos responden a dos sensaciones primarias, el hambre y la pereza por ponerse a cocinar. Sin embargo, aunque el coste de la comida sea razonable, los pagos adicionales como cobros por servicio, propinas y cargos por entrega pueden acumularse si los usamos a menudo.
- Electricidad y consumo pasivo: dejar electrodomésticos en modo de espera, mantener luces encendidas innecesariamente o cargar dispositivos durante más tiempo del necesario son microgastos energéticos. Aunque pequeños, el impacto acumulativo en la factura de la electricidad puede ser notable.
- Compras impulsivas: pequeñas compras en tiendas físicas u online, como accesorios, ropa de oferta, productos de decoración o gadgets que encontramos en los grandes distribuidores de china son gastos de los que en general no llevamos control.
- Gastos en ocio 'invisible': ir al cine, el teatro o un concierto son actividades que enriquecen nuestra vida y que realizamos socialmente, pero hay otros gastos asociados que hacen que salgan más caras de lo esperado, como tomar una copa en un bar antes o después, comer palomitas en el cine (a precio de oro) o una cerveza en un concierto.
- Gastos en loterías y apuestas: los billetes de lotería, quinielas o apuestas deportivas, aunque pequeños en cantidad, pueden representar un desembolso constante con muy bajo retorno económico.
- Tarifas de telefonía y datos móviles innecesarios: muchos usuarios pagan tarifas que exceden su consumo real de datos o servicios adicionales que no utilizan, como seguros para dispositivos o servicios de streaming incluidos en el plan.
Cómo evitar los microgastos
Los microgastos, tomados individualmente, pueden parecer triviales. Sin embargo, en conjunto, representan una cantidad considerable al final del año. Por ejemplo, tomemos solo tres:
- Un café diario de dos euros: 730 euros al año.
- Dos suscripciones de streaming a 10 euros mensuales: 240 euros al año.
- Dos pedidos de comida a domicilio al mes (unos 20 euros por pedido): 480 euros al año.
- TOTAL: 1.450 euros al año
Ese dinero podría ir destinado a construir un 'colchón' para emergencias, o incluso unas vacaciones. Tomar conciencia de estos microgastos y evaluar cuáles realmente nos aportan es un ejercicio que puede resultar muy satisfactorio. Estos son los pasos para identificarlos:
- Identificar el origen de los microgastos: implica revisar detenidamente los movimientos bancarios y llevar un registro de todos los gastos, por pequeños que sean, durante al menos un mes.
- Apps de gestión financiera: estas aplicaciones nos permiten etiquetar y analizar cada gasto, lo que facilita identificar patrones. También permiten poner límites a estos gastos y enviar alertas.
- Establecer prioridades: no implica eliminar todas las pequeñas cosas buenas de la vida, sino quedarnos de manera consciente con las que nos dan verdadera satisfacción. Por ejemplo, si el café diario en un bar es importante para tu rutina y tu vida social, puede ser más razonable recortar en otros gastos que no utilizas ni te benefician.
- Automatizar el ahorro: En lugar de dejar que el dinero 'sobrante' se diluya en pequeños gastos, puedes destinar automáticamente una parte del ingreso mensual a una cuenta de ahorro o inversión.
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